Fomentar la remontada.

 

Por: Michael Calderbanck, para red pepper*
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org

 

La cuestión de cuál es el tipo de nueva formación política posible y necesaria debe surgir siempre de la experiencia y las necesidades diarias de las comunidades de la clase trabajadora, escribe Michael Calderbank.

 

La dificultad del acceso a la vivienda por parte de las clases populares ha estado en el centro de la crisis financiera y el subsiguiente régimen de austeridad que nos han impuesto las élites financieras. El desencadenante inmediato, no lo olvidemos, fue la exposición de los bancos por los préstamos de las hipotecas subprime en EE.UU., donde se prestaban grandes cantidades a familias endeudadas y con bajos ingresos, que nunca estuvieron en posición de devolver el crédito. Y a su vez, la política de austeridad impuesta manu militari por el fundamentalismo neoliberal, significa que también en toda Europa, todo el mundo está ahora luchando para mantener un techo sobe su cabeza. En el Reino Unido, con el “impuesto del dormitorio” y la reducción de otras ayudas que empiezan ya a morder en lo vivo, miles de familias se van a encontrar con que sus casas se han convertido en “inasequibles” como resultado directo de la política del gobierno. Y esto resulta especialmente preocupante en tiempos de altas tasas de desempleo y bajos salarios. A menos que se realojen en zonas muy alejadas – que pueden estar situadas a muchos kilómetros del puesto de trabajo, de la familia y de los amigos – o se muden a una vivienda más pequeña y en condiciones de hacinamiento, un creciente número de familias van a ver muy pronto reducidos drásticamente sus ingresos y se van a encontrar con sanciones por falta de pago e incluso con desahucios.

La situación tiene cierto paralelismo con la lucha anti-poll tax (impuesto a las comunidades de vecinos introducido por Margaret Thatcher a finales de la década de 1980)* cuando miles de familias se encontraron perseguidas por la justicia por no pagar los recibos de este impuesto. En aquellos momentos, grupos de campaña locales fueron capaces de proporcionar consejos prácticos, representación legal y acción solidaria directa a nivel comunitario para evitar que los agentes judiciales entraran en los domicilios.

A través de la federación nacional anti-poll tax, los grupos comunitarios se unieron, formando una estructura superior a nivel nacional, lo que permitió a la gente compartir experiencias y conocimientos sobre la mejor manera de defenderse entre todos. También contribuyó a unir a los grupos de activistas locales de las comunidades para promover la remontada política y avanzar en una estrategia de campaña que finalmente consiguió hacer que la odiada política fiscal de Thatcher diera marcha atrás. A imagen y semejanza del desarrollo de Occupy en EE.UU - donde los activistas de las grandes manifestaciones han de comprometerse en una ola de acciones directas contra embargos y subsiguientes desahucios – estamos empezando a ver a los grupos locales que luchan contra los recortes y los desahucios en toda Gran Bretaña discutir sobre la necesidad de realizar acciones concretas de solidaridad como visionando las acciones más destacadas de Izzy Koksal. También se está ejerciendo presión sobre los concejales que ahora se encuentran con que tienen que tomar decisiones directas sobre la posibilidad de enviar agentes judiciales y policía para desalojar a las familias que se han retrasado en el pago como consecuencia de la crisis económico-política. Las iniciativas locales tienen como objetivo obtener fuentes de préstamos a bajo interés para las personas en apuros, como alternativa a los préstamos usurarios de los prestamistas. Hay indicios de que la solidaridad práctica se está empezando a transformar de una primera respuesta a la ira y el miedo, a una voluntad de resistir y luchar. Al mismo tiempo existe la incertidumbre de si este movimiento emergente será capaz de unirse para convertirse en una herramienta capaz de ofrecer una solución viable y alternativa al discurso político actualmente dominante. Con el reciente avance en las encuestas del UKIP, que ofrece un repositorio populista de derecha en la oposición, es fácil ver por qué puede resultar atractiva la formación de un partido de izquierda, como el que propone el veterano director de cine Ken Loach. Por supuesto que conseguir que esa propuesta llegue a realizarse, es más difícil.

Del mismo modo, en la planificación de una “Asamblea Popular” potencialmente muy importante a celebrar a finales del presente año, la Coalición de Resistencia debe tener cuidado de no crear una organización modelo “campo de sueños” (“créala y ellos vendrán”). Inclusos los discursos más inspirados solo pueden llevarnos hasta un determinado punto. Lo que hace falta es prestar atención a cómo se pueden reforzar las campañas existentes en la base para conseguir la máxima participación de todos los grupos, políticos, sindicales y comunitarios importantes dispuestos a tomar medidas prácticas para defender a las familias que están sufriendo el ataque.

Del éxito de Syriza en Grecia, otro acontecimiento clave que influencia las ideas más recientes de la izquierda, se desprenden lecciones que podríamos aplicar aquí. Syriza se ha desarrollado como una coalición, siempre con la prioridad concreta de prestar apoyo práctico a los movimientos emergentes en las calles, comunidades y lugares de trabajo. Esto significa que no apareció como una fuerza externa imponiendo su propia línea, sino como una influencia positiva en las diversas luchas de los movimientos de base. Ha sido casi 10 años después, cuando ha empezado a desarrollar despacio y cuidadosamente sus estructuras como partido.

Por supuesto que no hay un solo modelo para reproducirlo con una plantilla que garantice el éxito, y aún está por ver que Syriza pueda soportar con éxito el peso de la enorme carga de responsabilidad y compromiso que se ha echado sobre sus hombros. No obstante, su método ha ayudado a construir la capacidad organizativa del movimiento contra la austeridad en Grecia de una forma nueva y diferente y de la que podemos aprender.

La cuestión de cuál ha de ser la nueva formación posible o necesaria ha de surgir siempre de la experiencia diaria y de las necesidades de las comunidades de la clase trabajadora. Es posible que reuniendo a los organizadores de las comunidades, grupos de inquilinos, juristas y sindicalistas, podamos empezar a consolidar una red nacional contra los desahucios, lo que permitirá compartir experiencias y consejos prácticos. Esta unidad de acción podría empezar con el tiempo a encontrar también su expresión electoral.

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* En este enlace puedes ver qué fue el Poll-Tax” y la lucha ciudadana contra este impuesto, que hizo retroceder a la “dama de hierro”. http://elpais.com/diario/1991/03/24/opinion/669769208_850215.html

 

Fuente: http://www.redpepper.org.uk/furthering-the-fightback/


 

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