
El
sistema cerrado del mayor mercado negro
Dólares norteamericanos legales se imprimen de manera ilegal para
financiar revueltas
Por System failure
Ilustración de
O COLIS
Traducido por Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org
El mito de
EEUU llevando la democracia por el mundo hace mucho tiempo
que se derrumbó. Nadie cree hoy en este cuento de hadas, ni siquiera los
que se rebelan contra regímenes tiránicos. Parece que hoy, más que
nunca, el pueblo estadounidense está perdiendo la confianza en los
gobernantes de EEUU, sobre todo después de la crisis financiera de
2008 y las revelaciones sobre el espionaje de la NSA, ya que se hizo
totalmente evidente que el sistema de poder en EEUU y en todo el
planeta está en manos de los grandes bancos y corporaciones
multinacionales, en otras palabras, en poder de la élite financiera
mundial.
Parece evidente que este sistema de poder financiero-corporativo, que
controla completamente los gobiernos, ha establecido un mecanismo muy
eficaz para proteger y ampliar sus intereses e influencia a nivel
mundial, mediante la fabricación de un producto que todo el mundo desea:
el dólar. La eficacia de este mecanismo de fabricación de moneda se debe
al fin del sistema monetario basado en el patrón oro, al establecimiento
del dólar de EEUU como moneda de reserva mundial y a la tecnología
informática.
Las escuelas de pensamiento económico, totalmente controlados también
por este sistema de poder, imponen la nueva doctrina económica de
control de la inflación a toda costa. Por lo tanto, los gobiernos
proceden a imponer políticas de recortes y crueles medidas de
austeridad, mientras que, extraoficialmente, están financiando todas las
actividades a favor de este sistema de poder basado en la fabricación de
dólares norteamericanos, sin ningún control sobre sus flujos a nivel
planetario. Al mismo tiempo, este sistema crea las crisis financieras y
carga con más deuda a las naciones, mediante el movimiento de grandes
capitales virtuales que circulan través de los sistemas informáticos,
asegurando que el dinero que afluya a la economía real, productiva, sea
el mínimo posible para que no se devalúe.
Pero ¿dónde van los dólares legales que se fabrican ilegalmente?
El círculo del dólar comienza a partir de las organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales estadounidenses que, en esencia,
son financiadas para organizar conflictos y levantamientos en las zonas
donde la oligarquía económica mundial desee proteger o expandir sus
intereses. Básicamente, los dólares se utilizan para pagar mercenarios
que hagan el trabajo de agitación, contra regímenes autoritarios e
incluso contra otros presentados como tales mediante campañas masivas de
propaganda para crear disturbios apoyados por el mayor número de
personas en cada región.
En un momento determinado aparecen de la nada millones de dólares para
pagar mercenarios. Su coste es casi cero para los banqueros, ya que
pueden fabricar tantos como ellos quieran y enviarlos donde quieran.
Después de eso, las grandes compañías energéticas, petroleras, gasistas
o carboníferas llegan a cerrar los acuerdos junto a las tuberías que
traerán miles de millones en ganancias. Las grandes empresas pagan unos
pocos millones de dólares en sobornos a los gobernantes y engañan a las
comunidades locales que sufren de altas tasas de desempleo, creando
algunos puestos de trabajo. La mayor parte del dinero vuelve a su origen
de poder
y el círculo se repite.
La detección de nuevos yacimientos de petróleo y gas natural en el
territorio de EEUU, permite a los banksters abandonar los territorios
en guerra y evitar las complejas implicaciones que conllevan los
conflictos armados, como las guerras de Irak o Afganistán. Los dólares
que hubieran tenido que distribuir los estadounidenses en Irak después
de la guerra podrían haber sido fabricados con toda facilidad, pero la
opinión pública en general no aprueba la invasión y el baño de sangre
que se produce al invadir estos países, sobre todo después de las
revelaciones de WikiLeaks y los videos impactantes de soldados
estadounidenses disparando a periodistas y civiles desde un helicóptero
como si se tratara de un juego de vídeo.
Las nuevas tácticas son mucho más eficaces, como por ejemplo la
financiación de los diferentes tipos de mercenarios, que no tiene que
ser aprobada a través del presupuesto del Pentágono estadounidense y
sobre todo no es necesario dar explicaciones a los periodistas y a la
sociedad estadounidense sobre el coste de guerras sangrientas o sobre el
número de ataúdes con soldados muertos que regresan a Estados Unidos.
Además, esta táctica está consiguiendo la aprobación de una mayoría
significativa de las comunidades locales, ya que existen casos en que
sufren la opresión de regímenes autoritarios.
A pesar de todo esto, este tipo de interferencias en Ucrania parece que
en general no ha logrado ganar la aceptación de la opinión pública,
sobre todo porque sus patrocinadores han puesto en primera fila de las
“protestas populares” a ucranianos y extranjeros de ideología nazi y a
un muestrario muy diverso de nacionalistas de extrema derecha,
probablemente porque estimaron que sin ellos, el levantamiento contra el
gobierno de Yanukovich habría fracasado.
Alguien podría preguntarse: ¿Por qué los banqueros y los gestores de las
empresas más grandes se molestan en organizar este tipo de operaciones ?
¿Por qué están haciendo todas estas cosas cuando controlan totalmente la
cantidad y el flujo del dinero a nivel mundial? Una posible respuesta
sería, porque saben mejor que nadie que el sistema basado en dinero
electrónico o de papel, en esencia, no significa nada, es decir, que su
valor es cero. Lo que tiene valor real, son los recursos naturales con
que cuentan los países. Esta es la verdadera riqueza.
Por lo tanto, en países occidentales como Grecia, por ejemplo, la
doctrina neoliberal y las privatizaciones masivas se imponen mediante
las crisis económicas. Las crueles medidas de austeridad y la caída
libre del valor de las empresas bajo control del Estado vienen como
consecuencia de una crisis económica. Después, como sabemos,
los "inversionistas" invaden el país para comprar todo a precio de
saldo: empresas, petróleo, gas natural o depósitos de carbón, e incluso
las reservas de agua.
En otros países, los regímenes autoritarios o convenientemente
satanizados y presentados como tales, se manipula la opinión pública
para provocar revueltas violentas. A veces llegan al poder con la ayuda
de Occidente. Cuando esto no es posible (como en Venezuela hasta
ahora), se utilizan todas las tretas y todos los métodos de propaganda
usando los medios de comunicación, a fin de vestir al gobierno con los
peores ropajes. Para ello no se repara en los millones de dólares necesarios para pagar a los instigadores contra el régimen. Después
de eso, organizaciones como el FMI invaden el país para reparar la
economía destruida por el sabotaje empresarial, pero lo único que hacen
con el tiempo es abrir el camino a la doctrina económica neoliberal y a
los cárteles de las grandes empresas transnacionales.
En esencia, se trata de una guerra entre las grandes empresas para
controlar las reservas energéticas y demás recursos naturales. La
barrera más importante con la que se encuentran ahora es la que
constituyen los gigantes de la energía controlados por el Estado en
Rusia y China, por lo que el neoliberalismo está tratando de penetrar en
esos países. Las sociedades occidentales han declarado la guerra a
empresas como Gazprom, en su intento de controlar todas las reservas
energéticas, pero en este caso las cosas no son tan fáciles. El modelo
neoliberal que abre el camino al capital occidental tiene que
enfrentarse ahora a dos superpotencias.
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Fuente: http://failedevolution.blogspot.gr/2014/03/the-closed-system-of-biggest-black.html
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