El colapso de nuestra economía y nuestra moneda. (EEUU).
Por:
Paul
Craig Roberts
*
Traducción de
Enrique Prudencio
para
Zonaizquierda.org
¿Es
real el “acantilado fiscal” o sólo otro engaño? La respuesta es que el
acantilado fiscal es real, pero no es la causa, es el resultado. El
engaño es la forma como se está utilizando.
El
acantilado fiscal es el resultado de la incapacidad de eliminar el
déficit del presupuesto federal. El déficit del presupuesto no se puede
eliminar porque un gran número de empleos de clase media norteamericana
así como el PIB y la base impositiva correspondientes han sido
desplazados fuera de nuestro territorio, reduciendo así los impuestos federales. El
acantilado fiscal no se puede eliminar debido a los gastos no
presupuestados durante los nueve años de guerras declaradas por Estados
Unidos contra media docena de países musulmanes. Guerras que solo han
proporcionado beneficios al complejo militar-seguridad privada y a las
ambiciones territoriales de Israel. El déficit del presupuesto no se
puede eliminar porque la política económica está enfocada sólo a salvar
los bancos, a los que una ilegal desregulación financiera les permite
especular, fusionarse y convertirse en demasiado grandes para dejarlos
caer en bancarrota después, por lo que necesitan ser rescatados con
fondos públicos que merman drásticamente la totalidad del gasto social
del Estado. La mentira es la que difunde la propaganda de que el
acantilado fiscal se puede evitar renunciando a las prestaciones de
la Seguridad Social y la Sanidad, prestaciones que ya han sido pagadas
por las retenciones en nómina y mediante el recorte de todos los
aspectos de la seguridad social, desde los bonos de caridad para comer,
hasta el subsidio de desempleo y la ayuda para vivienda. La derecha ha
estado intentando eliminar el sistema de seguridad social desde que lo
reconstruyó Franklin D. Roosevelt, ya fuese por miedo, por compasión o
por ambos, durante la Gran Depresión.
La
respuesta de Washington al acantilado fiscal es el recorte
del gasto y el incremento de impuestos. Los Republicanos dicen que ellos
votarán por la subida de impuestos de los Demócratas si los Demócratas
votan por el asalto de los Republicanos a la red de seguridad social. Lo
que significa que el compromiso bipartidista es una dosis de recortes
de dos cañones.
Desde
John Maynard Keynes, los economistas siempre han entendido que la subida
de impuestos y el recorte del gasto, no estimulaba la actividad
económica. Y este, concretamente, es el caso de una economía como la
norteamericana, normalmente impulsada por el gasto del consumo.
Cuando el gasto declina, lo mismo le pasa a la economía. Cuando la
economía declina, se incrementa el déficit presupuestario.
Y
este es exactamente el caso cuando una economía es débil y ya se
encuentra en declive. Una economía en declive significa menos ventas,
menos puestos de trabajo, menor recaudación impositiva. Esto hace
doblemente difícil el esfuerzo de reducir el déficit del presupuesto
federal con medidas de austeridad. En lugar de reforzar la economía, las
medidas de austeridad la debilitan aún más. Recortar el seguro de paro y
los vales para comida cuando hay un alto nivel de desempleo y sigue
aumentando, sería provocar inestabilidad social y política.
Algunos economistas como Roberts Barro de la Universidad de Harvard,
afirman que las medidas de estímulo, lo opuesto a la austeridad, no dan
resultado, porque los consumidores anticipan los impuestos más altos que
tendrán que pagar para reducir el déficit presupuestario y por tanto,
reducen sus gastos e incrementan los ahorros con el fin de poder pagar
los impuestos cuya subida ya esperan.
En
otras palabras, los esfuerzos Keynesianos de estimulación del gasto
hacen que los consumidores reduzcan sus compras. Yo no conozco ninguna
prueba empírica que lo demuestre.
En
cualquier caso la situación a ras del suelo actualmente es que la
mayoría de la gente estira sus ingresos hasta el límite y más allá.
Muchas personas no pueden pagar sus recibos, sus hipotecas, los plazos
del coche, los préstamos de estudio. Se encuentran en un pozo de deudas
y ya no les queda nada, ninguna partida de donde poder ahorrar con el
fin de pagar la subida de impuestos.
Muchos comentaristas se quejan de que el Congreso no va a hacer frente a
los temas difíciles y les dará una patada por el camino, dejando el
acantilado fiscal a las puertas. Este sería probablemente el mejor
final. Puesto que el acantilado fiscal es una consecuencia y no una
causa, poner el foco en el acantilado fiscal es enfocar los síntomas en
vez la enfermedad.
La
economía norteamericana tiene dos enfermedades graves y ninguna de las
dos es el exceso de gasto social.
Una
de estas enfermedades es la deslocalización de los empleos de la clase
media norteamericana, tanto los trabajos de la industria manufactura
como los empleos profesionales del sector de los servicios, tales como
ingenierías, investigación, diseño y tecnologías de la información,
trabajos que antes fueron cubiertos por graduados universitarios
norteamericanos y que ahora se hacen en el extranjero o son cubiertos
por extranjeros que vienen con el visado de trabajo DH-1B cobrando dos
tercios del salario normal.
La
otra enfermedad es la desregulación, especialmente la desregulación
financiera, que fue la causa de la actual crisis financiera y creó
bancos demasiado grandes para dejarlos quebrar, lo que ha impedido al
capitalismo seguir funcionando como tal y cerrando los bancos
insolventes.
La
política de la Reserva Federal está enfocada a salvar los bancos, no a
salvar la economía. La Reserva Federal no está comprando solo bonos del
Tesoro emitidos para financiar más de un trillón de dólares del déficit
federal anual, sino también instrumentos financieros subterráneos de la
banca, quitándolos de la contabilidad de la banca y poniéndolos en la
contabilidad de la Reserva Federal.
Normalmente, la monetización de una deuda de esta magnitud produce
inflación, pero el dinero que está creando la Reserva Federal en su
intento de controlar el déficit público y la deuda de la banca privada,
se “cuelga” en el sistema bancario como exceso de reservas, y no
encuentra la forma de entrar en la economía. Los bancos están demasiado
exhaustos para dar créditos y los consumidores demasiado endeudados para
pedir préstamos.
No
obstante, la monetización de la deuda representa una segunda amenaza
capaz de morder con fuerza la economía norteamericana y el nivel de vida
de los consumidores. Los bancos centrales extranjeros, los inversores
extranjeros en la bolsa y en otros instrumentos financieros
norteamericanos y los propios norteamericanos que observan la continua
monetización de la deuda que lleva a cabo la Reserva Federal, no pueden
evitar su preocupación por el valor del dólar si la inyección de más y
más dólares en el sistema por parte de la Reserva Federal continua
indefinidamente.
Ya
hay pruebas de que bancos centrales e inversores individuales empiezan a
deshacerse de los dólares invirtiéndolos en lingotes de oro y plata y
comprando divisas de otros países que no estén sufriendo una hemorragia
de deuda y divisas. Según John Williams de Shadowstats.com el
porcentaje de dólares norteamericanos invertidos en activos del total de
la reserva mundial, ha caído del 36,6% en 2006 al 28,7% en 2012.
Mientras, el oro ha aumentado del 10,50% al 12,80%, y otras monedas
extranjeras, excepto el euro, han incrementado su valor del 38,40% al
44,40%.
Países como Rusia, China, Brasil, India y Suráfrica, tratan de canalizar
el comercio entre ellos y en sus propias monedas sin utilizar el dólar
como moneda de reserva. Los países de la Unión Europea desarrollan su
comercio entre ellos en euros, y aunque no ha sido publicado por los
medios norteamericanos, los países asiáticos están negociando sobre la
creación de una nueva moneda común para todos ellos.
El
mundo está abandonando el uso del dólar como moneda de referencia en el
comercio internacional y la demanda de dólares disminuye al mismo tiempo
que la Reserva Federal aumenta la cantidad de dólares en circulación.
Lo
que indica que el valor del dólar se encuentra amenazado.
La
preocupación por el dólar significa preocupación sobre la denominación
en dólares de instrumentos financieros tales como acciones o bonos. Los
chinos mantienen en su poder $2 trillones en instrumentos financieros
norteamericanos. Los japoneses poseen alrededor de $1 trillón en bonos
del Tesoro norteamericano. Los saudíes y las monarquías petroleras del
Golfo también guardan grandes cantidades de instrumentos financieros en
dólares.
En
cierta medida el abandono del dólar también significa el abandono de los
instrumentos financieros en dólares. El dumping de la bolsa y los bonos
norteamericanos desestabilizarían los mercados financieros
norteamericanos y liquidarían los restos de riqueza del país.
Tal
como he escrito anteriormente, la Reserva Federal no puede acuñar oro ni
monedas extranjeras con las que recomprar los dólares que los
extranjeros han pagado por las acciones y bonos norteamericanos. Cuando
en su momento los dólares sean objeto de dumping el valor del dólar se
derrumbará y la inflación explotará en Estados.
La
aparición de la hiperinflación puede ser tan súbita como el colapso del
valor de cambio de la divisa.
La
crisis real a la que se enfrenta Estados Unidos es el colapso inminente
de valor de su divisa en relación con todas las demás. El valor del
dólar con respecto a la plata y al oro ya ha colapsado. En los últimos
diez años el precio del oro en dólares norteamericanos se ha
incrementado desde 250 dólares la onza a 1.750 dólares, un incremento de
1.500 dólares. El precio de la plata se ha incrementado desde 4 dólares
la onza a 34 dólares. Esta subida de precios no se debe a una súbita
escasez del oro y la plata, sino a la fuga del dólar buscando refugio en
las dos formas de moneda históricas que no se pueden crear con la prensa
de impresión.
El
precio del petróleo se ha incrementado de 20 dólares el barril hace 10
años hasta 120 dólares el barril a comienzos del presente año y
actualmente se encuentra a 90 dólares el barril. Esta subida del precio
del petróleo se ha producido a pesar de la debilidad de la economía
mundial y sin restricción de suministros, salvo los causados por el
intento de Estado Unidos de ocupar Irak, el asalto a Libia por parte de
Occidente y las sanciones de Occidente a Irán, que se vuelven en contra
nuestra, aunque hayan sido compensadas por Arabia Saudí, que sigue
siendo el títere más fiel de Estados Unidos, un país que bombea su
precioso fluido vital para salvar a Occidente de sus propios errores.
Los imbéciles conservadores quieren derrocar al gobierno de Arabia
Saudí, ¿pero qué sirviente más fiel que la Casa Real Saudí ha tenido
nunca Washington?
¿Qué
podemos hacer? Durante bastantes años he venido señalando que el
problema es la pérdida de empleos de Estados Unidos, los ingresos de los
consumidores, el PIB y la base imponible de la deslocalización. La
solución es invertir el flujo de salida de trabajadores para
incorporarlos de nuevo a la producción en nuestro país. Si se añade el
valor al extranjero, las empresas tendrán una tasa impositiva más alta.
Si agrega el valor en el país con mano de obra norteamericana, tendrán
una base impositiva más baja. La diferencia consiste en que la base
tributaria se puede calcular para compensar los beneficios del inferior
coste de la mano de obra extranjera. Como toda la producción exterior que se trae a Estados Unidos para su comercialización se
contabiliza en Estados Unidos como importada. La relocalización en
Estados Unidos disminuiría el déficit comercial, reforzando así el
fortalecimiento del dólar. El incremento de los ingresos del consumo de
productos norteamericanos incrementaría los ingresos tributarios,
bajando así el déficit presupuestario. Es una solución con la que se
gana por todas partes.
La
segunda parte de la solución consiste en dar fin a las costosas guerras
llevadas a cabo a costa del endeudamiento que han llevado a la ruina el
presupuesto federal de los últimos 11 años al igual que los presupuestos
futuros debido al coste de los veteranos en cuidados médicos y
retribuciones. Según el programa Noticias del Mundo de la ABC, “en la
década siguiente a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001
al World Trade Center, 2.333.972 militares han sido desplegados en Irak,
Afganistán o en ambos desde el 30 de agosto de 2011 (más que hace un
año)”. Estos 2.3 millones de veteranos tienen derecho a una serie de
compensaciones que no han sido presupuestadas, incluidos cuidados
sanitarios de por vida. Según la ABC 711,986 han hecho uso de los
servicios sanitarios para veteranos en el año fiscal de 2002 y el tercer
trimestre del año fiscal de 2011.
http://abcnews.go.com/Politics/us-veterans-numbers/story?id=14928136#1
Los
Republicanos están decididos a continuar las guerras gratuitas y a pagar
el 99% de las guerras hegemónicas de los neoconservadores mientras el 1% sigue protestando por la subida de impuestos. Los
Demócratas son un poquito diferentes. Nadie
en la Casa Blanca y no más de una docena de los 535 miembros del
Congreso de Estados Unidos representan al pueblo norteamericano. Esta es
la razón de porqué, a pesar de las obvias soluciones que existen, no se
pueda hacer nada. Estados Unidos va a quebrar a lo grande.
Y el resto del mundo estará agradecido. Estados Unidos es el país más
odiado del mundo junto con Israel.
Que no espere ser rescatado por ningún país extranjero.
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* Paul Craig Roberts
ha sido Secretario Asistente del Tesoro para Política Económica y editor
asociado del Wall Street Journal. Columnista del Business Week, Scripps
Howard News Service y Sindicato de Creadores. Tiene numerosas
nominaciones universitarias.
Fuente:
http://www.informationclearinghouse.info/article33198.htm