
Rompiéndote
las piernas y robándote las muletas .
Cómo funciona el gobierno del capitalismo neoliberal.
Por:
Nathan Goodman*
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda
El libertario Harry Browne definió con cáustico humor el funcionamiento
del gobierno en el capitalismo neoliberal: “sabe cómo romperte las
piernas, robarte las muletas y decirte que si no fuera por el gobierno,
no podrías ni caminar”. Pero con el déficit y la recesión que se
avecina, los gobiernos están dando otra vuelta de tuerca al austericidio
y han aprobado una ley para no devolverte las muletas.
La cámara de representantes de EE.UU. aprobó recientemente una ley que
recorta millones de dólares de los programas de cupones para alimentos
(los famosos food stamps de toda la vida).
Estos recortes afectarán a las personas más vulnerables de EE.UU. El New
York Times, citando a la Oficina del Presupuesto del Congreso, informa
que cuatro millones de personas han sido expulsadas del programa de
cupones para alimentos en el marco del proyecto de la cámara para el
próximo año. “La oficina del presupuesto dijo después que serían
recortados alrededor de tres millones de dólares al año de dicho
programa”.
Pero al mismo tiempo que el gobierno recorta los programas para los
pobres que no pueden comprar comida, sigue con sus numerosas
intervenciones que mantienen programas que hacen que los trabajadores
pobres se empobrezcan aun más. En todo el país, las leyes de concesión
de licencias profesionales encarecen los precios para los consumidores y
para evitar que los trabajadores en paro puedan pagar el precio de la
licencia para trabajar por cuenta propia. Ciudades de todo el país han
cerrado peluquerías, camionetas en las que se preparan y venden
alimentos en la calle y otras pequeñas empresas, frecuentemente fundadas
por miembros de los grupos económicos vulnerables. En California, la
policía lleva a cabo operativos violentos para detener a la gente que
pinta las casas sin licencia, coloca la carpintería o planta los
jardines. Obtener las licencias necesarias para estos trabajos requiere
tiempo y dinero que las personas más pobres y los trabajadores
sencillamente no poseen.
Otras maneras que los pobres tienen para sobrevivir al hambre, están
criminalizadas. El tráfico al menudeo de marihuana o hachís, la
prostitución y la mendicidad, son formas pacíficas y voluntarias que
tienen los más pobres para ganarse la vida, pero son asaltados y
secuestrados por la policía que “enjaula” a las personas que participan
en estos crímenes de supervivencia.
El gobierno neoliberal tiene otro montón de formas de mantener la
pobreza estructural. Las barreras regulatorias de entrada significan que
cada vez son menos las personas que pueden crear empresas, y cada vez
mayor la competencia por los puestos de trabajo, y que por tanto es un
mercado de trabajo donde los capitalistas tienen un poder total sobre
los trabajadores. La falta de patentes y todo tipo de trampas para crear
escasez artificial aumentan los precios de las mercancías,
incluidos los medicamentos esenciales para salvar vidas. Y el robo de tierras
históricas como los recintos cercados han concentrado toda la riqueza en
los capitalistas predadores privando a las masas del acceso a la tierra
y la propiedad.
Estas intervenciones son las que rompen las piernas a los pobres. Así es
como se convierten en dependientes del estado del bienestar que le
entrega las muletas. Y entonces los gobiernos tienen el poder de
quitarle las muletas cuando quieran, que es precisamente lo que está
haciendo el Congreso de EE.UU.
Este círculo vicioso creado por la situación de la pobreza se produce
en todo el mundo. En Europa, y en Grecia en particular, las medidas austericidas implican recortes de la asistencia sanitaria, pensiones,
salarios y otros servicios. Los manifestantes de toda Europa han
expresado su indignación por estas medidas de austeridad. Los estados
europeos han hecho un trabajo excelente rompiendo las piernas de sus
pueblos y repartiendo más muletas que el gobierno de EE.UU. Pero les
quitaron las muletas mientras que las piernas seguían rotas. Un libro
reciente de dos investigadores de salud pública argumenta que estas
medidas de austeridad matan.
Los llamados acuerdos de “libre comercio” tienen consecuencias
similares. Permitido el NAFTA, fuertemente subsidiado por empresas
agroalimentarias estadounidenses para inundar de maíz el mercado de
Méjico, significa la destrucción de los medios de subsistencia de los
agricultores mejicanos. La Organización Mundial del Comercio ha
destripado las leyes medioambientales y laborales en todo el mundo en
nombre del “libre comercio”. Pero estos llamados acuerdos de “libre
comercio” no se limitan a eliminar la intervención del gobierno que
puede actuar como unas muletas. Estos acuerdos rompen también las
piernas al Estado. Ellos exigen que los gobiernos restrinjan severamente
el comercio mediante la aplicación de monopolios artificiales conocidos
como “propiedad intelectual”.
Para muchos bienes, esta intervención proteccionista disfrazada de
“libre comercio” sólo significa mayores ganancias para las empresas
privilegiadas y precios más altos para los consumidores. Pero cuando se
trata de medicamentos, estos monopolios matan. Como dice Amy Goodman,
“las principales compañías farmacéuticas, como Pfizer y GlaxoSmithKline,
así como EE.UU. impidieron que decenas de millones de personas en el
mundo pudieran beneficiarse de estos medicamentos por no permitirse el
desarrollo de los mismos como genéricos asequibles contra el SIDA.
Millones de personas murieron como consecuencia de ello”.
Los nuevos
acuerdos comerciales como la Alianza TransPacífico amenazan con ampliar
aún más estos privilegios monopolísticos mortales. En lugar de limitarse
a la liberalización del comercio, estos acuerdos utilizan el poder del
Estado para aplastar a los productores de medicamentos genéricos y priva
a los pobres de todo el mundo de las medicinas para salvar sus vidas.
Algunas personas dicen que ciertas características de las políticas
neoliberales como la austeridad y los acuerdos de “libre comercio” hacen
que el mercado sea más libre. Se trata de una broma cruel. Estas
políticas simplemente dejan al Estado de proveedor de las necesidades
básicas de las personas a las que ha herido más, mientras continúan o
incluso amplían las intervenciones que los han llevado a la pobreza.
Existe una forma mejor. Nosotros, el pueblo, podemos resistir al Estado
y sus políticas crueles que atrapan a la gente en la pobreza. Podemos
construir redes de ayuda mutua para cubrir las necesidades de las
personas sin depender de los políticos y su control plutocrático y
burocrático monstruoso. Podemos construir un mundo donde el Estado no
rompa la piernas, entregue unas muletas y después las arranque de un
tirón de las manos de las víctimas.
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* Nathan Goodman es escritor y activista de Salt Lake Ciy, Utah
Participa en el activismo feminista, pacifista. Es investigador.
Fuente:
http://www.counterpunch.org/2013/09/23/how-neoliberalism-works/print
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