LA DEBACLE DE LA PRESIDENCIA FRANCESA:

 

Mentiras, fraude fiscal y austeridad

 

Por: Philippe Marliere*
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org

Ahora, la presidencia de Hollande está por los suelos. Un escándalo de Estado amenaza con engullir a Hollande y al Gobierno Socialista. La persona responsable de la crisis es Jèromê Cahuzac, Ministro del Presupuesto hasta hace dos semanas. Durante los últimos meses, Cahuzac estaba siendo acusado de haber utilizado una cuenta secreta en un banco suizo para evitar pagar impuestos en Francia. Las acusaciones han sido negadas repetidamente por Cahuzac ante el Presidente, el Primer Ministro, los miembros del parlamento y diversos medios de comunicación. El 2 de abril, de repente Cahuzac ha admitido ante un juez que escondió 600.000 euros en un paraíso fiscal durante más de 20 años. Fue puesto inmediatamente por la justicia francesa bajo investigación oficial por blanquear el producto del fraude fiscal. Hollande apareció en la televisión al día siguiente y dijo que los actos de Cahuzac fueron un error moralmente imperdonable.

Este dramático desenlace no podía haber ocurrido en peor momento para un presidente acosado y más viniendo de uno de los departamentos más sensibles del gobierno. De hecho, como ministro del Presupuesto, Cahuzac era el hombre encargado de la lucha contra la evasión fiscal. También fue responsable de liderar una cruzada contra los paraísos fiscales en nombre del Estado francés. Él tenía la tarea de racionalizar el presupuesto y de ejecutar las medidas enérgicas del gobierno contra los ricos que tendrían que pagar más impuestos. Hace dos semanas Cahuzac anunció a Hollande su decisión de dimitir “para así hacer la mejor defensa de su honor”. Para Hollande y Jean-Marc Ayrault” (Primer Ministro de Hollande) es una situación sin salida. Si ahora reconocen que tenían dudas sobre la probidad de Cahuzac, los responsables serían ellos. Por lo tanto, sólo pueden afirmar que no sabían nada sobre el escándalo. En el mejor de los casos, el Ejecutivo queda calificado como débil e indeciso.

Hollande, Ayrault y los parlamentarios socialistas se han esforzado en minimizar el episodio Cahuzac. Argumentan que es una traición personal y que la historia es más que nada una cuestión de principios éticos y morales. En realidad, el escándalo Cahuzac tiene poco que ver con la falta de honradez de un hombre. Es mucho más que la triste personalización del “hijo de puta”, definido por Jean-Paul Sartre. No, la estafa Cahuzac también deja al descubierto manipulaciones políticas en el núcleo de la presidencia de Hollande. La verdad es que es un escándalo estatal que crea una crisis política cuyas consecuencias serán múltiples y difíciles de predecir.

¿Quién es Jerôme Cauzac? Este hombre de 60 años de edad era un cardiólogo que se convirtió en cirujano plástico especializado en transplantes de cabello. En esta nueva profesión, el ministro caído en desgracia amasó una gran fortuna personal. Cahuzac proviene del ala neoliberal del Partido Socialista, confeso admirador de Tony Blair. En un reciente debate televisivo con Jean-Luc Melenchón, líder del Frente de Izquierda, admitió con arrogancia que nunca en sus treinta años de carrera en el Partido Socialista había “creído en la lucha de clases”. Cuando Ayrault lo nombró para formar parte del gobierno, altos cargos del partido del Primer Ministro le advirtieron que se trataba de una decisión peligrosa. Arrogante y enérgico con sus colegas, Cahuzac pertenece a una raza de los “socialistas” que ignoran casi todo de las tribulaciones del electorado que llevó al poder a Hollande el año pasado. Y lo que es más, Cahuzac era en el gobierno el promotor entusiasta de las políticas de austeridad más duras que Francia ha experimentado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. He aquí un hombre que no sólo dio una conferencia al público acerca de la evasión y el fraude fiscal siendo un defraudador él mismo, sino que también fue responsable de la implementación y seguimiento de las políticas económicas injustas y sin sentido (como su objetivo de reducir el déficit público de Francia al 3%) que infringió un sufrimiento innecesario a los más desfavorecidos de la sociedad.

Hasta el escándalo sexual de Nueva York que puso fin a su carrera política, Cahuzac era un incondicional “Strausskahnista”, es decir, un aliado político muy cercano y fiel a Dominique Strauss-Kahn. Los dos “socialistas” compartían el mismo estilo de vida lujoso y despreocupado y el mismo gusto por el “laissez-faire”. Ambos eran amables con los ricos y poderosos y ambos mantenían relaciones dudosas en el mundo de la política. Mediapart ha revelado que Philippe Péninque fue la persona que abrió discretamente a Cahuzac la cuenta bancaria en Suiza en 1992. Peninque solía ser un miembro del Groupe Union Défense (GUD), una asociación de estudiantes violentos de extrema derecha. En la actualidad es amigo cercano y confidente de Marine Le Pend. La responsabilidad de Hollande es evidente desde que adquiere este compromiso, ya que estaba claro desde el comienzo que el nombramiento de Cahuzac era políticamente peligroso. Un ministro del gabinete ha revelado recientemente que Cahuzac fue el responsable de que no saliera adelante una reforma fiscal para elevar los impuestos a los ingresos más altos, que llegaban hasta el 75% para las personas que ganaran más de un millón de euros. Advertido de que algunas disposiciones del proyecto podrían ser inconstitucionales, Cahuzac no hizo el menor caso y dejó que siguiera adelante. El proyecto de ley terminó al final siendo rechazado por el tribunal supremo francés. Hace solo unos días, Cahuzac se presentó aún en los círculos socialistas cono el parangón de la “buena gobernanza” y como “competente ministro”. ¿En primer lugar, ¿cómo fue posible designar a tal persona como ministro de un gabinete socialista?

Podemos poner también el caso del Pierre Moscovici, el ministro de Hacienda. Después de la salida de Cahuzac, Moscovici es el último “Strausskahniano” que queda en el gobierno. Uno de los pocos admiradores de Blair en Francia, Moscovici se encuentra ahora acusado de haber utilizado el aparato del Estado para tratar de encubrir a su amigo político. Hace unas semanas, Moscovici declaró que había preguntado a las instituciones bancarias suizas sobre la cuenta secreta de Cahuzac y que había quedado convencido de que tal cuenta no existía.

El escándalo Cahuzac es esencialmente un entero y verdadero escándalo político. En este episodio está involucrada una casta de políticos que han defraudado totalmente a la gente que les votó. Muchos pensaron que eran intocables. Diez meses después de ser elegido, este gobierno socialista ya ha dado la espalda a las necesidades y aspiraciones de los trabajadores.


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* Philippe Marlière es profesor de política francesa en el University College, London (Reino Unido).

 

Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/04/05/lies-fraud-and-austerity/


 

 

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