Irán no amenaza a
nadie, y los líderes occidentales e israelíes lo saben. Como también lo
saben los representantes de los más de 100 países del Movimiento de los
No Alineados, reunidos en Teherán desde el 26 al
31 de Agosto, participando en la decimosexta “cumbre” de Países no
Alineados. Su presencia es un
respaldo y una confirmación de su apoyo a Irán, y una muestra de
desaprobación de la hostilidad y beligerancia occidentales, que confiere
prestigio a Teherán cuando más lo necesita.
Washington e Israel
apuntan implacablemente a la República Islámica. Los planes de guerra
llevan largo tiempo esperando ser llevados a la práctica. Los medios de
información sin escrúpulos y los llamados think-tanks o grupos de
reflexión de extrema derecha los respaldan. Están pagados para apoyar la
demolición y depredación de un país tras otro.
El Instituto Judío
para Asuntos de Seguridad Nacional (JINSA en sus siglas en inglés) se
considera a sí mismo “el grupo más influyente en cuanto a las relaciones
militares EE.UU.-Israel”. El JINSA “aboga a
favor de unos EE.UU. militarmente poderosos, una fuerte y sólida
política de seguridad y unos estrechos lazos militares con Israel y
otras sedicentes democracias por el estilo”. El JINSA apoya el
reino del terror de Israel, sus planes de dominio regional y su
beligerancia criminal contra los palestinos y otros enemigos regionales. El JINSA se fundó en
1976 para conseguir el apoyo total de Washington. Se trataba de cerrar
con un pacto de hierro la unión política entre los dos países. Conectaba
a los altos dirigentes del complejo militar-industrial de los dos
países.
En enero, el
periódico judío Daily Forward destacaba en primera plana “el liderazgo
de JINSA en continuo cambio después de la destitución”, diciendo debajo
del titular:
"El despido del
anterior director ejecutivo Shosana Bryen irrita a otros miembros de la
Dirección. Como protesta, los neoconservadores James Wollsey, Richard
Perle y Michael Ledeen dimiten del Consejo Consultivo".
El diario Fordward
atribuyó lo ocurrido a “un desordenado y oscuro cambio del poder en la
cúpula del grupo y a la lucha por seguir manteniendo la posición
relevante y la financiación del mismo en tiempos de recortes
presupuestarios y creciente competencia de otras causas sionistas”.
También está en
juego un sistema político atestado de neoconservadores. Las
Organizaciones rivalizan por conseguir influencia, credibilidad,
preeminencia y financiación. Contar con los ex altos cargos como
miembros del Consejo o Consultores resulta una cuestión clave. Lo mismo
que contar con individuos ricos y otros conectados con fundaciones de
derechas bien dotadas de fondos.
No es probable que
JINSA se quede sin miembros influyentes de los que realmente cuentan.
David Steinmann preside el Consejo Consultivo. Anteriormente encabezó
la Organización de la familia de extrema derecha William Rosenwald. Está
fuertemente unido al lobby israelí, a defensa y a otros intereses
empresariales.
El copresidente del
Consejo David Justman es director ejecutivo y consejero de patrimonio de
JP Morgan. El vicepresidente Morris Amitay es el anterior director
ejecutivo de AIPAC . También es el fundador del Comité de Acción
Política de Washington. Al igual que JINSA es un fanático halcón pro
israelí.
El Consejo
Consultivo incluye entre sus miembros numerosos generales y almirantes
retirados. Está atestado también de ideólogos de extrema derecha pro
israelí. JINSA no tiene escasez de personajes clave en representación
de los intereses israelíes, que a veces son totalmente contrarios a los
de Estados Unidos.
Stephen Walt y John
Mearsheimer incluyen a JINSA entre otros grupos influyentes que componen
el Think-Tank del lobby armamentista israelí. Sus objetivos suplementan
los del AIPAC. El Comité de Asuntos Públicos Israelo-Americano (AIPAC)
en sus siglas en inglés se centra en ejercer su influencia sobre las
políticas del Gobierno y el Congreso norteamericano.
JINSA se centra en
la cuestión militar, los lazos entre los altos cargos del Pentágono y el
IDF y el complejo industrial-militar norteamericano. Tras el 11-S JINSA y
los demás grupos de su calaña reclamaron la expansión de la respuesta
militar de Washington. Abogaron a favor de la guerra contra Irak.
Ahora JINSA quiere
la guerra contra Irán. Los titulares del 16 de julio pasado eran “Las
sanciones a Irán resultan peligrosamente ineficaces”, queriendo
decir:
"Los gobernantes
iraníes creen que pueden soportar las sanciones y esperar a que los
países se alineen para comprar su petróleo una vez que el estatus de
Irán como potencia nuclear sea seguro”. Irán todavía cuenta
con un ingreso sustancial procedente del petróleo. Sus reservas en oro y
divisas son muy grandes. Nada de lo que se hace actualmente contra Irán
va a conseguir que cambie su política. Las sanciones “son una táctica a
corto plazo condenada al fracaso en un futuro previsible”. Los ataques
cibernéticos, la propaganda, el asesinato de científicos nucleares
iraníes, las negociaciones y otras acciones similares pueden apaciguar,
pero no van a ayudar mucho. Mientras tanto, Irán “gana tiempo para
enriquecer más uranio”.
JINSA considera que
“la carrera de Irán para conseguir armas nucleares es un imperativo
estratégico” a pesar de que no exista evidencia alguna para probarlo.
Además “cree que el desafío a las sanciones occidentales a la vista de
todos es una razón adicional para que el mundo islámico emule el ejemplo
revolucionario de Irán”.
En lugar de mantener
las políticas actuales, JINSA aboga por descartar las nociones de
contención, estrechar lazos con los estados de la región, incrementar la
presencia del pentágono en Oriente Medio y promover una alianza regional
contra el desarrollo nuclear de Irán.
La gracia del chiste
de JINSA estaba en el final, cuando dijo:
“Prepararse para la
intervención militar en el momento óptimo, con independencia de
elecciones o de cualquier otra consideración política, reconociendo que
la amenaza creíble del uso de la fuerza militar es el mejor seguro para
indicar qué tipo de guerra tendrá la mayor garantía de éxito”.
Al igual que JINSA,
el Instituto Americano de la Empresa (AEI en sus siglas en inglés)
ejerce una tremenda influencia pública en la política. Fundado en 1943,
promueve “la libre empresa y una fuerte defensa de la misma centrada en
astutas relaciones internacionales y en las oportunidades de negocio que
proporciona” a los sectores dominantes de la sociedad Norteamérica para
incrementa su riqueza y poder.
El AEI está
conectado al Consejo de Intercambio Legislativo Americano (ALEC) por sus
siglas en inglés y no es un lobby o grupo de presión cualquiera. Es
mucho más poderoso que eso. Las grandes
corporaciones utilizan estratégicamente al ALEC. Ellos promocionan
legislación que beneficie su balance final. En los años 70 del
pasado siglo, AES alcanzó una gran prominencia a nivel nacional. Pasó de
tener doce “pensadores” residentes a tener 145 eruditos residentes, 80
profesores adjuntos y una gran plantilla de personal de todas las
disciplinas.
Ronald Reagan dijo
del AEI que era “una revolución en el campo de las ideas del cual
también él había formado parte. Su extraordinario grupo de trabajo es
testimonio del triunfo del think tank. A día de hoy los más importantes
los eruditos y los más destacados de EE.UU. provienen de nuestros think
tanks y ninguno ha sido más influyente que el Instituto Norteamericano
de la Empresa.”
Tras el 11-S, el AEI
fue uno de los más importantes arquitectos de la política exterior del
Gobierno de Bush. Era influyente en la promoción del cambio de régimen
en Irak mediante la guerra. Georges Bush se
refirió en tres ocasiones al AEI. Expresó la admiración que sentía,
diciendo que el “había estado tomando prestados” sistemáticamente a
algunos de sus mejores elementos”. Más de 20 miembros del AEI formaron
parte del Gobierno.
En junio de 2003, el
AEI y la Sociedad Federalista para el Derecho y los Estudios de
Políticas Públicas fundaron el observatorio NGO, un grupo israelí de
vanguardia. Desprecia la verdad, la equidad y la justicia. Cuando Israel
quiere una guerra, el NGO se pone rápidamente en la vanguardia.
Presidentes de
corporaciones y otros altos cargos forman el Consejo de dirección. Dick
Cheney es uno de sus miembros prominentes. Entre los académicos se
encuentran Nwet Gingrich, Paul Wolfowitz, John Bolton, John Yoo, Richard
Perle, Phil Gamm, Larry Lindsey, Glenn Hubbard, Charles Murray, Roger
Noriega y Lynne Cheney.
El AEI influye
poderosamente en la confección diaria del orden del día de la agenda
imperial de Washington. Actualmente lo hacen los halcones contra Siria
e Irán. Crean el peligro de guerra contra los regímenes de ambos
países. No son nada tímidos a la hora de promocionar la guerra
abiertamente.
Maseh Zarif es el
director de investigación y desarrollo del AEI para el “Proyecto de
Amenaza Crítica”. El pasado 22 de Agosto Zarif dio este titular a los
medios: “el complejo militar Iraní de Panchin y la conexión nuclear”, diciendo:”El programa de armas nucleares representa una seria
amenaza a la seguridad y los intereses de Norteamérica. Irán ha estado
trabajando en el desarrollo de componentes clave para la fabricación de
armas nucleares durante décadas – secretamente cuando puede y
abiertamente cuando se descubre – contraviniendo los tratados de no
proliferación nuclear que ha firmado y las obligaciones internacionales
que está obligado a cumplir”. “El régimen iraní ha
financiado una campaña intensiva de denegación y decepción dirigida a
facilitar el desarrollo de tecnologías clave para el desarrollo y la
infraestructura y, en última instancia, el cumplimiento de sus
ambiciones nucleares”.
Zarif trata de
inventar la realidad y no lo consigue. No existe absolutamente ninguna
evidencia que indique la existencia de un programa iraní de fabricación
de armas nucleares. Los dirigentes de Israel, Washington y de otras
naciones europeas lo saben. Como lo saben perfectamente los académicos
del AEI. Quizás Zarif debería consultarlos. No obstante él persiste en
afirmar que Irán avanza por tres vías interrelacionadas y paralelas: "la
adquisición de material fisible, la militarización, diseño de la bomba y
desarrollo del vehículo de lanzamiento". En Panchín, afirma,
se realizan experimentos relacionados con el armamento nuclear. Sus
acusaciones son espurias. No existe evidencia. Sustituye la realidad por
la retórica. La credibilidad es absolutamente nula. Está tratando de
encender la chispa de la guerra. También lo hacen otros académicos y
miembros del Consejo de Administración. Ellos priorizan la
preponderancia del Imperio. Devastar y saquear el mundo, un país tras
otro, es su forma de conseguirlo. JINSA y otros grupos de extrema
derecha concurren en la causa. Las sociedades por las que ellos abogan
no están diseñadas para vivir en ellas.
Fuente:
http://www.informationclearinghouse.info/article32291.htm
Otra información:
"El líder
espiritual del partido ultra-ortodoso Shas hace una llamada a los judíos
para que recen por la aniquilación de Irán".