PROGRAMA vs PROYECTOS
Texto e ilustración de O COLIS**
17
de septiembre de 2016
Me
resulta extraño que ningún partido político español o del Estado Español
se ocupe prioritaria y urgentemente de la argumentación y estrategias (e
información a la ciudadanía) para el rechazo del TISA, TTIP y CETA,
porque este último entraría ya en su recta final de negociaciones en
noviembre y los otros ya se están implementando en las leyes de los
Estados miembro de la UE. La lucha por el poder representativo les está
quitando a los partidos capacidad y energía para estar en lo que
deberían estar por el bien de aquellos a los que dicen quieren
representar, a los españoles. No me extraña mucho (no me extraña nada)
en los políticos y los partidos que trabajan directamente para las
grandes corporaciones internacionales (en algunos casos sin tapujos ni
circunloquios, directamente y a las claras), que saldrán tan
beneficiadas de estos tratados. Pero me parece muy desanimante que
Unidos-Podemos dé prioridad absoluta a su encaje de bolillos consigo
mismo y no haga caso de lo que las organizaciones ciudadanas de base
están denunciando (y de lo que han, hemos, trabajado hasta ahora en
proyectos concretos) a propósito de estos tratados y, por supuesto,
tampoco hagan caso de todo lo demás. En cierta manera me recuerda lo que
ya sucedió con el PSOE a partir de 1982, cuando las organizaciones de
base que impulsaron el cambio se vieron prácticamente disueltas o
fagocitadas por la estructura arriba abajo de los psoecialistas. Con
respecto a los proyectos en que las organizaciones de base o en el 15M
estamos trabajando, la actitud de Unidos Podemos será fundamental para
saber qué posición tienen no sólo respecto a esos proyectos, sino a
nosotros mismos. La capacidad de los movimientos ciudadanos por acometer
programas concretos (sin tener que responder a lo concreto de ningún
programa electoral) está chocando frontalmente con la creación de un
programa general por parte de Unidos Podemos. O más específicamente, el
15M (genetrix) y otras organizaciones ciudadanas anteriores al 15M están
chocando con UP, porque UP no se da cuenta de que sus Círculos no
representan ni al 15M ni a todos los demás movimientos, ni al enfoque de
los proyectos concretos que llevamos trabajando tanto tiempo (en algunos
casos cerca ya de 10 años). La esencia política del 15M está en el
rechazo a la democracia representativa, en la creencia de que la única
democracia que nos puede ayudar para cambiar el sistema será la
democracia participativa, y no sé si Unidos-Podemos está tan seguro de
esto. Es muy, muy preocupante.
Ahora, ya por fin, parece muy evidente para todos que “el trío de los
sevillanos” que irrumpió en Suresnes para cambiar la identidad del
Partido Socialista en el exilio y facilitar la transición pacífica en
España hacia una democracia representativa que incluyera a los
franquistas (a los que había que disfrazar primero de demócratas), era
lo que la comunidad internacional capitalista, y las grandes
corporaciones internacionales que se agazapaban tras ella, pretendía a
través del liderazgo del “socialismo sin marxismo” de Felipe González.
Para ello el PSOE tenía que asumir a todas las organizaciones que
lucharon en la clandestinidad contra el franquismo, y a todos los
partidos políticos clandestinos, excepto al PCE (porque suponían sería
imposible e incluso vendría bien estratégicamente legalizarlo para
ponerlo de ejemplo de totalitarismo intransigente o reverso de la misma
moneda franquista). El partido de los caciques que representaba AP, una
vez disuelta la ensaladilla nacional que formó Adolfo Suárez, y que se
veía era puramente transicional, se asentaría como alternativa
democrática de la derecha neoliberal (o neocaciquil como la nombró
Naredo), a la que introduciría muy democráticamente la propia
socialdemocracia. Felipe González y sus delegados hicieron muy bien su
trabajo, convenciendo a muchas organizaciones populares de que la única
forma de llevar a cabo el desideratum de todas ellas era si las
representaba el PSOE (para el pueblo, por el pueblo, pero sin el
pueblo). Así se asentó la democracia representativa de pseudo izquierda,
en la que la opinión y trabajo de todos importaba sólo a la hora de
trabajar en favor del voto al PSOE, puesto que se generó el axioma que
votar a cualquier otro partido antifranquista, anticapitalista,
feminista, ecologista, sin fronteras, o incluso no votar, la abstención
como protesta, era inútil. La democracia representativa, tanto de la
socialdemocracia como de la derecha neocaciquil, consiste
fundamentalmente en eso: en votar, en convencernos de que nuestra única
participación posible en la democracia consiste en delegar, convencidos
absolutamente, en los representantes de los partidos votados, porque
ellos se encargarán de interpretar nuestro desideratum y nuestros
proyectos. Y si es que terminara por ser así en el caso de Unidos
Podemos, resultaría que este partido sólo representaría el recambio del
PSOE para esta época, otra forma socialdemócrata de interpretar las
reformas y los retoques, tal y como los diseñaran finalmente en su
programa, o Programa, y nuestro cometido, una vez más, el de quienes
buscamos recuperar el “común” y que se respete y se cumpla nuestro
derecho de participar en política, sería otra vez sólo votarles de vez
en cuando y contestar sólo cuando se nos preguntara. Muy preocupante.
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** Texto
publicado en su muro de facebook:
http://www.facebook.com/octavio.colisaguirre.3
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