Grecia: Una capitulación portadora de amenazas mortales

Por Yorgos Mitralias *

Traducción de Liliana Pineda

Ilustración de O COLIS para Zonaizquierda.org

4 de septiembre de 2015


Lo más alarmante de la actual situación griega es que todos los líderes de la izquierda daban la impresión de no conocer ni el alcance ni la profundidad de la catástrofe perpetrada por la capitulación del gobierno Tsipras ante los acreedores del país. De hecho, la campaña continúa con su invectiva y su pie torcido siguiendo tradiciones bien establecidas; nadie se refiere a este desastre, y sobre todo a sus consecuencias a medio y largo plazo. Y lo peor, nadie hace ninguna referencia a las tareas concretas y urgentes que este desastre requiere de la izquierda griega y sus militantes.


Sin embargo, es imposible que la grisura actual del paisaje griego deje a nadie desapercibido pues salta a la vista. Por otro lado, la hemorragia que sufre Syriza "modificada genéticamente" ya supera los peores temores de los promotores de su "normalización". Día tras día cientos de sus funcionarios, parlamentarios, miembros del Buró Político del Comité Central, de la dirección de su juventud, de su fracción sindical y de otros órganos del partido, abandonan la organización dando un violento portazo denunciando la "traición" del gobierno Tsipras.


Pero no es lo mismo para los que cierran así la puerta, miembros del partido Unidad Popular de reciente formación, que para la gran mayoría de los miles y miles de "anónimos" que se van de puntillas, completamente desorientados, decepcionados, o incluso enojados. El resultado de todo esto ya está ante nuestros ojos: el colapso de Syriza en las encuestas y la resurrección real de Nueva Democracia, la derecha tradicional, que  aspira a vencer a una Syriza precozmente vieja y desacreditada.

Por otro lado, los dirigentes de la Unidad Popular, la plataforma de izquierda que se ha separado de Syriza, no parecen atraer a las multitudes decepcionadas ni a las otras fuerzas políticas que se oponen a los memorandos y que "normalmente" debieran unirsele. El escandaloso “campismo” de su jefe (Lafazanis) mezclado con una cierta hegemonía en la extrema izquierda de las fuerzas con menor influencia electoral (Antarsya y otros), distancia a los socios potenciales y pone de relieve no sólo la fragmentación electoral de la izquierda antimemorándum, sino también la desesperación general que impulsa a una parte sustancial de los izquierdistas, especialmente aquellos que se habían unido a Syriza en las últimas elecciones, a dar la espalda a la política y a los partidos para replegarse en sí mismos.

Si añadimos a todo esto que el Partido Comunista de Grecia (KKE) ha hecho de Unidad Popular y de Lafazanis sus principales enemigos para atacarles día y noche con expresiones de una violencia poco común, y que Antarsya ha decidido presentar sus propias listas en las próximas elecciones, entendemos por qué la palabra "asco" domina las discusiones entre los izquierdistas y (ex) votantes de Syriza.


Entonces, todo indica que ahora después de las elecciones, Syriza "modificada genéticamente" será parte de un gobierno de coalición con uno o más partidos neoliberales (Tsipras ha nombrado al PASOK como un posible socio de gobierno), y que ese gobierno planea aplicar el tercer memorando (el más duro). El bucle se enreda de tal manera que el "asco" casi generalizado cede su lugar a la pesadilla de "todos son iguales" y "todo está podrido", hecho que -evidentemente- beneficia a la extrema derecha y, en el caso griego, a un Golden Dawn bien establecido y alerta.

Esta "imprudencia" (1) de la izquierda griega, prácticamente ajena a toda sensibilidad, no puede sorprendernos si recordamos que la izquierda griega (con raras excepciones) ¡solo ha descubierto la amenaza mortal que supone el neonazi partido Amanecer Dorado después su avance electoral! De hecho, los líderes de Syriza nunca entendieron que su propio éxito electoral fue sólo la otra cara de la moneda del éxito de la Golden Dawn, pues los enormes avances de ambas partes eran
los dos el producto y también el ejemplo de la búsqueda desesperada de soluciones radicales; dos extremos del mapa político del país que representan a la mayoría de la población griega empobrecida, radicalizada y enojada.

Los dirigentes de Syriza nunca han entendido nada de todo esto y es por eso que siempre han creído que su éxito se debió a sus habilidades políticas extraordinarias... entre otras cosas. Este enorme malentendido no tenía gran importancia práctica, ya que todo estaba bien y continuaba el impulso ascendente de Syriza, pero ahora, en el momento de la verdad, del ajuste de cuentas con la historia y sus consecuencias, la realidad es muy diferente. Esta sociedad griega y la moribunda República de Weimar alemana se parecen tanto como dos gotas de agua, ¡el próximo movimiento del péndulo podría conducir a la derecha!, sobre todo porque la izquierda radical en el gobierno ha demostrado su incapacidad para satisfacer las expectativas de la población y la sociedad griega, tradicionalmente muy conservadora, recupera a gran velocidad sus viejos instintivos lo que hace que la Golden Dawn... no caiga del cielo (2).


La conclusión es también una advertencia. Sólo en la medida en que se tome conciencia del alcance excepcional de la catástrofe causada por la capitulación de Syriza y su gobierno, el resto de la izquierda radical griega podría llevar a definir –lo antes posible
los planes que coinciden con la urgencia del momento. No son tiempos de triunfalismos, sino de análisis riguroso de la situación creada después de la rendición de 13 de julio, y de las consecuencias que tiene y que tendrá dicha situación en el comportamiento político y social de la población, especialmente de las clases medias arruinadas y radicalizadas en Grecia. En este contexto, todo sectarismo que lleve a la extrema fragmentación actual de las fuerzas de la izquierda radical equivale a hacerle la cama a la extrema derecha neonazi, un suicidio real. Del mismo modo, cualquier actitud conciliadora hacia la izquierda que capituló en el proceso de socialdemocratización es equivalente al suicidio, pues deja el campo libre a la extrema derecha que volará con su lema central: "todos son iguales y todo está podrido".


En pocas palabras, ahora más que nunca, el llamado de Gramsci a combinar "el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad" (3) debe guiar a la izquierda radical griega ...

Notas:

 

(1) Sobre la indiferencia de los líderes Syriza hacia las terribles consecuencias internacionales de su capitulación, ver el artículo: "Las consecuencias internacionales devastadores de la rendición anunciada de Syriza" http://blogs.mediapart.fr/blog/yorgos-mitralias/310815/les-consequences-internationales-catastrophiques-de-la-capitulation-annoncee-de-syriza
(2) A la pregunta incluida en una exhaustiva investigación sobre la opinión pública griega realizada poco antes de las elecciones del 25 de enero “cuáles son las instituciones de su mayor confianza" ¡más del 80% de los encuestados colocó el ejército y más 70% a la policía! Téngase en cuenta que los mismos encuestados expresaron en ese momento su voluntad de apoyar principalmente a Syriza. Según lo confirmado, los resultados de esta encuesta no causaron conmoción en Grecia, sobre todo por lo que los griegos ven a su alrededor en las últimas décadas.
(3) "Il pessimismo della ragione e il l’ottimismo della volontà"

 

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*Yorgos Mitralias es uno de los fundadores y animadores del Comité griego contra la deuda y miembro de la red internacional CADTM.ORG

 

  

 

 

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