El Fiscal General de EE.UU. Eric Holder promete a Rusia no torturar a
Snowden
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Un día vergonzoso para ser ciudadano de EUU.
Por Dave Lindorff, Couterpunch
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda
Me he sentido profundamente avergonzado de mi país en varias ocasiones.
El bombardeo ordenado por Nixon en Navidad sobre Hanoi y Haiphong que
destruyó hospitales, escuelas y diques fue uno de ellos. La invasión de
Irak fue otro. El silencio del gobierno sobre la fatal incursión de un
comando israelí contra la Flotilla de la Paz en Gaza, en la que fue
asesinado un
muchacho norteamericano de 19 años desarmado, fue el
tercero. Pero creo que nunca he estado tan avergonzado y asqueado como
cuando leía hoy que el Fiscal de EE.UU. Eric Holder ha enviado una carta
al ministro ruso de justicia en la que dice que EE.UU. “no pedirá la
pena de muerte” para el denunciante Edward Snowden que reveló el
espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional a los propios
ciudadanos de EE.UU., de Europa y prácticamente de todo el mundo. El
fiscal general prometió que aunque EE UU. presente después cargos
adicionales contra él, no conllevarán pena de muerte en ningún caso y
que si Rusia entrega a Snowden a EE.UU. “tampoco será torturado.”
Así se ha llegado a esta situación en que EE.UU. debe prometer (¡a
Rusia!) que no va a torturar a un prisionero cuando lo tenga en sus
manos –un ciudadano de EE.UU.– y por lo tanto esa persona, Edward Snowden, no tiene ninguna base para pedir ser “tratado como un refugiado
o asilado”. ¿Por qué el fiscal general de EE.UU. tiene que hacer estas
patéticas promesas a su homólogo ruso?
Debido a que Snowden ha solicitado asilo porque sabe que está expuesto a
sufrir torturas o a ser ejecutado si es devuelto a EE.UU. para hacer
frente al juicio por filtrar documentos que demuestran que el gobierno
está violando masivamente las libertades civiles y la privacidad de
todos los estadounidenses mediante el control de las comunicaciones
electrónicas de sus propios ciudadanos.
Snowden ha pedido asilo explicando lo que le podía ocurrir, porque sabe
que a otro denunciante, el sargento Bradley Manning, EE.UU. lleva meses
torturándolo y ha estado más de un año sin ser juzgado y encarcelado en
régimen de total aislamiento, hasta ser finalmente llevado a juicio con
un tribunal improvisado donde el juez es tan fiscal como jurista, y
después de haber sido declarado culpable por el Presidente de EE.UU., el
mismo presidente que ya ha declarado culpable también a Snowden.
Es realmente vergonzoso que nosotros, ciudadanos de EE.UU. tengamos que
reconocer que vivimos en un país que tortura a los prisioneros de su
propia nacionalidad, que ejecuta casualmente a personas con retraso
mental, que son inocentes, que tienen abogados defensores que se
dormían mientras se presentaban las pruebas de sus clientes, a la vez
que también dormitaban el fiscal y el juez, que se les negó el acceso a
las pruebas de ADN que podrían haber demostrado su inocencia, y que
finalmente fueron condenados en base a las mentiras de los fiscales y
testigos de cargo.
El sistema “judicial” de este país está pervertido y políticamente
contaminado, como sabe todo el mundo, incluida Rusia, que sabe que
Snowden está diciendo la verdad cuando afirma que es imposible que en
EE.UU. se le someta a un juicio justo. Precisamente, el Congreso ha
aprobado leyes y el Presidente ha firmado leyes, que dan poder a este
gobierno para encarcelar sin juicio, indefinidamente y en régimen de
aislamiento a alguien como Snowden, a torturarle e incluso a asesinarle,
no por haber sido condenado a pena de muerte por un jurado, sino
simplemente porque el presidente haya dicho que ha actuado en
complicidad con el terrorismo.
No es de extrañar que Rusia y otros países, entre ellos Venezuela,
Bolivia y Nicaragua, hayan ofrecido o estén considerando ofrecer asilo
político a Snowden. Y tampoco es de extrañar que en su obsesión por
conseguir poner sus tiránicas garras sobre él, este gobierno esté
dispuesto a prometer (por lo que valga una promesa del gobierno de
EE.UU.) no matarlo o torturarlo.
La vergüenza y la ira son las únicas respuestas adecuadas a esa carta
del Fiscal General Eric Holder.
Si este fuese un país que honrara el imperio de la ley, el fiscal Holder
no tendría que prometer que no lo va a torturar. Solo tiene que señalar
la Constitución de EE.UU., en donde figura la prohibición del “castigo
cruel e inusual”. Y no tendría que prometer un juicio justo a Snowden,
sin pena de muerte por ninguno de los cargos. En lugar de ello solo
tendría que señalar “la presunción de inocencia y un juicio oral y
público con jurado elegido entre los pares del acusado” para resolver el
tema de la concesión de asilo.
En tal país, alguien como Snowden, con la ayuda de un equipo de buenos
abogados, tendría una oportunidad justa de demostrar al jurado que es
inocente de los cargos frívolos de espionaje del gobierno. Tendría una
buena oportunidad de convencer al menos a un miembro del jurado de su
inocencia absoluta acerca de todos los delitos que se le imputan, lo que
haría que resultase imposible su condena.
Pero este país no es así, al menos actualmente.
En los tribunales actuales de los EE.UU. de hoy, sabemos que el
Departamento de “Justicia” tratará de impedir el testimonio sobre los
motivos de la filtración de los documentos volcados de los ordenadores
de la NSA por Snowden. Pedirán al juez que limite los argumentos y
testimonios de la defensa al tema escueto de si volcó o no los
documentos de lo ordenadores de la NSA y los difundió, no si los
archivos ponían al descubierto las violaciones de la Constitución y por
ello debían ser expuestos a la opinión pública. Con nuestros jueces,
nombrados por los presidentes y confirmados por los senadores Demócratas
y Republicanos, que quieren juristas que favorezcan el secreto del
gobierno y por lo general que estén siempre del lado del gobierno y
contra el pueblo, se puede dar por hecho todo lo que le convenga al
gobierno. En tales circunstancias, un acusado como Snowden, que
enfrenta cargos de espionaje y robo de secretos de Estado, no tiene
ninguna posibilidad de defensa. El juicio sería al estilo Lewis Carrol:
“¡El veredicto primero y las pruebas más tarde!”
Esperemos que al presidente Vladimir Putin no le presione EE.UU. con el
argumento de que Snowden no tiene nada que temer volviendo a EE.UU. a
enfrentarse con la “justicia”.
Ya es suficientemente malo que a los estadounidenses se nos tenga que
caer la cara de vergüenza al oír las promesas del Ministerio Público,
más falsas que la burra de Judas, cuando se contrastan con la realidad
de que existe todavía un sistema jurídico justo en los EE.UU. y que
Estados Unidos respeta los derechos humanos y el imperio de la ley.
No se nos debería obligar a soportar otra farsa judicial como la de
Manning, esta vez contra Edward Snowden.
A Snowden se le debe conceder asilo en Rusia o autorizar su viaje a
cualquiera de los otros países que han tenido el coraje de ofrecerle
asilo bajo las amenazas del imperio de la muerte.
Si vamos a tener más juicios sobre espionaje a EE.UU., que sean contra
el mismo Fiscal General del Estado Eric Holder y contra el propio
presidente Obama.
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Dave Lindorff es miembro fundador de ¡ThisCantBeHappening¡ (¡esto no
puede estar pasando¡), periódico colectivo y contribuyente de Hopeless:
Barfack Obama and the Politics of Illusion (Ak Press).
Fuente:
http://www.counterpunch.org/2013/07/29/a-shameful-day-to-be-a-us-citizen/