Lloriqueos hipócritas
La ridícula posición de EE.UU. sobre Siria

Por JOHN CHUCMAN
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda


He oído que el senador estadounidense Bob Menéndez sentía deseos de vomitar al leer el artículo de opinión de Vladimir Putin sobre Siria en el New York Times.

Estoy seguro de que no es cuestión de que el Senador Menéndez tenga un estómago delicado: ha habida otras veces en que he sentido la misma sensación al leer algo en el New York Times.

En el fondo no es más que una publicación increíblemente pretenciosa, a menudo deshonesta por servir fielmente los intereses del complejo militar-industrial y del espionaje de Estados Unidos, las insurgencias, trucos sucios y golpes bajos, todo esto mientras se muestra públicamente halagador y como fuente de periodismo riguroso e incluso como periódico “de referencia”. Muchos consideran a The Times como la llave más herrumbrosa de ese atronador instrumento de relaciones públicas al que un ex alto cargo de la CIA llamó su “poderoso Wurlitzer”. Solo en los ambientes de la política antediluviana de EE.UU. podía lograr The Times tener alguna reputación de “liberal”.

El senador Menéndez, como jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, tiene una posición de poder que ha utilizado al unísono con el presidente Obama y el secretario de Estado Kerry para promover la guerra por doquier. Todos ellos, las plañideras de la ética y los derechos de la democracia, mientras se dedican a la planificación la destrucción y la muerte de las personas que no han hecho nada contra EE.UU., excepto estar en desacuerdo con su belicismo criminal y odiarlo porque el principal determinante de la política exterior Norteamericana es Israel.

La anécdota personal del senador Menéndes en realidad es una perfecta réplica en miniatura de todo el funcionamiento de la política de Estados Unidos. La casta política estadounidense no deja de pronunciar palabras invocando a la democracia o los derechos humanos al abordar su siguiente trabajo sucio o el uso de la fuerza para presionar a todo el mundo con el fin de conseguir que hagan lo que quiere EE.UU.

Así que, naturalmente, el senador podría estar un poco molesto con Putin por haber eclipsado a los altos funcionarios de EE.UU. demostrando ser muy superior como político y estadista.

En primer lugar, las personas honestas, instruidas, que no estén tratando de promover los intereses especiales estadounidenses, saben que no hay prueba de que Assad utilizara armas químicas. Absolutamente ninguna. Mientras escribo, leo en un periódico australiano, The Sydney Morning Herald, que el equipo de inspección de la ONU no pudo encontrar prueba alguna de las armas químicas que se utilizaron en el lugar citado por el llamado ejército rebelde de Siria.

Un vídeo que fue mostrado a todos los aliados de Estados Unidos y que pretendía demostrar el ataque, ha sido declarado falso por la ONU. Los servicios secretos de Rusia también declararon que era falso.

La única pequeña “prueba” que vale la pena mencionar es una supuesta grabación de funcionarios sirios proporcionada a los funcionarios estadounidenses por el Mossad, los mismos que se enorgullecen del engaño y que tienen un largo historial de expertos en el uso de pruebas falsas (y asesinatos verídicos), que han conseguido incluso engañar al mismo EE.UU.

No se mata a miles de personas y se destruye un país basándose en una basura semejante.

Una vez más, mientras escribo esto, un ex embajador británico, Craig John Murray, afirma que EE.UU. ha sido engañado por el Mossad con su supuesta grabación y que el puesto de escucha de alta sensibilidad del Reino Unido en Chipre, con una tecnología muy superior a la israelí, no había recogido la mínima señal sobre estas informaciones.

Alemania, sobre la base de las operaciones de su servicio secreto, también ha declarado públicamente que Assad no utilizó armas químicas.

Y por supuesto, después de que el gobierno norteamericano haya estado bufando, resoplando y escupiendo amenazas durante los últimos meses, Assad y sus amigos y aliados, tendrían que haber estado realmente locos para usar el gas, pero no dan señal alguna de locura. Asad sigue siendo una persona tranquila y reflexiva, muy lejos de la psicopatía generalizada que se observa en los mandatarios de EE.UU. Pero la voz de Assad es silenciada en Occidente por haberse declarado arbitrariamente que no es un Jefe de Estado aceptable.

En segundo lugar, hay pruebas significativas de que los elementos terroristas de Al Qaeda y todas sus franquicias, más innumerables grupos de franquicias menos conocidas, pero todas fundamentalistas, que odian a Al Assad por su tolerancia con todas las religiones en Siria, efectivamente utilizan cantidades limitadas de sustancias tóxicas, con la esperanza sin duda de provocar la entrada de EE.UU en guerra contra Siria. Lo ha dicho la ONU y también otros organismos. Mientras Norteamérica conmemora el aniversario de la tragedia de las Torres Gemelas, se encuentra simultáneamente luchando en Siria del lado de Al Qaeda. ¿Qué podemos esperar de tal “coherencia”?

Tenemos incidentes, según informes fidedignos, de elementos rebeldes que recibían pequeños botes de armas químicas, probablemente de agentes saudíes a favor de la política norteamericana y de los terroristas y las pasaban a través de la frontera con Turquía, después de haber sido ampliamente utilizados desde el comienzo de la rebelión como una manera de inyectar armas y combatientes lunáticos en Siria y como refugio para los rebeldes cuando tienen que huir de Siria perseguidos por el acoso del ejército. Incluso el ejército norteamericano ha confirmado esto último.

En tercer lugar, tenemos absoluta certeza de que Israel tiene un arsenal de estas cosas horribles como el sarín, pero no se dice ni una palabra de ello. Esta reserva de armas químicas en Israel ha sido confirmada por fuentes de la CIA recientemente. Pero mucho antes de esta confirmación, todo el mundo tenía conocimiento de las armas químicas de Israel, sobre todo desde el accidente de un avión de carga de El Al en Amsterdam, un avión cuya carga ilegal ha demostrado que Israel es precursor en este tipo de armas desde 1992.

Así que, si nos encontrásemos entre los considerados enemigos de Israel, el país más despiadado de Oriente Medio, aunque simplemente sea teniendo en cuenta el número de veces que ha atacado y masacrado a sus vecinos, ¿no nos gustaría tener estas armas para contrarrestar las suyas? Y, por supuesto, no sólo para contrarrestar las armas químicas de Israel, sino las nucleares, que son un secreto a voces? Por lo tanto, casi no es una cosa terrible para los militares de Assad poseer las mismas armas que su enemigo.

Y tal vez lo más importante, es que EE.UU. no está en condiciones de dibujar líneas rojas o hacer juicios públicos sobre comportamientos de nadie con respecto a este tipo de armas.

EE.UU. es con toda probabilidad el mayor usuario de distintas armas químicas en las últimas cuatro o cinco décadas. El napalm y el agente naranja fueron utilizados a una escala colosal en Vietnam, un auténtico holocausto en el que EE.UU. mató a cerca de tres millones de personas. Los residuos de los millones de kilos del agente naranja arrojados en Vietnam siguen causando todavía el nacimientos de niños horriblemente mutilados en este país y EE.UU. nunca ha movido un dedo para limpiar los restos de las armas químicas que arrojó ni se ha preocupado en facilitar el tratamiento para las víctimas.

En la terrible guerra librada entre Irán e Irak de 1980 a 1988, EE.UU. suministró a Irak (el país agresor) las sustancias químicas que mataron a muchos miles de soldados iraníes.

En el terrible ataque a Irak, su invasión a sangre y fuego y criminal arrasamiento y ocupación del país causó la muerte de aproximadamente a un millón de personas y produjo millones de refugiados y desplazados. Utilizó fósforo blanco (más mortífero que el napalm), lanzallamas, uranio empobrecido (potente agente cancerígeno) y las horribles bombas de racimo que causan horrendas mutilaciones. Los niños de Irak sufren hoy día una plaga de cáncer causado por la acción de toneladas de uranio empobrecido vaporizado, que puede perdurar millones de años, arrojado allí por EE.UU.

En la innecesaria invasión de Afganistán, EE.UU. realizó bombardeos de saturación para apoyar a los matones de la Alianza del Norte, que pasó a ser vieja enemiga de los talibanes, aunque su comportamiento suele ser parecido. Este fue uno de los primeros ejemplos de la estrategia que EE.UU. empleó en Libia y quiere volver a emplear en Siria: rebeldes locales y contratados de Blakwater y otras empresas del ramo sobre el terreno, respaldados con dinero, servicios de espionaje y armas, apoyados en el infierno de la alta tecnología aérea, gracias lo cual se consiguen los resultados deseados con el mínimo de bajas norteamericanas.

Miles de talibanes prisioneros de guerra han sido “desaparecidos” por la Alianza del Norte, transportándolos en camiones herméticamente cerrados hasta el desierto donde, una vez asfixiados durante el viaje, se descargaban sus cuerpos en fosas comunes, mientras los soldados norteamericanos miraban y se hurgaban las narices.

Lo que ha sucedido en los últimos años es tan horripilante que recuerda la obra de los Einsatzkommanders de Hitler, que mataban a los prisioneros en los camiones en ruta antes de construir los campos de la muerte. Y no hay dudas de que los altos mandos militares y la Casa Blanca estaban y están al tanto de todo ello.

Y por supuesto, la única nación de la tierra que realmente ha usado bombas atómicas (dos veces y ambas sobre objetivos civiles, no militares), es EE.UU., un país que planeó con todo detalle usarlas durante la Guerra Fría en ataques preventivos contra Rusia y China y más tarde sobre Vietnam.

La voz de EE.UU. es estridente en la actualidad y con toda la hipocresía y la falta de honradez e interés cuando se habla de condenar a Siria o a cualquier otro país, por el uso de armas prohibidas e inaceptables. ¿Dónde estaba esa voz estridente cuando Israel, su aliado, cometió atrocidades, como sucedió en Líbano, sucede un día sí y otro no en Gaza, en alta mar contra trabajadores humanitarios desarmados o cuando les roba la tierra de las personas indefensas que la trabajan? De hecho, el fósforo blanco y las bombas de racimo que Israel ha usado en algunos de sus ataques les han sido suministrados por EE.UU., al igual que los aviones y la artillería para su lanzamiento.

Y esto nos lleva a la verdadera causa de la rebelión en Siria. Israel quiere que al Assad desaparezca de la faz de la tierra, dejando a Siria reducida a un estado roto en mil pedazos, como está Irak. No quiere hacerlo directamente porque Siria es un oponente militar serio y no es presa fácil porque si Israel lo hace, despertaría con ello nuevas oleadas de ira en Oriente Medio y nuevas dificultades para EE.UU.

Así que EE.UU. ha tenido que diseñar un programa a largo plazo para crear una especie de cordón sanitario alrededor de Israel, inhabilitando a todos sus posibles oponentes en muchos cientos de kilómetros a la redonda, pero lo ha hecho en condiciones artificiales de apoyo a las revueltas de los pueblos o eliminando dictadores. Se suministra subrepticiamente grandes cantidades de dinero e información de espionaje útil para los pueblos realmente descontentes de varios estados, animándolos a la revuelta, prometiéndoles cobertura aérea y otro tipo de apoyo una vez que las cosas estén en marcha. Esto recuerda el trabajo sucio que Henry Kissinger llevó a cabo con la población kurda en Irak en 1975, prometiéndoles cualquier cosa si se sublevaban, pero no cumpliendo su promesa y dejándoles que se enfrentaran a la matanza masiva de las tropas de Saddam Hussein.

Hoy en día estamos en una operación compleja y siniestra utilizando una extraña colección de intermediarios y ayudantes. Los hechos de Bengasi (Libia), nunca explicados en EE.UU., fueron sin duda una pequeña muestra de todo esto, con la CIA operando para recoger las armas y elementos yihadistas con el fin de introducirlos en secreto a través de Turquía.

Arabia Saudí también juega un papel importante por muy sorprendente que pueda parecer, dado que Israel es el más beneficiado. La familia real de Arabia Saudí juega la carta anti-Israelí lo suficiente para evitar las revueltas de su población wahabí. Pero en verdad, las élites saudíes ricas siempre han tenido más en común con las élites ricas israelíes y norteamericanas que con los líderes populares de Oriente Medio.

Estas élites saudíes resultaron extremadamente vulnerables a las presiones norteamericanas durante el 9-11. George Bush, siempre un buen amigo y beneficiario de la generosidad saudí, rondó en secreto en torno a un número de ellos que se encontraban en EE.UU. (en sitios como los casinos de Las Vegas) y los envió de vuelta a Arabia Saudí por su seguridad. Cómo resultó al final, el mayor número de implicados en el 11-9 fueron extremistas saudíes, que fueron descubiertos, aunque no se anunciara públicamente que el movimiento de Bin Laden recibió regularmente sobornos por parte de la familia real para mantener sus operaciones fuera de Arabia Saudí. Todo esto hizo que los saudíes estuviesen extremadamente nerviosos y dispuestos a prestar su ayuda a los norteamericanos en Oriente Medio.

Y ahí están, suministrando dinero y armas a través de varias rutas a los “rebeldes.” Hay también un informe de que los saudíes liberaron a más de mil doscientos prisioneros violentos de la pena de muerte a cambio de su formación terrorista para ir a Siria a luchar como yihadistas voluntarios.

Los mandatarios estadounidenses saben todas estas cosas mientras están sin hacer nada criando grasa y hablando de rebeldes democráticos, “líneas rojas” y otros cuentos de hadas por el estilo. Ellos quieren bombardear Siria porque el reciente éxito del ejército de Al Assad ha comenzado a poner en peligro el enorme esfuerzo que han hecho para derrocarlo. Como sus aviones y misiles inclinaron la balanza en Libia con una falsa zona de exclusión aérea, quieren repetir el éxito con Siria.

Pero ahora parece que Putin, con admirable habilidad política, ha echado por tierra su plan. No debemos olvidar que los rusos siempre fueron grandes jugadores de ajedrez.


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*John Chuckman, Reputado economista y periodista.
Participante destacado en las campañas contra la guerra de Vietnam. Activista.

 

Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/09/13/americas-ridiculous-position-on-syria/
 


 

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