El
hombre debe poner en práctica inmediatamente una serie de medidas
radicales para detener las emisiones de la combustión del carbón o
prepararse para el colapso de todos los ecosistemas y el desplazamiento,
sufrimiento y muerte de cientos de millones de habitantes del planeta,
según un informe encargado por el Banco Mundial. La continuada pasividad
ante la amenaza del cambio climático, cuando lo que se necesita es la
más rápida y enérgica respuesta, advierte el informe, producirá una
inevitable subida de al menos 4ºCelsius (7,8 grados Fahrenheit) para el
final del siglo, marcando el comienzo del Apocalipsis.
El
documento de 84 páginas, “Apague la calefacción: Por qué se debe evitar
que la temperatura del mundo suba 4ºc”, escrito para el Banco Mundial
por el Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático
y el Análisis del Clima, se hizo público la pasada semana. La imagen que
pinta de un mundo convulso por el ascenso de la temperatura es una
mezcla de caos masivo, colapso del sistema y sufrimiento por
enfermedades peores que la Peste Negra, que aniquiló en el s.xiv entre
el 30 y el 60 por ciento de la población de Europa.
Una
subida de la temperatura en todo el planeta de 4ºC - y el informe
indica que la tibieza de las promesas y compromisos de reducción de
emisiones de la Convención de las Naciones Unidas en el Marco del Cambio
Climático hará que llegue a ese nivel inevitablemente – producirá una
estrepitosa caía del rendimiento de los cultivos, junto a la pérdida de
muchas especies de peces, cuyo resultado será una hambruna generalizada.
Cientos de millones de personas se verían forzadas a abandonar sus
hogares en las zonas costeras y en las islas que quedarían sumergidas
con la subida del nivel del mar. Habría una explosión de enfermedades
como la malaria, el cólera y la fiebre del dengue. Devastadoras olas de
calor y sequías, a la vez que inundaciones, especialmente en los
trópicos, harán que parte de la tierra resulte inhabitable. Desaparecerá
la selva tropical que cubre la cuenca del Amazonas. Se esfumarán los
arrecifes de coral. Se extinguirán numerosas especies de animales y
plantas, muchas de las cuales son vitales para el sustento de la
población humana. Tormentas monstruosas erradicarán la biodiversidad en
diferentes regiones del mundo, dice el informe, y habrá “un estrés sin
precedentes en los sistemas humanos”. La producción global de la
agricultura eventualmente no será capaz de compensar. Se derrumbarán la
sanidad y los sistemas de emergencia, así como las instituciones
destinadas a mantener la cohesión social y la ley y el orden. Los pobres
del mundo serán los que más sufran al principio. Pero al final todos
sucumbiremos a la locura y la arrogancia de la Era Industrial. Y sin
embargo, no hacemos nada.
“Conviene recordar que un incremento de la temperatura media global de 4
Cº se aproxima a la diferencia entre las temperaturas actuales y las de
la última glaciación, cuando toda Europa central y el norte de Estados
Unidos estaban cubiertos por kilómetros de hielo y las temperaturas
globales eran de entre 4,5ºC y 7ºC más bajas”, reza el informe. Y tal
magnitud en el cambio climático – inducido por el hombre – se está
produciendo a lo largo de un siglo, no de un milenio”.
A
pesar de la abrumadora información científica, las élites políticas y
empresariales del mundo industrializado continúan situando el lucro y la
conveniencia empresarial a corto plazo muy por delante de la protección
de la vida humana y el ecosistema. A la industria del combustible fósil
se le permite decidir nuestra relación con el mundo natural, condenando
a las generaciones futuras. El dióxido de carbono (C02), el principal
gas de efecto invernadero, se ha incrementado desde su concentración
preindustrial 278 partes por millón (ppm) a más 391 partes en septiembre
de 2012, siendo ahora su tasa de incremento de 1,8 ppm al año. Ya hemos
superado el punto de inflexión de 350 ppm; por encima de ese
nivel no se puede sostener la vida tal como la conocemos. La
concentración de C02 es más alta ahora de lo que lo ha sido durante los
últimos 15 millones de años. Las emisiones de C02, que están actualmente
alrededor de 35 mil millones de toneladas métricas al año, está previsto
que suban hasta los 41 mil millones de toneladas métricas anuales para
el año 2020.
Debido a que alrededor del 80 por ciento del exceso de calor generado
por el efecto invernadero desde 1955 se encuentra momentáneamente en los
mares y océanos, hemos comenzado un proceso que, incluso si detuviésemos
ahora todas las emisiones procedentes del carbón, subiría el nivel de
los océanos y se producirían grandes alteraciones climáticas, incluyendo
el fundido continuo de las capas de hielo de Groenlandia y el Ártico,
así como la acidificación de los océanos. El informe estima que si el
calentamiento se incrementa hasta los 4 grados Celsio, el nivel de los
mares subiría entre 0,5 y 1 metro, posiblemente más para 2100. El nivel
de los mares subirá varios metros más en los siglos siguientes. Si se
pudiese mantener el calentamiento en 2 grados o menos aún subiría el
nivel del mar unos 20 centímetros para el año 2100, y posiblemente
continuará subiendo entre 1,5 y 4 metros sobre el nivel actual para el
año 2300. La subida del nivel de los mares, concluye el informe es
posible que sea de 2 metros solo si el calentamiento se mantiene
bastante por debajo de 1,5 grados. La subida del nivel de los mares no
será uniforme. Las zonas costeras de las regiones tropicales quedarán
inundadas por la subida del nivel del mar un 20% más que las de otras
latitudes.
“En
particular, la fusión de las capas de hielo desviará la atracción
gravitatoria sobre los océanos hacia las placas de hielo y, en
consecuencia, el agua de oceánica tenderá a gravitar hacia el Ecuador”,
reza el informe. “Los cambios de dirección del viento y de las
corrientes marinas debidos al calentamiento global y a otros factores
afectarán también al nivel del mar según las regiones, al igual que los
patrones de captación de calor por parte del mar y el calentamiento. El
impacto de la elevación del mar se prevé que sea asimétrico incluso
dentro de las mismas regiones y países. Del impacto previsto por el
estudio para 32 países en vías de desarrollo, solo 10 ciudades
soportarán los dos tercios del total expuesto a las mayores
inundaciones. Las ciudades altamente vulnerables se encuentran en
Mozambique, Madagascar, Méjico, Venezuela, India, Bangladesh, Indonesia,
Filipinas y Vietnam. En los pequeños estados islas y las zonas de los
deltas de los ríos, la subida del nivel del mar tendrá mayores
consecuencias adversas, especialmente si se combina con el previsto
incremento de la intensidad de los ciclones tropicales en muchas
regiones del trópico, o con otros fenómenos climáticos extremos y el de
los efectos del cambio climático inducido en los ecosistemas oceánicos
(por ejemplo, pérdida de los arrecifes protectores debido al incremento
de las temperaturas y la acidificación marina).”
Cuando la concentración alcance los 550 ppm (lo que corresponde a unos
2,4ºC en 2060,” es probable que los arrecifes de coral comiencen a
disolverse en muchas zonas”, se lee en el informe. “La combinación de
episodios de lavado inducidos térmicamente, la acidificación del
agua y la subida del nivel del mar amenazan grandes extensiones de
arrecifes de coral incluso con un incremento del calentamiento global de
1,5ºC. La extinción regional de ecosistemas de arrecifes de coral
completos, que podría producirse bastante antes de alcanzar temperaturas
de 4ºC tendría profundas consecuencias para las especies dependientes de
este tipo de hábitats y para las personas que dependan de estas especies
de peces para alimentarse, venderlos para obtener ingresos, así como por
atracción turística y protección del litoral.” La proyección que hace
el informe es que el cambio en la acidez del océano durante el próximo
siglo no tendrá paralelo en la historia de nuestro planeta”.
La
producción global de maíz y trigo se encuentra en constante declive
desde la década de 1980. Pero este declive de las cosechas se verá
drásticamente acelerado en los próximos años, cuando las temperaturas en
ascenso den como resultado la malnutrición y la inanición. Esto
significa que los pobres y especialmente los niños padecerán hambre
crónica y malnutrición. Se producirá un incremento de toda clase de
enfermedades epidémicas mortales. La inundación permanente contaminará
el agua potable esparciendo enfermedades diarreicas y respiratorias. La
sequía de este año 2012, que afectó al 80% del terreno agrícola en
Estados Unidos se convertirá en la norma. Los países tropicales de
América Latina, de África Central y las islas tropicales del pacífico
serán muy probablemente afectados con cierta regularidad por olas de
calor de magnitud sin precedentes que harán que la vida humana sea muy
difícil sino imposible de mantenerse, según reza el informe.
“En
este régimen climático de altas temperaturas, los meses actualmente más
fríos serán considerablemente más calurosos que los tórridos del final
del siglo xx”, leemos en el Informe. “En regiones tales como la
Mediterránea, Norte de África, Oriente Medio y la meseta tibetana, casi
todo el verano será más caluroso que las olas de calor más extremas que
ahora experimentan. Por ejemplo, el mes de julio más caluroso en la
región Mediterránea podrá ser 9ºC más tórrido que el más caluroso mes de
julio actualmente”. El Documento apunta que estos cambios “exceden
potencialmente las capacidades adaptativas de muchas sociedades y
sistemas naturales”.
El
estrés y la inseguridad producidos por el brutal desajuste del clima,
dice el Informe, “tendrá efectos negativos en la salud psíquica y
mental”. Producirá un incremento en “los niveles de conflicto y
violencia” Estos cambios “tendrán ramificaciones en la identidad natural
y alterará las dinámicas de las culturas tradicionales”.
El
Informe hace un llamamiento a los líderes del mundo industrializado
instándoles instituir medidas radicales, entre ellas detener la
dependencia de combustibles fósiles y el incremento de la temperatura
global por debajo de los 2ºC , aunque el informe admite que incluso un
incremento inferior a 2 grados produciría serios daños al medio ambiente
y a la población humana. Sin una inversión masiva en infraestructuras
verdes que se puedan adaptar al calor y a otros factores del nuevo clima
extremo así como la construcción de redes de transporte público
eficiente y sistemas de energía renovable para minimizar las emisiones
de carbón, sucumbiremos a nuestra propia estupidez.
Si
fracasamos en la respuesta estaremos preparando una pesadilla ecológica
que lo más probable es que vaya acompañada por un colapso económico,
social y político. El género humano, dice el informe, va a cruzar los
“umbrales de un sistema social crítico” e “instituciones existentes que
han soportado acciones de adaptación probablemente se convertirían en
mucho menos efectivas o incluso colapsarían”. El “estrés” que sufriría
la salud de las personas, como olas de calor, malnutrición y el
empeoramiento de la calidad del agua potable debido a su mezcla con el
agua salada de mar, tiene el potencial de sobrecargar los sistemas de
sanidad hasta un punto en que la adaptación ya no resulte posible y se
fuerce la desvertebración.
Tampoco existe certeza de que sea posible la adaptación del mundo a
4ºC”, de temperatura constante. “Un mundo de 4ºC sería probablemente un
mundo en que comunidades, ciudades y países experimentarían severas
alteraciones, daños y trastornos, con muchos de estos riesgos
distribuidos de forma desigual. Es posible que los pobres fuesen los que
más sufrieran y la comunidad en su conjunto quedaría más fracturada y
con más desigualdades de las que existen hoy día. El calentamiento de
4ºC proyectado, sencillamente no debería de darse, hay que apagar la
calefacción”.