“Estados Unidos debe prestar mucha atención a cómo su sociedad se ha ido
convirtiendo en una cultura psicopática a lo largo de décadas. Los
norteamericanos deben darse cuenta de cómo su santificada ideología
capitalista del putativo sueño americano, no es en la práctica
sino la destrucción de comunidades y de millones de individuos en el
altar del lucro de su élite. No hay más que fijarse en el elocuente
lenguaje común utilizado para describir el proceso de destrucción
humana. Los inversores “hacen una matanza”, las fuerzas del trabajo son
“liquidadas”, la sociedad está abocada a un “abismo financiero”.
Finian Cunningham, “Matar niños es parte del modo de vida
americano”.
Enero de 2013, “Information Clearing House” - Las pistolas no matan,
las personas matan personas. Es el quid de la cuestión por el que muchos
políticos evitan mirarse al espejo. La guerra mata gente. Estados Unidos
cuenta con una avanzadísima tecnología bélica, experiencia militar en su
uso y manejo y una mentalidad que considera las guerras de agresión como
“Business as usual”, una “forma habitual de hacer negocios”. Matar a los
demás transforma la política norteamericana en una estrategia global
deshumanizada, activamente impulsada por el complejo militar-industrial
institucionalizado en Washington: la persuasión del lobby político
belicista y la fuerza militar misma. No hay dolor o angustia en la
locura obsesiva carente de sentimientos de usar las máquinas de guerra
donde sea y contra quien sea. La política es juego de apariencias y
representación teatral superficial, y todos los políticos profesionales
subliman el arte de gobernar de Maquiavelo. Lo que sustenta la pasión
obsesiva de la casta política es salir elegido, nada más. Toda la
grandeza de las proclamas de honestidad, de sacrificarse por el bien
público, es pura impostura para ensalzar la imagen política con el fin
de impresionar al electorado que ha pagado y por adelantado los daños de
los políticos profesionales. Las mentes políticas son siempre
egocéntricas, codiciosas y problemáticas. Necesitan los problemas para
conseguir su autorrealización y relevancia en ese determinado entorno
socio-cultural de la política profesional. La histeria abrumadora de
guerra que se vive en los hogares de Estados Unidos es irracional y
demencial en términos humanos.
Más de una semana antes de las elecciones, Estados Unidos se encontró en
la encrucijada de presenciar el asesinato horripilante de 20 inocentes
niños de educación primaria y 6 profesores en Newton (Connecticut),
asesinato cometido con la mayor sangre fría que se pueda concebir. Para
la Norteamérica intelectual y para los ciudadanos conscientes del horror
en cualquier parte del mundo, la tragedia ofrece los más inquietantes
indicadores de una superpotencia cuya cultura social y formación mental
se está convirtiendo ostensiblemente en la cultura de la muerte en todo
el mundo. Aunque parezca extraño, los que políticos en el poder se
sentían avergonzados y permanecieron escondidos para no salir y hablar
de los horribles crímenes autoinducidos contra los niños. Mucha gente
apunta con el dedo a las pistolas y las balas. Hay un impulso político
en todo lo que hace Estados Unidos. La casta política parece haber
perdido la moral y el sentido humanitario de los ciudadanos que los han
elegido y que son las víctimas de la “Lista de asesinatos” que se
realizan por todo el globo terráqueo. De hecho, mirando al mundo actual,
la humanidad es como UNA sola y UN solo CUERPO y el dolor que se
inflinge a cualquier parte del cuerpo, produce dolor y angustia a todo
el cuerpo. El presidente Obama habló sobre la tragedia y de un cambio
necesario pero no pronunció la palabra “control de armas” en su
declaración de dolor y pésame en el Ayuntamiento de Newton. Estamos
seguros de que los ciudadanos esperan más de los políticos
profesionales, que prevén la legislación y las últimas consecuencias de
este horrible acto.
Finian Cunningham (Killing Children Is the
All-American Way”: Disident Voice 12/22/12 spells out the problem:
Norteamérica se ha convertido en una máquina de matar, impulsada por
una ideología para la cual la vida humana no es más que una mercadería
sin valor alguno que se puede explotar y tirar. Este carácter de usar y
tirar de la vida se ve mucho más gráficamente en los países extranjeros
donde los intereses de las élites norteamericanas quieren saquear el
petróleo, algún otro producto o conseguir cualquier ventaja
geopolítica. Pero esta máquina de matar está girando cada vez más sobre
sí misma, destruyendo su propia sociedad, las familias y las personas.
En su elogio de de los fallecidos en Newtown, Obama añadió: “No podemos
tolerar esto nunca más…tendremos que cambiar.”
La verdadera ironía es que Obama fue elegido la primera vez sobe la
misma premisa: “Yes we can”, pero traicionó la confianza de la gente y
las promesas globales de paz, lo cual, si hubiera sido hecho en otro
país, hubiese quedado desacreditado para cualquier causa importante o
para jugar el papel de liderazgo e intentar recuperar la confianza y el
sentido de un pensamiento racional, no solo por el bien de Estados
Unidos, sino también del resto del mundo.
¿Sabe Obama los desafíos a los tienen que hacer frente los
norteamericanos para conseguir la paz y la coexistencia global? Es una
cuestión crucial que muchos analistas desearían que fuese abordada
durante las campañas presidenciales. De todos los temas pertinentes, las
masas quisieran ver el fin de la fraudulenta guerra contra el terrorismo
que ya dura una década y que ha llevado a Estados Unidos la bancarrota
no sólo en el campo de la economía y las financias, sino también en el
espectro moral, intelectual y político. Las consecuencias de la guerra
sobre el terrorismo no se explican adecuadamente en las noticias más
divulgadas por los medios de comunicación influyentes. Son incontables
las vidas preciosas que se han perdido por la arrogancia y crueldad de
unos cuantos belicistas de la casta política y empresarial
norteamericana. Su impacto permanecerá en la conciencia colectiva de las
siguientes generaciones. El pueblo norteamericano vive constantemente
con el temor a lo desconocido como se demostró claramente con la
supertormenta Sandy que afectó a millones de personas. Muchas víctimas
del impacto catastrófico de Sandy cuentan su peripecia como si hubieran
estado viviendo en una “zona en guerra”. Las observaciones a primera
vista no deberían haber sido indiferentes a estas expresiones. Esto
podría ser consecuencia de que los líderes estadounidenses están más
pendientes de lo que hacen en otras naciones como Irak, Afganistán,
Pakistán y Yemen que de lo que tienen en casa. Los ataques de los drones
(aviones no tripulados) manejados por norteamericanos están asesinando
diariamente a personas inocentes y destruyendo sus habitas. Las personas
que habitan esas tierras viven con miedo e incertidumbre, al igual que
le ocurre a la población norteamericana – la voluntad de Dios está en
todas partes se lo tome en serio el comandante en jefe norteamericano o
no. Todos los seres vivos del Universo obedecen a la Ley de Dios.
El presidente Obama dice ahora que él va a ser un presidente
transformado, nuevo, dispuesto a escuchar y a aprender. Si es así,
tomaría medidas inmediatas para cancelar la “Lista de la Muerte” y
suspender la inhumana guerra contra las personas inocentes de Pakistán y
Yemen. Medea Benjamin- CODEPINK (“Una charla con el Jefe del
Contraterrorismo John Brennan”. Dissident Voice: 11/5/2012), tomó la
iniciativa al mostrar solidaridad con las víctimas inocentes de los
drones en Pakistán. La discusión se centró en John Brenann, el Jefe del
Contraterrorismo de Obama y la persona clave en la toma de decisiones de
los ataques de los drones. Nos preguntamos si Brennan ha tenido alguna
vez la oportunidad de conocer a alguna víctima inocente de los drones,
como lo hemos hecho nosotros, y si ha sentido su dolor. Ella cuenta
historias muy sensibles de sus encuentros con el jefe estratégico
norteamericano de los drones, John Brenann, una reunión con hora fija en
el dintel de su puerta ya que las preguntas formales quedan sin ser
respondidas:
“La última vez que nos vimos a mí me estaba sacando arrastras del
Woodrow Wilson Center un guardia de seguridad de 150 kilos mientras
gritaba, “¡Yo amo a mi país! Ustedes nos hacen sentir menos seguros.
La culpa es suya Sr. Brennan… Acabo de volver de una reunión con la
delegación de Pakistán sobre las víctimas de los drones, traigo el
corazón roto de escuchar sus historias, de lo terrible que resulta que
estos ataques de los drones estén causando tanto sufrimiento a personas
inocentes haciendo que toda la población pakistaní se vuelva en contra
nuestra…Él insistió en que no era verdad, que nosotros no éramos civiles
armados…”eso no es verdad”, repitió despectivamente. “Estás siendo
manipulada”… Quiero que sepas, John, que esto lo estoy haciendo de
corazón, porque yo me preocupo de las vidas de las personas inocentes en
todas partes y me preocupo por mi país. Mientras decía esto cerró dando
un portazo”.
Edward S. Herman (“Por encima del doble rasero y la hipocresía”). Dissidente Voice: 11/1/2012, nos ayudó a comprender el contexto
político, cómo la guerra de drones ha convertido toda la región en
campos de muerte en los que perecen personas inocentes y pobres y además
está creando una reacción de odio contra los Estados Unidos.
Un informe conjunto realizado por la facultad de derecho de la
Universidad de Stanford y por la Escuela de Derecho de la Universidad de
Nueva York publicado en septiembre de 2012 titulado vivir bajo los
drones y basado en más de 130 entrevistas llevadas a cabo en
Pakistán ofrece el más fidedigno, aunque horripilante expediente de la
guerra de los drones norteamericana. El informe oficial del gobierno
afirmaba que la gran mayoría de las víctimas fueron identificadas como
conocidos “militantes”. Los autores del informe de de la Universidad de
Stanford y la Universidad de Nueva York desafían explícitamente la
versión del y niegan las afirmaciones oficiales de ataques de precisión
quirúrgica de los drones: “Este es un falso cuento”. El informe conjunto
informa también de que una característica importante de la guerra de
drones es el uso habitual de un segundo misil que se lanza
inmediatamente después del primero - una combinación eufemísticamente
llamada “doble toque”- que mata a muchas personas del lugar que se
acercan con intención de ayudar, así como al personal de rescate que
viene en ayuda de las víctimas del primer ataque. Estos segundos ataques
“han disuadido a los civiles que se encuentran en el área del de acudir
en auxilio de las víctimas del ataque, y hacen casi imposible la
provisión de asistencia médica por parte de los trabajadores
humanitarios”. El informe recoge palabras textuales del director de la
organización caritativa “Indulto” en las que manifiesta:
“La región entera está siendo aterrorizada por la amenaza constante de
la muerte que llueve del cielo…Su forma de vida se está destruyendo…los
niños están demasiado aterrorizados para ir a la escuela, los adultos no
se atreven a ir a una boda, a un funeral, a una reunión para tratar de
sus asuntos, ni a hacer nada que implique la congregación de un grupo de
personas”.
Si lo que cuenta Medea Benjamin en primera persona está basado en hechos
como parece ser el caso, Obama no podría haber derramado una sola
lágrima por los niños y mujeres inocentes masacrados por los drones de
la Lista de la Muerte en Waziristan, Paskistán. El 10 de noviembre de
2012, la víspera del Día de la Memoria, el señor Mac Govern, antiguo
director asistente de la CIA, dio a conocer al locutor del programa de
noticias de la BBC que la “guerra contra el terror” (que se lleva a cabo
en Afganistán y Pakistán) debería detenerse inmediatamente, por la
sencilla razón de que no sirve a los intereses norteamericanos. Y
añadió: si el presidente Obama quería hacerlo, lo podría haber hecho en
el primer momento para salvaguardar a los norteamericanos y nuestra
seguridad nacional, no en 2014.
En la era de la RAZÓN y la responsabilidad política, Gary Corseri, un
novelista muy conocido, poeta y dramaturgo en PBS – Atlanta, que ha
actuado en el la Biblioteca y Museo Presidencial Carter (“Yo voté”
Dissident Voice: 11/5/2012d), señala como razón fundamental de su voto
en las elecciones presidenciales de noviembre:
Yo voté por la paz, la justicia y la cordura
En un mundo demente, de violencia e injusticia.
Yo voté.
Yo voté por las madres iraquíes y afganas;
De Pakistán y de todo el mundo –
Porque cada una de ellas es también mi madre
Llorando como Raquel por sus hijos perdidos.
Por Kathy Kelly y Rachel Corrie
Por Cindy Sheenan y Cynthia McKinney
Jill Stein, Helen Caldicot y Medea B.-
Por hacer frente a la locura y la mentira,
El oportunismo y la explotación –
Por todas ellas, yo voté..
Para pasar de estas edades oscuras
A un Renacimiento de la Razón
A una Nueva Era de Ilustración –
Yo voté
La política basada en el conocimiento del siglo XXI y el liderazgo y la
rendición de cuentas garantizan un cambio, nuevas estrategias para
alcanzar la paz y la harmonía global, así cono un conjunto de principios
claros y valores morales por parte de aquellos que manejan la política
de las potencias. Si Obama desea una mención en la historia como
presidente del pueblo norteamericano que le votó, NECESITA sin duda
cambiar el rumbo de navegación. Lógicamente, cualquier líder inteligente
haría todo lo que pudiera para cambiar y cumplir con la necesidad de
adaptabilidad al futuro en que la realidad de la vida demanda un cambio.
Los líderes conscientes y responsables cimientan su fortaleza moral y su
integridad intelectual, la fuerza real de un gobierno democrático
responsable, descartando deficiencias, superando los fallos y errores
políticos. Si Obama tiene una conciencia viva, ¿le dirá al pueblo
norteamericano y al mundo cuál es el propósito de continuar las guerras
de Afganistán y Pakistán? ¿Que Seguridad Nacional dicta matar niños
inocentes en Waziristán-Paquistán? ¿Qué honor y dignidad está buscando
al no retirar las tropas de Afganistán hasta 2014? ¿Por qué no hoy y
antes de que sea de noche? ¿Por qué Seguridad Nacional y propósito han
muerto más de 3.000 norteamericanos en Afganistán y varios miles de
veteranos heridos sobreviven en las calles de los guetos, sustentados
por las drogas, y en pasillos y galerías de centros comerciales de todo
Estados Unidos? ¿Por qué se suicidan cada día por todo Estados
Unidos entre 18 y 25 veteranos de guerra? ¿No es el pueblo el
poder real de la democracia norteamericana y el que tiene que cambiar
las políticas oficiales, las prácticas y las máquinas de matar?
Tanto si los niños inocentes mueren en Newton, Afganistán o Pakistán, su
muerte produce dolor y angustia a toda la humanidad. La locura
convertida en armas de fuego, balas y ataques con aviones no tripulados,
no distingue color, edad, género, etnicidad, religión ni geografía, es
la mentalidad que ejerce el control la que debemos cambiar y reformar.
Para muchos la guerra son los vídeos de entretenimiento y matar a otros
un hobby divertido practicado en los remotos Afganistán y Paquistán.
Seguramente el presidente Obama y otros políticos de pensamiento
unidireccional necesitarían asesores educativos, personas con nuevas
ideas y estrategias creativas para lidiar con sus mentes draconianas,
políticas y prácticas que descarten la matanza de inocentes. Finian
Cunningham (“Matar niños forma parte del modo de vida americano”
Dissident Voice: 22/12/2012) señala el contexto: “Esto es obra del
hombre que da las órdenes a los drones para que lleven a cabo los
asesinatos de las “lista de la muerte” en Afganistán y Pakistán cada
semana y que incluyen “daños colaterales” en forma de niños
despedazados… Esto es obra del hombre que asintió inmediatamente a la
entrega de más armamento militar por valor millones de dólares al estado
de Israel tan fresco después de haber realizado el asesinato en masa de
inocentes en Gaza… Entre el dolor y el sufrimiento del último tiroteo en
masa en Estados Unidos, quizá los norteamericanos de a pie se estén
dando cuenta en este momento del gran cambio que necesita su país…Si la
vida humana se puede violar y abaratar a una escala tan vasta y
sistemática tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, la
pérdida de 20 niños en Newton, honestamente, sería un precio
insignificante o que sale a cuenta.