El periodismo bajo amenaza de ley antiterrorista.


David Miranda: “La policía amenazó con encarcelarme”.


El compañero del periodista de The Guardian Glenn Greenwald, que publicó las filtraciones de Snowden, da su primera entrevista sobre el interrogatorio de nueve horas al que le sometió la policía en el aeropuerto de Londres.


Por Jonathan Watts, Information Clearing House
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda


Centro de Intercambio de Información - “The Guardian”- David Miranda , pareja del periodista de The Guardian que filtró los datos del espionaje masivo por parte de la Agencia de Seguridad de Nacional de EE.UU. , acusó a Gran Bretaña de un “abuso total de poder” para interrogarlo durante casi nueve horas en Heathrow bajo la ley antiterrorista.

En su primera entrevista desde su casa de Río de Janeiro donde llegó el lunes a primera hora, Miranda dijo que las autoridades del Reino Unido, a petición de EE.UU., le habían intimidado para obligarle a revelar las contraseñas del ordenador y teléfono móvil.

“Ellos me amenazaron durante las nueve horas que me tuvieron detenido y me dijeron que me encarcelarían si no cooperaba”, dijo Miranda. Me trataron como si fuese un criminal o estuviese a punto de realizar un ataque terrorista contra el Reino Unido… Fue agotador y desesperante, pero yo sabía que no estaba haciendo nada malo.”

Miranda – de nacionalidad brasileña, vive  con Greenwald en Río –estuvo detenido durante el tiempo máximo que permite la Ley de Terrorismo 2000, que autoriza a los policías a detener, registrar e interrogar a individuos en aeropuertos, puertos y zonas fronterizas.

Durante ese tiempo, dijo Miranda, no se le permitió llamar a su compañero, que es un abogado cualificado en EE. EE.UU.., ni le proporcionaron un intérprete, a pesar de habérselo prometido, ya que se sentía incómodo comunicándose en un idioma que no era el suyo.

“Yo estaba en un país diferente, con leyes diferentes, en una habitación con siete agentes que iban y venían, que no paraban de hacer preguntas. Pensé que podría ocurrir cualquier cosa. Pensé que podría ser detenido e incomunicado durante un largo período de tiempo”, manifestó.

Él venía de regreso de Berlín, donde había estado facturando materiales entre Greenwald y Laura Poitras, cineasta de EE.UU. que también había estado trabajando en todo lo relacionada con la publicación de los archivos de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. por parte del denunciante Edward Snowden.

Miranda fue capturado tan pronto como bajó del avión de British Airways a primera hora de la maña del domingo. “Dentro del avión se avisó que todo el mundo tenía que presentar su pasaporte. “En el momento en que puse los pies fuera del avión, me cogieron y me llevaron a una pequeña habitación de madera con cuatro sillas y una máquina para la toma de huellas dactilares”, recordó.

Registraron su equipaje de mano y, según él, la policía le confiscó un ordenador, dos pendrives, un disco duro externo y otros accesorios informáticos, como una consola de juegos, además de dos relojes recién comprados y los móviles, que fueron guardados en sus cajas y devueltos al equipaje.

“Me obligaron a decirles las contraseñas del ordenador y el teléfono móvil”, dijo Miranda. Me advirtieron que tenía la obligación de responder a todas sus preguntas y utilizaban todo el tiempo las palabras “prisión” y estación.

“Está claro por qué me detuvieron. Es porque soy socio de Glenn. Porque fui a Berlín. Porque Laura vive allí. El círculo está completo”, dijo. “Pero no tengo ningún papel en esta historia. Y no miro los documentos. Y ni siquiera sé si llevaba documentos conmigo. Pudo ser por la película en la que está trabajando Laura.”

A Mirando le informaron de que le habían detenido bajo la Ley Antiterrorista, pero nunca fue acusado de ser terrorista, aunque sus interrogadores le dijeron que si después de nueve horas no les parecía que estaba colaborando, podrían llevarlo a una comisaría y meterlo en la cárcel.

“Esta ley no la pueden utilizar los agentes de policía. Ellos la usan para obtener el acceso a los documentos o para detener a personas a las que no pueden detener legalmente bajo mandato judicial”, dijo Miranda. “Es un abuso absoluto de poder.”

Se le ofreció un abogado y un vaso de agua, pero él rehusó, porque no se fiaba de la autoridad de quienes le interrogaban. Las preguntas, dijo, fueron implacables. Sobre Geenwald, Snowden, Poitras y otra serie de cuestiones aparentemente al azar.

Incluso me preguntaron sobre las protestas populares en Brasil. Por qué no estaba la gente feliz y que sabía yo de lo que pensaba el gobierno al respecto”

Consiguió su primera bebida de una máquina de Coca-Cola situada en el pasillo después de ocho horas y fue puesto en libertad casi una hora más tarde. En los registros policiales figuraba que el interrogatorio había tenido lugar entre las 8,05 y las 17,00.

Incapaz de encontrar un vuelo inmediato para volver a Río, Miranda se lo comunicó a la policía del aeropuerto que lo acompañó hasta el control de pasaportes para que pudiese entrar a territorio británico y esperar allí.

“Fue algo absolutamente ridículo”, dice. “Primero me amenazan como a un sospechoso de terrorismo. Y después me dejan libre en territorio del Reino Unido”

A pesar de que cree que las autoridades británicas estaban actuando a las órdenes de EE.UU., Miranda dice que su visión del Reino Unido ha cambiado por completo como consecuencia de esta experiencia.

“Tengo amigos en el Reino Unido y me gustaría seguir visitándolos, pero no puedes ir a un país que tiene leyes que permiten privarte de libertad por nada!, dijo.

La Casa Blanca insistió el lunes en que no estuvo involucrada en la decisión de detener a Miranda, aunque un portavoz dijo que las autoridades estadounidenses habían puesto al corriente a las británica de antemano.

El gobierno de Brasil ha expresado su profunda preocupación por la “injustificable detención”.

Hablando por teléfono desde la casa de la pareja en el bosque de Tijuca, Miranda dijo que le parecía “increíble” estar de vuelta. “Es estupendo estar aquí. Sentí levantarse de mis hombros un peso que me aplastaba tan pronto me encontré aquí”. “En Brasil se siente uno muy seguro, muy seguro, dijo. Yo sabía que mi país me protegería y tengo confianza en mi marido por lo que sabía que él haría todo lo necesario para ayudarme.


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Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article35914.htm
 

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