Una sociedad construida sobre el asesinato de masas...

 

El máximo extremo al que lleva la lógica de una sociedad construida sobre el asesinato de masas no es a una súbita locura, sino a una larga historia de asesinatos de masas que vienen a cerrar el círculo.

 

Por: Glen Ford*

Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org

Como nativo-norteamericano de origen, crecí viendo películas de indios y vaqueros como un juego en el cual se mataba a todos los indios, y cuyo momento culminante se producía cuando los tipos blancos rodeados en el vagón del tren hacían caer a tiros a los indios de sus caballos, hasta que todos los pieles rojas morían, muy en silencio. Los indios no gritaban mucho de dolor cuando eran acribillados a balazos; simplemente espiraban al recibir el impacto. Lo mismo ocurría con los dentudos japoneses, una fila tras otra, cargando contra las ametralladoras de los norteamericanos, caían instantáneamente muertos en silencio. Estos rituales cinematográficos de muerte eran, de alguna manera, bastante limpios, casi antisépticos, todo puesto en escena para el más amplio consumo popular con el fin de demostrar la inevitabilidad –y la justicia cósmica– de la victoria final sobre las razas más oscuras.

Se trataba de la leche materna de la nación americana blanca, que es por lo que Richard Prior y chicos como yo éramos fanáticos de los indios. El asesinato de masas está en el núcleo de la religión nacional norteamericana, que es una celebración de una marcha genocida a través del continente, lleno de otros seres humanos condenados. La contribución norteamericana a la cultura europea fue “invitar a todas las naciones de Europa” a venir a estas costas y convertirse en conciudadanos blancos, cuyo estatus fue definido para segregar a los negros y los pocos indios que quedaban. Se organizaban rituales donde se quemaba a los negros, organizados como festivales públicos, a los que asistían miles de personas, que se colocaban en orden para escenificar y reafirmar el derecho al asesinato de la colectividad blanca. Este monopolio de la violencia era lo que les convertía en norteamericanos blancos.

La política exterior de Estados Unidos refleja sus orígenes y su horrible evolución que les convierte en una turba global intrusiva, que se empodera a sí misma para asesinar a voluntad. Un millón de Filipinos a comienzos del siglo XX; bombardeo aéreo de los poblados haitianos menos de una generación después, el totalmente injustificado aniquilamiento de dos ciudades cuando la Segunda Guerra mundial estaba acabada; dos millones de coreanos muertos poco tiempo después; tres millones de muertos vietnamitas en la década siguiente Y desde 1995, seis millones de congoleños, todos y muchos más masacrados en nombre de la superioridad de la civilización Estadounidense, el horrible opio de las masas norteamericanas blancas.

¿Qué clase de seres humanos producen tal cultura? Parafraseando la Biblia “por sus masacres los conoceréis”. El moderno asesinato en masa norteamericano es un abrumador fenómeno de los norteamericanos blancos. Sin embargo, pocos blancos se preguntan por qué se da este fenómeno. ¿“Qué problema hay con la Norteamérica blanca”? Parece que la Norteamérica blanca carece de la capacidad de autocrítica. No es capaz de entender la verdad sencilla de que una cultura que celebra la aniquilación de pueblos enteros de forma desenfada y sin sentido de culpa o al menos de introspección para pensar en ello, está desprovista de valores humanos desde su propio núcleo. Al final, se vuelve contra sí misma. Esta es la sencilla razón de Newton, de Columbine y de Aurora. La misma deformación cultural crea un inmenso mercado para los juegos de consola como el popularísimo “El Credo de los Asesinos”, cuya última versión combina asesinatos individuales y en grupo con acontecimientos de la Guerra Revolucionaria Norteamericana. Los chavales norteamericanos pueden simular asesinatos en masa durante todo el día y sentirse patrióticos e inteligentes mientras lo hacen. “El Credo de los Asesinos” cuenta con un elenco interracial de asesinos (posiblemente en deferencia al tipo marrón que ocupa la Casa Blanca, que tiene en su poder la “Lista de Asesinatos Definitiva”) Es el equivalente moderno de las películas de indios y vaqueros de mi juventud. La misma enfermedad contagiosa.

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* Pueden ponerse en contacto con Glen Ford, editor exclusivo de Back Agenda Report, en Glen.FordBlackAgendaReport.com

 

Fuente: http://www.blackagendareport.com/content/ultimate-logic-society-built-mass-murder


 

 

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Zona izquierda   2005