Discurso de
la presidenta del Parlamento griego, Zoe Konstantopoulou, durante la
sesión inaugural de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública
Por Zoé Konstantopoulou,
11 de abril de 2015
Traducción de Griselda Pinero
Señores y señoras, agradecemos su presencia en este acontecimiento, de
hoy 4 de abril, que es de importancia histórica y señala el comienzo del
reembolso de una verdadera deuda: la de decir la verdad y de rendir
cuentas ante el pueblo y la sociedad griega sobre cómo esa deuda fue
creada e inflada, deuda que permanece suspendida sobre la cabeza de la
ciudadanía y de las jóvenes generaciones. La deuda pública es utilizada
como un instrumento de chantaje y de dominación, como medio de sumisión,
bajo unas condiciones que no tienen nada que ver con uno de los
objetivos de los estatutos europeos: el de garantizar la prosperidad de
los pueblos y de las sociedades. Unas condiciones que en lugar de
asegurar los principios ecuménicos de democracia, igualdad, equidad,
respeto a los derechos humanos y a las libertades, así como al progreso
social, producen el encogimiento de los espacios democráticos,
discriminaciones, exclusiones, miseria y crisis humanitaria.
La deuda no constituye un signo de los tiempos. Por el contrario es el
resultado de acciones y de omisiones, de contratos de préstamos con
condiciones leoninas y con tipos de interés desmesurados, de actos y
gestiones financieras, y también de contratos marcados por la
corrupción, que la dispararon y cuyo testimonio se halla en la enorme
cantidad de expedientes que se encuentran en el Parlamento y en la
Justicia.
La deuda no es incontestable. Mientras no sea controlada y
descodificada, mientras no sea analizada, la cuestión permanecerá en
suspenso: ¿qué parte de la deuda es, eventualmente, legítima y cuál es
ilegítima?, ¿ilegal?, ¿odiosa? Este desgraciado problema obsesiona,
durante estos últimos años, la conciencia colectiva y se ha concretado
en la reivindicación que refleja el derecho democrático de los que son
llamados a pagar la deuda, de conocer cómo se originó, en qué consiste
su deuda, y también el poder de resistir y defenderse de la obligación
de pagarla y reivindicar su anulación.
El control de la deuda no es sólo un derecho democrático de la
ciudadanía, es también un derecho soberano de los pueblos.
Al mismo tiempo, es un deber institucional del Estado, incluso según el
Derecho de la Unión Europea. Es decir, constituye una obligación
internacional del país, según la expresión que gusta a los que hacen
mención de las obligaciones internacionales del país solamente cuando se
trata de obligaciones financieras, y olvidan que las obligaciones
internacionales superiores del país son aquellas que conciernen a la
Democracia, la transparencia, los derechos y libertades de las personas,
así como todo lo que hace que la vida sea digna de ser vivida.
La deuda no se puede resumir en pérdidas y beneficios, puesto que
concierne a vidas humanas. Y millones de ellas se han perdido por el
pago de una deuda, millones de vidas humanas que fueron humilladas y
destruidas. Hoy quiero recordar a cinco seres humanos que pertenecían a
diferentes generaciones.
* La pequeña niña, hija de inmigrantes, alumna de la escuela primaria,
que en diciembre de 2013 murió por haber inhalado gases tóxicos
provenientes de un brasero improvisado en una casa sin electricidad,
donde vivía desde hacía unos meses con su madre.
*El chico de 19 años que, en el verano de 2013, perdió la vida al tratar
de evitar el control de los billetes en un autobús.
*Los dos jóvenes de 20 y 21 años, estudiantes en Larissa, que en marzo
de 2013 también murieron asfixiados por los gases de un brasero.
*Finalmente, Dimiris Hristoulas, el farmacéutico retirado que hace
justamente tres años decidió suicidarse ante el monumento al Soldado
Desconocido, justo delante del Parlamento, porque rechazaba una
existencia a tal punto envilecida que debía buscar su comida entre los
desperdicios.
La Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública constituye una deuda
también hacia estas personas.
La Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública, creada por el
Parlamento griego, es un instrumento valioso, que el Parlamento pone al
servicio de la sociedad y de la Democracia. Un instrumento de la verdad,
de la reparación de la injusticia, de la dignidad, de la defensa social
y democrática, de la protesta y de la resistencia contra unas opciones
que matan a la sociedad. Un instrumento del despertar de los pueblos, de
las sociedades y de las direcciones europeas. Un instrumento de
solidaridad.
La presencia hoy de toda la dirección del Estado, del Presidente de la
República, del Primer Ministro del país, de los Ministros,
Vicepresidentes del Parlamento, de los representantes del poder judicial
y de las autoridades independientes, refleja la voluntad de que la
auditoría comience y de que vaya hasta el final.
La preparación científica, la experiencia y el desinterés de los hombres
y las mujeres que de inmediato respondieron a la invitación de
contribuir con sus conocimientos y su trabajo a este esfuerzo,
constituye una garantía de éxito.
Quiero agradecer especialmente a aquellos y aquellas que respondieron a
este llamado y a los científicos y expertos que vinieron rápidamente
desde el extranjero, y también a los que vinieron de Grecia. Quiero
también resaltar el sostén espontáneo de los científicos, intelectuales
y movimientos sociales de todo el mundo, lo que nos obliga a conservar
este proceso que hoy comienza, abierto y vivo.
Señores y señoras; les anuncio la Decisión nº 1448 de la Presidente del
Parlamento del 4 de abril de 2015 por la que se constituye la Comisión
Especial del Parlamento de los griegos para la investigación de la
verdad concerniente a la creación y aumento desproporcionado de la deuda
pública, la auditoría de dicha deuda y la promoción de la colaboración
internacional del Parlamento griego con el Parlamento Europeo, con
Parlamentos de otros países y con organismos internacionales en materia
de deuda, con el objetivo de sensibilizar y activar a la sociedad, a la
comunidad internacional y a la opinión pública internacional. A esta
Comisión la llamaremos Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública.
Quiero agradecer especialmente a Sofia Sakorafa que haya aceptado la
responsabilidad de las relaciones de esta Comisión con el Parlamento
Europeo y con los Parlamentos Nacionales. Quiero también agradecer
especialmente a Éric Toussaint que haya aceptado de inmediato la
coordinación del trabajo científico del equipo internacional. Quiero
agradecer mucho a los servicios del Parlamento y especialmente al
Servicio Científico y a la Oficina de Presupuesto del Parlamento que
ayudarán a esta Comisión, constituyendo equipos de trabajo. Mediante
esta introducción, me dirijo a la tribuna para que el Presidente de la
República, Sr. Prokopis Pavlopoulos, salude a esta sesión inaugural de
la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública.
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Fuente: http://www.cadtm.org