Ilustraciones de
O COLIS
Traducido por Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org
Cuando se habla de la "crisis" entre Ucrania y Crimea podría resultar
higiénico para los estadounidenses, incluyendo la casta política, los
expertos de los think-tanks, y las cabezas parlantes, recordar dos
acontecimientos impactantes ocurridos en "las primeras luces del
amanecer" del imperio Americano: en 1903, a raíz de la Guerra
Hispano-Norteamericana, bajo la presidencia de Theodore Roosevelt,
Norteamérica tomó el control de la parte sur de la Bahía de Guantánamo
mediante un tratado cubano-americano que reconoce la total soberanía de
Cuba sobre esta base; un año después de la revolución bolchevique, en
1918, el presidente Woodrow Wilson envió 5.000 soldados estadounidenses
a Arkhangelsk en el norte de Rusia para participar en la intervención
aliada en la guerra civil de Rusia, que levantó el telón de la Primera
Guerra Fría. Por cierto, en 1903 no estaba Fidel Castro en La Habana ni
en 1918 estaba Josif Stalin en el Kremlin.
También resultaría conveniente señalar que este enfrentamiento en
Ucrania y Crimea está teniendo lugar en el resplandor sin fin de la
Segunda Guerra Fría y en un momento de la puesta del sol en el Imperio
Americano, al igual que se puso en el Flandes español, y mientras emerge
un nuevo sistema de poder internacional de varias grandes potencias.
Y por supuesto, los imperios no solo tienen maneras de ascender y
prosperar, sino también de decaer y de extinguirse. Viene a colación una
de las preguntas interesantes y desafiantes de Edward Gibbon sobre la
decadencia y caída del Imperio Romano, que resulta de especial
relevancia en la actualidad. Gibbon, finalmente, llegó a la conclusión
de que, si bien las causas de la decadencia y ruina de Roma habían sido
estudiadas y explicadas satisfactoriamente, quedaba el gran enigma de
por qué este Imperio "había subsistido durante tanto tiempo." Realmente,
las causas internas y externas de esta longevidad son muchas y
complejas. Pero hay un aspecto que merece especial atención: la
dependencia de la violencia y la guerra para frenar y retrasar lo
inevitable. En los tiempos modernos y contemporáneos, los imperios
europeos siguieron luchando no sólo entre ellos, sino también contra los
"pueblos hoscos recién capturados, mitad-demonio y mitad niño", en el
momento en que estos se atrevieron a resistir y finalmente a levantarse
contra sus señores colonial-imperialistas. A partir de 1945 en la India
y Kenia; en Indochina y Argelia; en Irán y Suez; en el Congo. Ni qué
decir tiene que a día de hoy sigue la resistencia de los pueblos, que el
Imperio de EEUU y los imperios europeos caídos unen sus esfuerzos para
salvar lo que se pueda en las tierras ex-coloniales de todo el Gran
Oriente Medio, África y Asia.
No se puede negar que el imperio informal único de América, sin
asentamientos de colonos, se precipitó de cabeza por todo el mundo,
durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Lo hizo gracias a haber
quedado a salvo de la enorme y horrible pérdida de vidas, de la
devastación material y la ruina económica que sufrieron todos los demás
beligerantes principales de los Aliados y el Eje. Para arrancar, se
produce el surgimiento del "complejo militar-industrial" de Estados
Unidos, creando de la noche a la mañana su potencial bélico, junto con
el poder económico y una forma de imperialismo suave y momentáneamente
única de Pax Americana.
A estas alturas, el peculiar imperio americano no se encuentra ya en su
apogeo. Sus tendones económicos, fiscales, sociales, cívicos y
culturales están seriamente debilitados. Al mismo tiempo, los países
llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) e Irán están
reclamando su lugar en el concierto de las potencias mundiales en el
que, durante un tiempo, todos y cada uno lucharán por establecer las
reglas de un nuevo modelo de mercantilismo en una economía capitalista
globalizada llamada economía capitalista de "libre mercado".
La espléndida era de EEUU en ultramar, de "pie a tierra y cambio de
régimen" está empezando a llegar a su fin. Incluso en la esfera
hegemónica decretada por la Doctrina Monroe, hay un mundo de diferencia
entre las intervenciones de antaño y las de hoy en día. En los buenos
viejos tiempos no tan lejanos, EEUU entraba a toque de corneta en países
como Guatemala (1954), Cuba (1962), República Dominicana (1965), Chile
(1973), Nicaragua (1980), Granada (1983), Bolivia (1986), Panamá (1989)
o Haití (2004), y, casi invariablemente, no precisamente para entronizar y empoderar a
regímenes más democráticos y socialmente progresistas. Actualmente
Washington puede decirse que anda con mucho más cuidado, ya que utiliza
una panoplia de organismos tipo ONG crípticas y agentes de Servicios
Especiales como hace en Venezuela. Lo puede hacer porque en todos los
ámbitos, excepto el militar, el imperio no sólo está enormemente
expandido, sino porque también en los últimos años los gobiernos /
"regímenes" de izquierda han surgido en cinco países de América Latina
que muy probablemente se convertirán en menos dependientes económica,
política y diplomáticamente, a la vez que menos temerosos de EEUU.
Aunque en gran parte sea subliminal, cuanto mayor es la sensación de
miedo que produce la decadencia imperial y su declive, mayor es la
hubris nacional y la arrogancia del poder que atraviesa la línea de los
partidos. Sin duda, el tono y el vocabulario con el que los
neo-conservadores y los conservadores de centro-derecha siguen
pregonando el excepcionalismo estadounidense autoproclamado único en la
historia, su grandeza e indispensabilidad, es más agudo que el de los
“liberales” de centro-izquierda que, en la refriega, tienden a tener
miedo de su propia sombra. En realidad, la posición y la retórica de
Winston Churchill, resulta emblemática en los conservadores y sus
compañeros de viaje de la época de la decadencia imperial de Occidente
que se superponía al auge y caída de la Unión Soviética y el comunismo.
Churchill era un ardiente antisoviético y anticomunista de primerísima
hora y se convirtió en un admirador discreto de Mussolini y Franco
antes, en 1942, proclamando alto y claro: "No me he convertido en primer
ministro del rey, a fin de presidir la liquidación del Imperio
Británico”. Por entonces y desde hacía ya tiempo, Churchill se había
convertido en pregonero del mantra “apaciguador” ideológicamente
encendido que formaba una sola pieza con el histórico “Telón de Acero”
de su discurso de marzo de 1946. Huelga decir que ni una palabra sobre
Londres y París, en el período previo a Munich, después de haber
ignorado o rechazado deliberadamente la oferta de Moscú de colaborar en
el problema checo de los Sudetes. Churchill y sus partidarios tampoco
admitieron nunca que el Pacto Ribbentrop-Molotov (pacto nazi-soviético)
de agosto 1939 se selló un año después de la firma del Pacto de Munich,
y que ambos eran igual de infames ideológicamente: calculados
movimientos de ajedrez geopolítico y militar.
Para estar seguros, a Stalin se le definía como un indescriptiblemente
cruel tirano. Pero fue la Alemania nazi de Hitler la que invadió y
devastó la Rusia soviética a través del corredor de la Europa Central y
Oriental, y fue el Ejército Rojo, no los ejércitos de los aliados
occidentales, el que a un coste horrendo, rompió la médula espinal de la
Wehrmacht. Si los principales países de la Unión Europea hoy dudan sobre
la imposición de una presión máxima mediante sanciones económicas contra
Moscú por su desafío en Crimea y Ucrania, no es sólo debido a su
probable efecto boomerang desproporcionado sobre ellos. Las potencias
occidentales, en particular Alemania, tienen un lugar de recogimiento
Continental Transatlántico y la narrativa de la Segunda Crisis de los
Treinta Años y la Guerra de Europa, seguido por la implacable guerra
fría-americana impulsada y financiada en contra del "imperio del mal"
casi hasta nuestros días.
Durante el gobierno de Nikita Kruschev y de Gorbachov, la OTAN, fundada
en 1949 y esencialmente dirigida y financiada por EEUU, ha presionado
inexorablemente contra de las fronteras de Rusia. Esto se convirtió en
una acción aún más descarada entre 1989 a 1991, cuando Gorbachov liberó
las "naciones cautivas" y firmó un pacto para la reunificación de
Alemania. Entre 1999 y 2009 todos los países “liberados” de Europa del
Este que formaban parte del antiguo Pacto de Varsovia y bordeaban Rusia,
así como tres ex repúblicas soviéticas Estonia, Letonia y Lituania,
fueron integrados en la OTAN, hasta representar casi un tercio de los 28
países miembros de esta alianza militar del Atlántico Norte. Solo
Finlandia optó por una neutralidad desarmada, primero en la Unión
Soviética y luego en la esfera rusa postsoviética. Durante todo el
tiempo Finlandia fue calumniada, no sólo por "apaciguar" a la
superpotencia nuclear vecina, sino también por ser un modelo de conducta
peligroso para el resto de Europa y el entonces llamado Tercer Mundo. De
hecho, durante la Guerra Fría perpetua, en la mayor parte del "mundo
libre", el término y el concepto de "finlandización" se convirtió en una
palabra horrible, casi a la par con comunismo, y más aún por ser bien
acogido por los críticos de los fanáticos de la Guerra Fría que
propugnaban una "tercera vía" o el "no alineamiento". Desde el
principio, la OTAN, es decir, Washington, no les quitaba ojo a Georgia y
Ucrania.
El 2 de marzo de 2014, el Departamento de Estado de EEUU emitió una
"declaración sobre la situación en Ucrania por el Consejo del Atlántico
Norte", en la que declaró que "Ucrania es un socio valioso para la OTAN
y miembro fundador de la Asociación para la Paz. . . [Y que] Los aliados
de la OTAN seguirán apoyando la soberanía de Ucrania, la independencia,
la integridad territorial y el derecho del pueblo ucraniano a determinar
su propio futuro, sin interferencias externas. El Departamento de Estado
también destacó que "además de su tradicional defensa de naciones
aliadas, la OTAN dirige por mandato de la ONU la Fuerza Internacional de
Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán y tiene misiones en curso
en los Balcanes y el Mediterráneo. También lleva a cabo ejercicios de
entrenamiento extensos y ofrece respaldo de seguridad a los socios de
todo el mundo, incluida la Unión Europea, en particular, pero también a
las Naciones Unidas y la Unión Africana".
En cuestión de días, después de que Putin monitorizara a la OTAN, el
propio presidente Obama, respondió en especie: un destructor de misiles
guiados cruzó el Bósforo en el Mar Negro para realizar ejercicios
navales con las armadas de Rumanía y Bulgaria; aviones F-15 de combate
adicionales fueron enviados a reforzar las misiones de patrulla de la
OTAN que se están realizando en los estados bálticos de Estonia, Letonia
y Lituania; y un escuadrón de cazabombarderos F-16 y una efusiva
compañía de “botas sobre el terreno” se apresuraron a entrar en Polonia.
Por supuesto que las tesis de los despliegues y refuerzos fueron
ostensiblemente ordenados a instancias de estos aliados de la OTAN a lo
largo de las fronteras de Rusia, puesto que todos sus "regímenes" de
entre guerras, y sobre todo durante la década de 1930, no habían sido
precisamente un dechado de democracia y porque su Russo-fobia-cum
anticomunismo les había acercado más a la Alemania nazi. Y una vez que
las legiones de Hitler se precipitaron en Rusia a través de las
fronteras de estos países, sectores nada insignificantes de sus
sociedades civiles y políticas no fueron precisamente inocentes
transeúntes, sino colaboradores en la Operación Barbarroja y el
genocidio judío.
Para estar seguro, el secretario de Estado, John Kerry, jefe de la
diplomacia de Obama, simplemente denunció el despliegue de Putin en los
alrededores de Ucrania y Crimea como un "acto de agresión con premisas
falsas y pretextos." Por si fuera poco, agregó, sin embargo, que "no se
puede invadir sin más otro país", y lo hizo en un momento en que no
había nada ilegal en el movimiento de Putin. Pero Hillary Clinton,
predecesora de Kerry, probable candidata a la nominación demócrata a la
Presidencia, en lugar de limitarse a demonizar a Putin como agente del
KGB no rehabilitado o de llamarle directamente mini-Stalin, entró
directamente a matar: "Ahora bien, si esto le suena familiar. . . es
como lo que Hitler hizo en los años 30”. Y como para suavizar su impulso
verbal, Clinton afirmó que “sólo quiero que la gente tenga un poco de
perspectiva histórica", por lo que deberían aprender de las tácticas de
los nazis en el período previo a la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto al senador republicano John McCain, derrotado por Barack Obama
en las elecciones a la presidencia en 2008, estaba en la misma longitud
de onda, cuando denunció que la política exterior de su antiguo rival
era "irresponsable", prácticamente invitó Putin a realizar su movimiento
agresivo, con la implicación tácita de que el presidente Obama era el
Neville Chamberlain de los últimos días, el avatar del apaciguamiento.
Pero en última instancia, fue el senador republicano Lindsey Graham,
quien dijo en voz alta lo que se susurraba en tantos pasillos del
establishment de la política exterior y en tantos consejos editoriales
de los medios de comunicación gubernamental-corporativos. Graham abogó
por "la creación de un nudo democrático alrededor de la Rusia de Putin".
Con este fin Graham conminó a preparar el terreno para que Georgia y
Moldavia se convirtieran en miembros de la OTAN. Graham también abogó
por el incremento de la capacidad militar de los miembros más
"amenazados" de la OTAN a todo lo largo de las fronteras de Rusia, junto
con una expansión del área cubierta por radar y los sistemas de defensa
antimisiles. En resumen, que "iba a enarbolar la bandera de la OTAN con
toda su fuerza alrededor Putin", en consonancia con la política de la
OTAN desde 1990. En la asunción de roles diferentes, mientras que el
senador Graham mantuvo el toque de tambor de tono duro en el Capitolio y
en los medios de comunicación, el senador McCain se apresuró a ir a Kiev
para reafirmar la "otra" voluntad de Estados Unidos, la resolución, la
competencia y el músculo, como si actuara bajo la irresponsabilidad del
presidente Obama y su equipo de política exterior. Se desplazó a la
capital de Ucrania una primera vez en diciembre, y por segunda vez a
mediados de marzo de 2014, como jefe de una delegación bipartita de ocho
senadores de ideas afines.
En la plaza Maidan de Kiev, o Plaza de la Independencia, McCain no sólo
se mezcló con la multitud y arengó a los enardecidos nacionalistas anti-rusos,
no pocos de ellos neonazis, sino que también se encontró con Victoria
Nuland, Subsecretaria Norteamericana de Estado para Asuntos de Europa y
Eurasia. Se ha hablado mucho de la revelación de su desafortunado
improperio “que le jodan a la UE" filtrado de su conversación telefónica
con el embajador de EEUU en Ucrania, Geoffrey Ryatt, así como de la
distribución de golosinas y empanadillas en la plaza Maidan. Pero lo que
realmente importa ala caso es que Nuland es una alta dirigente con
acceso a información privilegiada del establishment imperial de la
política exterior de Washington, donde sirvió con las administraciones
de Clinton y Bush antes de subir a bordo de la administración Obama, y
que mantiene estrechas relaciones con Hillary Clinton.
Además, Nuland está casada con Robert Kagan, un mago de la geopolítica,
que aunque es visto por lo general como un neo-conservador jurado, está
exactamente tan “integrado” y “es tan de la casa” como su esposa, entre
los republicanos y los demócratas de la corriente principal. Fue asesor
de política exterior de John McCain y Mitt Romney durante sus carreras
presidenciales en 2008 y 2012 respectivamente, antes de que el
presidente Obama dejara en ese abrazo algunos de los principales
argumentos de El Mundo Creado por América (2012), el último libro de
Kagan. En él se explica la manera de preservar el imperio mediante el
control ejercido por unas doce Flotas Navales formadas cada una en torno
a insuperables portaaviones de propulsión nuclear Mare Nostrum en el Mar
de China Meridional y el Océano Índico.
Como discípulo de Alfred Thayer Mahan como es natural, Kagan ganó sus
espuelas y su entrada a los círculos internos de quienes manejan los
hilos de la política exterior y militar, después de pasar años en la
Fundación Carnegie y la Brookings Institution. Eso fue antes y en 1997
se convirtió en co-fundador, con William Kristol, del proyecto
neo-conservador para el Nuevo Siglo Americano, comprometido con la
promoción del "liderazgo global" de Estados Unidos en la búsqueda de su
seguridad y sus intereses nacionales. Unos años más tarde, tras la
extinción de este think tank, Kagan y Kristol comenzaron a desempeñar un
papel de liderazgo en la Iniciativa de Política Exterior, como
descendiente de esa línea ideológica.
Pero la cuestión no es que el reparto de ensaimadas por parte Victoria
Nuland en la plaza Maidan puedan haber sido indebidamente influenciadas
por los escritos de su marido y sus compromisos políticos. De hecho, en
la cuestión ucraniana, es más probable que haya escuchado atentamente a
Zbigniew Brzezinski, otro geopolítico altamente visible que, sin
embargo, ha estado nadando exclusivamente en aguas demócratas desde
1960, cuando fue consejero de John F. Kennedy durante su campaña
presidencial y luego se convirtió en asesor de seguridad nacional del
presidente Jimmy Carter. Con su fuerte fijación en Eurasia, resultaría
más normal que Brzezinski hubiera destacado junto a Von Clausewitz, en
lugar de sobre los hombros de los matones de Mahan. Pero tanto Kagan
como Brzezinski son estadounidenses imperiales de sangre roja. En 1997,
en libro El Gran Tablero de Ajedrez, Brzezinski argumentaba que "la
lucha por la primacía global continuaría jugándose en el “tablero de
ajedrez” de Eurasia y que como "espacio nuevo e importante en [este]
tablero de ajedrez. . . Ucrania sería el pivote geopolítico porque su
misma existencia como país independiente ayudaba a transformar Rusia.
"En efecto," si Moscú recuperaba el control sobre Ucrania, con sus
[entonces] 52 millones de habitantes y sus grandes recursos naturales,
así como el acceso al Mar Negro, "Rusia" recuperaría de nuevo los medios
para convertirse en un poderoso estado imperial de gran extensión, que
abarcaría Europa y Asia "El guión no escrito de Brzezinski, uno de los
asesores de política exterior de Obama, indica: intensifique los
esfuerzos de los norteamericanos, por medios lícitos e ilícitos, para
separar Ucrania de la esfera de influencia rusa, incluyendo en especial
la península del Mar Negro, con su acceso al Mediterráneo oriental a
través del Mar Egeo.
En la actualidad, en lugar de centrarse en los resortes geopolíticos y
los objetivos de la "agresión" de Rusia contra Ucrania y Crimea,
Brzezinski ha centrado su atención en las nefastas intenciones y métodos
a la medida de Putin en el Gran Tablero de Ajedrez. Permitir a Putin
salirse con la suya en Ucrania-Crimea sería "similar a las dos fases de
la incautación de los Sudetes por parte de Hitler después de Munich en
1938 y la ocupación definitiva de Praga y Checoslovaquia a principios de
1938." Incontrovertiblemente, "mucho depende de la claridad con que
Occidente transmita al inquilino del Kremlin: una imitación parcialmente
cómica de Mussolini y un recordatorio más amenazador al estilo de Hitler
de que la OTAN no puede estar pasiva, si estalla la guerra en Europa.
Porque Ucrania no puede ser "aplastada” mientras Occidente simplemente
se queda mirando, porque la seguridad de Rumania, Polonia y las tres
repúblicas bálticas también estaría amenazadas”. "Después de haber
resucitado la teoría del dominó, Brzezinski instó a Occidente a
"reconocer de inmediato al actual gobierno de Ucrania como legítimo y
asegurar en privado… “que el ejército de Ucrania puede contar con la
ayuda de Occidente inmediata y directa a fin de mejorar sus capacidades
defensivas. "Al mismo tiempo" las fuerzas de la OTAN. . . se deben poner
en alerta [y] estar preparadas para un puente aéreo inmediato a Europa
de unidades aerotransportadas estadounidenses, lo cual sería política y
militarmente significativo”. Y en el último momento Brzezinski ha
sugerido que junto con "esos esfuerzos y para evitar errores de cálculo
que podrían conducir a una guerra ", Occidente debería reafirmar su
"deseo de disfrutar de un alojamiento tranquilo. . . [Y] asegurar a
Rusia que no se está tratando de integrar a Ucrania en la OTAN ni de
predisponerla en contra de Rusia. "De hecho, (cuento maravilloso),
Brzezinski, como Henry Kissinger, su compañero geopolítico con
mentalidad imperial de la guerra fría, ha esbozado una forma de
finlandización de Ucrania-, no hace falta ni decirlo -, no de los
Estados de la otra frontera oriental- aunque sin dejar caer que en
realidad Sergey Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, había
realizado recientemente algún comentario en este sentido.
Por supuesto que los expertos geopolíticos de la talla de Kagan,
Brzezinski y Kissinger guardan silencio sobre la mano inimitable que
tiene EEUU para realizar “cambios de régimen” (golpes de Estado), que
en Kiev dio como resultado un gobierno en el que los
ultra-nacionalistas, neonazis y puros nazis, que habían estado en la
primera línea en Plaza Maidan, estén ahora en el gobierno.
Dado que los críticos de los golpes de estado “asistidos” por Estados
Unidos tienden a ser destacados liberal-izquierdistas tendentes a
mostrar su oscuro lado antidemocrático, puede resultar de gran ayuda
escuchar una voz que en esta cuestión difícilmente puede ser sospechosa.
Abraham Foxman, director nacional de la Liga Antidifamación y reconocido
inquisidor del antisemitismo, admite que "no hay duda que en Ucrania,
como Croacia, fue uno de los lugares donde las milicias locales
participaron de lleno en el asesinato de miles de Judíos durante la
Segunda Guerra Mundial. "Y el antisemitismo nunca ha desaparecido de
Ucrania. . . en los últimos meses se han producido una serie de
incidentes antisemitas y hay por lo menos dos partidos en Ucrania,
Svoboda y Sector de Derechas, que tienen en su seno ultranacionalistas y
antisemitas radicales".
Pero dicho esto, Foxman apunta a que Rusia puede estar preocupada por
los asesinatos de policías y manifestantes en Maiden a manos de
francotiradores profesionales y soldados de fortuna. Putin menciona el
anti-semitismo mientras se apresura a "proteger a los rusos étnicos de
los neonazis aunque no se pueda dicir que las políticas de Putin en
Ucrania hasta el momento tengan ningún parecido con las políticas nazis
durante la Segunda Guerra Mundial”. Pero Foxman se apresura a subrayar
que no es absurdo evocar la mentira de Hitler "respecto a la situación
de los alemanes de los Sudetes.
La postura de Abraham Foxman está en consonancia con la línea dura de
estadounidenses e israelíes, quedesean contener y hacer retroceder el
resurgimiento de grandes potencias amigas de Rusia, tanto Siria e Irán
como en el "el extranjero cercano" de Europa y Asia.
Como si escuchara a Brzezinski y McCain, Washington está acumulando
fuerzas militares en los estados bálticos, especialmente en Polonia, con
el fin de dar un buen mordisco que se sume a las sanciones. Pero esta
intervención al viejo estilo no causará mucha mella a menos que sea
plenamente concertada militar y económicamente con los miembros de peso
de la OTAN, lo que parece poco probable. Claro que Estados Unidos tiene
drones y armas de destrucción masiva, pero también Rusia.
En cualquier caso, para los imperialistas recalcitrantes y el AIPAC, el
quid de la cuestión no es la Rusia europea ni el "extranjero cercano",
sino la reaparición en el Gran Oriente Medio de Siria e Irán, como
ocurre actualmente y esto en un momento en que, según Kagan, el Golfo
Pérsico había perdido importancia estratégica y económica en comparación
con la región Asia-Pacífico, donde China es el gigante dormido que se
está despertando y que ya es la segunda mayor economía del globo – con
un tamaño superior a la mitad del de la economía de EEUU -, el tercer
mayor tenedor de deuda pública de Norteamérica con mucho y, con mucho,
el mayor tenedor extranjero de bonos del Tesoro de EEUU
En resumen, el degenerado imperio Estadounidense tiene que contener
activamente tanto en Rusia como a China, para lo que recurrirá al
conocido y probado modus operandi, comenzando por el "extranjero
cercano" de la Rusia europea, el Mar del Sur de China y el Estrecho de
Taiwan que conecta el Mar del Sur de China al Mar Oriental de China.
Existe el problema de las crecientes restricciones presupuestarias de
las que Washington se ha quejado desde hace mucho tiempo acerca de sus
principales socios de la OTAN que arrastran sus pies financieros y
militares.
. Esta presión fiscal se intensificará de manera exponencial con el giro
hacia el Pacífico, que exige abrupto aumento de los gastos de "defensa"
con pocas probabilidades de ser compartida por una alianza Asia-Pacífico
similar a la OTAN. Aunque muy probablemente habrá un recorte de las
bases del mundo Atlántico, Europa y el Medio Oriente, con este
realineamiento geográfico en la cuenca global, será necesario invertir
varias veces el importe del dinero ahorrado por EEUU para la expansión
de una gran flota sin igual compuesta por una docena de flotas de ataque
construidas en torno a portaaviones de propulsión nuclear. Después de
todo, el Pacífico y el Índico juntos pueden ser fácilmente más de dos
veces el tamaño del Atlántico y aunque, según Kagan, China no es todavía
una "amenaza existencial", está "desarrollando uno o dos portaaviones,.
. . misiles balísticos antibuque. . . y submarinos. "Incluso ahora hay
algunos focos de tensión comparables a Crimea, el Báltico, Siria, e
Irán: la polvareda creada entre Japón y China por el control de las vías
marítimas y el espacio aéreo sobre la cuenca potencialmente rica en
petróleo del Mar Meridional de China; y el enfrentamiento entre China y
Japón por el control de las islas Senkaku / Diaoyu en el Mar Oriental de
China. Considerando que sería todo menos normal que Taiwán, Japón,
Filipinas y Corea del Sur creasen tensiones, unas relaciones
conflictivas con China y Corea del Norte, es algo más que probable y
Estados Unidos no puede OTANIZALO todo en la búsqueda de su propio
interés imperial en los confines de su ahora impugnada Mare Nostrum.
El pivote Asia-Pacífico formará, por supuesto, un imperio aún más
excesivo en una época de restricciones fiscales y presupuestarias que
reflejan las humeantes estrecheces económicas sistémicas y la crisis
social, generadora del crecimiento de la disfunción política y
dificultando la disensión. Para ser sinceros, son raros y nada poderosos
los miembros de la casta política y la clase académica que cuestionan el
PRO natione GLORIA: Norteamérica la nación más grande y excepcional es
necesaria, y las buenas naciones fuertes y decididas deben mantener el
más fuerte y moderno poder militar y cibernético.
Y ahí está el problema. Los gastos militares de EUU representan cerca del 40% de los gastos
militares del mundo, en comparación con el 10% de China y el 5,5% de
Rusia. La industria aeroespacial y de defensa contribuye con cerca del
3% del PIB y es el único factor positivo más grande de la balanza
comercial de la nación. Las tres empresas armamentistas más grandes de EEUU, Lockheed, Martin, Northrop, Grumman y Boeing son las mayores del
mundo, emplean a unas 400.000 trabajadores, y poco menos que acaparan el
mercado mundial en su “ramo”. Las empresas contratistas de defensa
finales han crecido a pasos agigantados en un imperio nación cada vez
más reacio a poner las botas convencionales sobre el terreno. Estos
contratistas corporativos incluyen en los contratos de armamento una
proporción de personal armado cada vez mayor, con respecto al personal
del ejército regular. Finalmente, en la Operación Libertad Duradera de
Afganistán y la Operación Libertad Perdurable Iraquí el personal privado
y el personal militar regular estaban prácticamente a la par.
Esta evocación apresurada sobre la punta del iceberg del complejo
industrial-militara de Estados Unidos no es más que un recordatorio de
la advertencia del presidente Dwight Eisenhower en 1961: “si ha de ser
sobre un inmenso establishment militar y una colosal industria
armamentista la. . . (adquisición) de una influencia injustificada, ya
sea buscada o no, "es perjudicial para la democracia”. En aquel momento
Ike no podía imaginar el crecimiento descomunal y el peso político de
este complejo militar-industrial o el surgimiento, dentro de ella, de un
ejército mercenario corporativo.
Una formidable oligarquía de fabricantes y traficantes de armas en el
corazón del complejo militar-industrial y un vasto ejército de lobbistas
en Washington. En los últimos años el LOBBY armamentista, con
mayúsculas, gastó incontables millones de dólares durante los sucesivos
ciclos electorales dividiendo su “mordidas” y “comisiones” por igual
entre demócratas y republicanos. Y esta temible "tercera cámara"
parecida a un pulpo no está en vías de firmar recortes sustanciales en
el gasto militar, menos aún teniendo en cuenta que se mueve en sincronía
con otros grupos de presión muy fuertes relacionados con la defensa,
como el petróleo, ya que no es probable que se reduzca la dimensión de
la marina de guerra de Estados Unidos que, por cierto, es de lejos la
más grande que navega, la de mayor patrullaje que recorre los océanos y
rutas comerciales del mundo.
Hay, por supuesto, una gran cantidad de trabajadores, incluyendo a los
empleados de cuello blanco, que se ganan el pan de cada día en el sector
sobredimensionado de la “defensa”. Esto con una economía cuyo sector
industrial / manufacturero se está reduciendo considerablemente, debido
a la contratación externa, la mayor parte en el extranjero. Este torcido
o peculiar presupuesto federal y la economía de libre mercado no sólo
generan el desempleo y el subempleo, sino que reproducen crecientes
dudas populares acerca de los beneficios materiales y psicológicos del
imperio.
En 1967, cuando Martin Luther King Jr. rompió su silencio sobre la
guerra de Vietnam, se refirió directamente a la interpenetración de la
política nacional e internacional en el conflicto. A su juicio, esta
guerra era una intervención imperialista en la lejana Asia Sur-Oriental,
a expensas de la "Gran Sociedad" que el presidente Johnson, que escaló
la intervención norteamericana en esta guerra, propuso fomentar en casa.
Tras lamentar el terrible sacrificio de vidas en ambos bandos, Luther
King predica que "una nación que continúa año tras año gastando más
dinero en el presupuesto militar que en programas de mejora social se
está acercando a la muerte espiritual." Incluso dijo que "no hay nada
más que un deseo de muerte trágica para evitar. . . que la nación más
rica y poderosa del mundo. . . reordene nuestras prioridades, entre las
cuales la búsqueda de la paz tendría prioridad sobre la continuación de
la guerra".
Casi 50 años después, el presidente Obama y su gobierno, así como casi
todos los senadores y miembros demócratas y republicanos de la Cámara de
Representantes, expertos en política y expertos en general, siguen
siendo imperialistas incondicionales. Si alguno de ellos ha leído a
Gibbon, no ha prestado la menor atención a su corazonada de que "la
decadencia de Roma fue el efecto natural e inevitable de su desmesurada
grandeza", cuyos detritus habían corroído el sistema de gobierno, la
sociedad y la cultura que lo sustentaban. Por supuesto que hoy en día,
sin bárbaros a las puertas, no hay necesidad de utilizar las legiones de
infantería, por lo que la ruina del presupuesto de "defensa" se produce
por la compra de aviones militares, barcos, misiles, aviones
teledirigidos, ciber-armas y armas de destrucción masiva. Si vis pacem
para bellum… ¿contra quién y con qué objetivos?
En medio de la "crisis" de Ucrania, El presidente Obama viajó a La Haya
para participar en la tercera reunión de la Cumbre de Seguridad Nuclear
(NSS) constituida en 2010 para prevenir el terrorismo nuclear en todo el
mundo. La NSS fue una idea y un proyecto de Obama, se explica en un
comunicado oficial emitido por el Secretario de Prensa de la Casa Blanca
la víspera de la reunión de la fundación en abril de 2010 en Washington.
Esta declaración hizo hincapié en que "existen más de 2.000 toneladas de
plutonio y uranio altamente enriquecido en docenas de países" y que ha
habido "18 casos documentados de robo o pérdida de este uranio o
plutonio altamente enriquecido." Pero por encima de todo: "sabemos que
al-Qaeda, y posiblemente otros grupos terroristas o criminales, están
buscando armas nucleares, así como materiales y los conocimientos
necesarios para hacerlas. "Pero EEUU, al no ser el único país que
sufre el terrorismo nuclear" es incapaz de evitarlo por su propia
cuenta.” El NSS intenta poner de relieve la amenaza global” y tomar las
medidas preventivas necesarias con urgencia.
Concebido y creado a raíz del 11/9, según el último recuento de la NSS,
reúne a 83 naciones comprometidas en colaborar para atajar este flagelo
mediante la reducción de la cantidad de material nuclear de todo el
mundo y el refuerzo de la seguridad de todos los materiales nucleares y
fuentes radiactivas en sus respectivos países. En La Haya, con una
miríada de periodistas cubriendo el evento, unos 20 jefes de Estado y de
Gobierno a más de 5.000 delegados, hicieron balance de progreso
realizados hasta el momento en esta ardua misión y prometieron seguir
adelante. Pero hubo un último minuto de disonancia. Sergey Lavrov,
Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, y Yi Jinping, Presidente de
China, junto con otros 18 jefes de delegación, se negaron a firmar una
declaración que pide a las naciones miembros permitir que los
inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA)
verifiquen sus medidas de seguridad contra la amenaza del terrorismo
nuclear.
Inevitablemente, la crisis de Ucrania y Crimea ha empañado, aunque no
eclipsado, el brillo esperado de la Cumbre de Seguridad Nuclear. La
mente del presidente Obama estaba centrada en una sesión especial del
Grupo de los 8 en la capital holandesa; una visita a la sede de la OTAN
en Bruselas; una audiencia con el Papa Francisco en el Vaticano; y una
reunión improvisada con el rey Abdullah de Arabia Saudita en Riyadh. A
excepción de su entrevista con el Santo Padre, de la que se podía haber
esperado un toque de gracia e indulgencia, en sus otras reuniones el
Presidente reafirmó y proclamó que Estados Unidos era y prometía seguir
siendo lo que Hubert Védrine, ex ministro de Relaciones Exteriores
francés, llama la única "hiperpotencia" del mundo. El problema entre
Ucrania y Crimea no hacía más que añadirle una dosis de exigencia a este
designio.
Resulta irónico que la programada Cumbre de Seguridad Nuclear fuera el
preludio de la ronda de reuniones improvisadas del Presidente del
Imperio en los albores de lo que Paul Bracken, otro geopolítico con
experiencia incrustado en el establishment, considera que es La Segunda
Era Nuclear (2012), que se produce en un mundo multipolar en lugar de en
un mundo bipolar. En realidad Bracken se limitaba a teorizar
magistralmente sobre lo que se había convertido hacía tiempo en la idea
rectora y práctica de todo el establishment extranjero político-cum
militar. O, como lo expresaría Monsieur Jourdain de Molière: durante
muchos años los miembros del establishment han estado hablando en "prosa
sin siquiera saberlo."
La eliminación negociada o la reducción radical de las armas nucleares
se encuentra completamente fuera de la agenda. Ha sido descartado como
un ideal quijotesco en un mundo de nueve potencias nucleares: Estados
Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del
Norte e Israel. Fue durante el gobierno de Obama cuando EEUU y la
Rusia post-soviética se pusieron de acuerdo en que no se desplegarían
más de unas 1.500 cabezas nucleares, frente a muchas veces ese número.
Pero ahora, con el resurgimiento de Rusia como gran potencia y la
prodigiosa y explosiva aceleración de china, en un mundo multipolar
EEUU parece empeñado en mantener su aplastante superioridad nuclear
sobre ambos. Considerando lo más probable, Washington y Moscú deben
estar en pleno proceso de "modernización" de sus arsenales nucleares y
la capacidad de producción y los plazos de entrega, en mientras que en
este ámbito, China sólo debe estar empezando a ponerse al día.
De pie sobre el poder económico y militar aún sin igual de EE.UU, Obama
logró convencer a sus socios del el G-8, el foro económico visible pero
apático, de las principales economías del mundo, para suspender, por no
decir a expulsar, a Rusia por la transgresión de Putin en Ucrania-
Crimea. Lo más probable, sin embargo, es que estuvieran de acuerdo para
hacer este gesto en gran medida simbólico con el fin de evitar firmar
sanciones cada vez más severas contra Moscú. Con esta farsa
Norteamericana orquestando el G 7 restante sólo apuntó más arriba en la
predisposición de su exclusivo club de los que caballerosamente están
excluidos los BRICS.
El declive del Imperio Americano, como el de todos los imperios, promete
ser a la vez gradual y relativo. En cuanto a las causas de este declive,
son inextricablemente internas / domésticas y externas / exteriores. No
hay que separar el refractario déficit presupuestario y sus crecientes
políticas de emergencia humanitaria y la disensión político-social,
desde el presupuesto militar irreductible necesario para enfrentarse a
los imperios rivales. Claramente, tomando prestada la inspirada frase de
Chalmers Johnson, el "imperio de las bases militares", con una red de
más de 600 bases en más de 100 países, en lugar de caer durante la noche
de la omnipotencia en los riesgos de impotencia cada vez más erráticos y
violentos intermitentemente en "defensa" de la para siempre santificado
nación excepcional.
Hasta el momento no existe ninguna tregua significativa en la pretensión
de seguir ocupando el primer lugar entre los aspirantes a iguales en los
mares, en el aire, en el ciberespacio y en la ciber-vigilancia. Y el
peso de la fuerza militar para esta supererogación es proporcionada por
una industria de defensa próspera en una economía plagada de desempleo
muy arraigado y en una sociedad atormentada por una desigualdad de
ingresos y riqueza brutal, creciente pobreza, escalando la anomia
socio-cultural y la gigantesca y sistémica corrupción política y saqueo
financiero sin castigo para los culpables. A pesar de los desvaríos de
los indocumentados imperiales, estas condiciones minan el apoyo interno
a la política exterior, recalcitrantemente intervencionista. También
desmienten el poder blando de Estados Unidos porque al faltar a la
verdad resta toda credibilidad al aura de ciudad democrática, salvífica
y capitalista del Capitolio.
Mientras que la Unión Soviética y el comunismo fueron considerados el
archi-enemigo polimórfico durante la Primera Edad del terrorismo
nuclear, el islamismo resultó ser una excelente elección para tomar el
relevo en la Segunda Era Nuclear. Al parecer, la amenaza y el uso de las
armas nucleares será menos útil, aunque apenas será menos satánica hoy
que ayer. Sub specie aeternitatis, el grito de los ataques terroristas
del World Trade Center de Nueva York y el del Maratón de Boston, fueron
una bagatela en comparación con la furia de los bombardeos nucleares de
Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. Se trata, por supuesto, del
elogio que tantas naciones buscan ahora para evitar el "terrorismo
nuclear" a través de la Cumbre de Seguridad Nuclear. Sin embargo, no
existiendo sistemas a prueba de fallos del control de acceso, este
esfuerzo está destinado a nacer muerto si no existe al mismo tiempo una
decidida voluntad por parte de todos de reducir radicalmente o liquidar
los asombrosos stocks de armas y materiales nucleares para fabriacar
estas armas. Después de todo, cuanto mayor sea la cantidad de armas y
materiales nucleares, mayor será la oportunidad y la tentación de pasar
el rubión del terrorista, o el criminal.
Según estimaciones documentadas en la actualidad hay más de 20.000
bombas nucleares en el planeta, el 90% de las cuales se encuentra en los
arsenales de Estados Unidos y Rusia. No menos formidables son las
inmensas reservas mundiales de uranio enriquecido y plutonio.
En septiembre de 2009 Obama juramentó ante el Consejo de Seguridad de la
ONU que eran necesarios “nuevos enfoques y nuevas estrategias” para
hacer frente a una "proliferación" de un hecho sin precedentes como era
"el alcance y complejidad", que permiten que una "sola arma nuclear que
explote en una ciudad (ya sea Nueva York o Moscú, Tokio o Pekín, Londres
o París), puede matar a cientos de miles de personas. "De aquí en
adelante, no resulta raro que los políticos de Washington confiesen que
consideran un riesgo mayor y más inminente para su seguridad un ataque
nuclear interno con una bomba sucia que un impensable y prosaico ataque
nuclear por parte de Rusia. Todo esto mientras la Cumbre de Seguridad
Nuclear está nadando en seco y el Pentágono continúa actualizando el
arsenal nuclear de Estados Unidos y su capacidad, con la inclusión de
armas químicas como baluarte. Con la reducción de las capacidades
militares convencionales de armas nucleares nunca llegaremos a acabar
con ellas.
Con esto en mente, la reacción de Rusia en Ucrania y Crimea es
inquietante. Desde el principio el gobierno de Obama ha reaccionado de
forma desmedida y exagerada demonizando los objetivos y métodos de Putin
y Moscú, mientras proclamaba la absoluta inocencia de Washington en el
golpe y el derrocamiento del gobierno. Casi toda la noche, incluso antes
de la carga de profundidad de que Moscú estaba concentrando tropas a lo
largo de las fronteras de Ucrania y Europa, en el entorno de la OTAN,
Washington-comenzó a enviar ostentosamente equipos militares avanzados a
los países bálticos y Polonia. El 4 de abril de 2014 los ministros de
Exteriores de los 28 países miembros de la OTAN se reunieron en Bruselas
con el fin de fortalecer el poder militar y la cooperación, no sólo de
los países mencionados, sino también de Moldavia, Rumania, Armenia y
Azerbaiyán. Además fueron reforzadas las patrullas aéreas de la OTAN
mientras que las baterías anti-misiles estaban desplegadas en orden de
combate en Polonia y Rumania. Al parecer, la cumbre de emergencia de la
OTAN consideró también la realización de ejercicios militares conjuntos
a gran escala y el establecimiento de bases militares de la OTAN cerca
de las fronteras de Rusia que, según Le Figaro, diario conservador de
Francia, sería "una demostración de fuerza cuya necesidad no habían
percibido los propios aliados después de la caída de la Unión
Soviética". ¿Serán desplegadas armas nucleares tácticas, aviones
convencionales y drones con capacidad nuclear en estas bases?
¿Con qué fin? El de la preparación de una guerra convencional de
trincheras, de operaciones con blindados tipo Guderian o de una guerra
total de la variedad de la Operación Barbarroja? Por supuesto que
después del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, debe haber una copia de
seguridad o un plan de contingencia para la esgrima de espadas nucleares
en poder de ambas partes, por si falla la disuasión recíproca, confiadas
también las dos partes en sus primeros y segundos medios de ataque. No
sólo lo sabe Washington, sino que también Moscú sabe que en 1945 la
causa última de usar el arma absoluta era en última instancia claramente
geopolítica y no primordialmente militar.
Con el peso que tienen los imperialistas no regenerados en la Casa
Blanca, el Pentágono, el Congreso, la “tercera cámara” y los think tanks,
existe el riesgo de que esta operación: “Liberar la Rusia Europea”
planeada por la OTAN con la autoría intelectual de EEUU quede fuera
de control, debido a que los analfabetos políticos estadounidenses
estarán obligados a tener sus homólogos rusos.
En este juego de la gallina ciega al borde del precipicio nuclear,
EEUU no puede alegar autoridad moral ni legal, ya que fue el
presidente Truman y su círculo íntimo de asesores quienes desataron el
flagelo de la guerra nuclear, y en el transcurso del tiempo no se ha
producido ni el menor gesto oficial ni popular de arrepentimiento o
disculpa por esta acción militar bárbara, indiscriminada y sin sentido.
Y esto a pesar del ocasional lamento del general Eisenhower de que el
"desencadenamiento de infiernos atómicos sobre poblaciones civiles, era
simplemente eso: un acto de terrorismo supremo (el subrayado es
nuestro). . . y de barbarie calculada cruelmente por los planificadores
estadounidenses para demostrar el poder demoníaco de su país al resto
del mundo y la Unión Soviética en particular". ¿Hay alguna relación
entre este cri de coeur (grito del corazón) y la advertencia sobre la
toxicidad del “complejo industrial-militar” en el discurso de despedida
del presidente Eisenhower?
Este es el momento para iniciar un debate nacional y un referéndum por
iniciativa ciudadana sobre la conveniencia de que EEUU deba iniciar o
no el desarme nuclear unilateral. Puede que sea un ejercicio saludable y
ejemplar de democracia participativa.
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*Arno J. Mayer es profesor emérito de historia en la Universidad de
Princeton. Es autor de Las Furias: Violencia y terror en las
revoluciones francesa y rusa y Plowshares en espadas: Desde el sionismo
a Israel (Verso).
Fuente:
http://www.counterpunch.org/2014/04/18/the-ukraine-imbroglio-and-the-decline-of-the-american-empire