Yo
también soy un bocazas
Ilustración y texto de O COLIS para
Zonaizquierda.org
Y
quizá por eso, porque también soy un bocazas, he tenido que reconocerlo
cuando he metido la pata, muchas veces. Pero, también como tú, Guillermo
Zapata, nunca he tenido que defender mis meteduras de pata, ni
argumentarlas, ni esconderlas, porque soy un metepatas puro y simple,
muy simple y elemental, además de que tú y yo sabemos que no serviría de
nada -ni siquiera a nosotros mismos, o menos que a nadie a nosotros
mismos-, y nos encontraríamos muy incómodos en “dondedijedigodigoDiego”,
ese lugar de los “pero” que despreciamos: Yo no soy homófobo, tengo
cantidad de amigos homosexuales, pero... Las mujeres y los hombres
debieran tener los mismos derechos, pero... Yo no hago distingos con las
razas, todos somos iguales, pero... Yo no digo que no lleves razón,
pero... (...no es el momento, dicen los que posponen siempre la
autocrítica para otro día o mejor momento).
No te conozco en persona, te he visto alguna vez por ahí, por los
lugares de Madrid que frecuentamos, yo voy y vengo desde hace mucho
tiempo, pero sólo porque soy mayor que tú; aunque en los últimos años te
has hecho notar bastante porque tienes convicción en lo que haces y
energía para hacerlo, y se te ha contagiado, se te nota, te lo noto, la
misma alegría que a mí. A ambos se nos revolvió algo cuando vimos en
2011 a la gente reuniéndose en Sol, acampando, debatiendo... casi como
siempre, casi como siempre. Pero había algo nuevo, definitivamente
nuevo, que nos atrapó. No sé a ti, pero a mí me invadió un cataclismo
interior que me cambió la composición del cuerpo, y me rebelé
cabreándome, conmigo y con el mundo. Me parecía que no me servía nada de
lo que tenía dentro para aportarlo a lo que veía se estaba desarrollando
tan naturalmente... yo creo que no era un prequincemayista como
seguramente lo eras tú. Me molestaba infinitamente el “inclusivismo”, la
tolerancia natural con el que se permitía que cualquiera dijera lo que
le viniera en gana, cuando yo no sabía qué decir. Y me callaba,
escuchaba y me callaba. Un bocazas como yo, me callaba y escuchaba, y
aprendía. Y poco a poco fui aprendiendo, sobre todo de mí mismo; aprendí
a aportar lo que tenía, y la gente que me rodeaba lo tomaba con
naturalidad.
Muchos políticos seguían mientras tanto citando autores y textos muy
recurrentes, en sus discursos y maneras se reflejaban los clásicos del
pensamiento, pero no como veía que lo hacía la gente a la que yo
acompañaba y me enseñaba a hacer míos todos esos textos y citas. Con la
gente del 15 de mayo hice mío lo que citaba antes, lo incorporé a mis
reflexiones, no citaba, relacionaba. Era mío.
Con todo esto y mucho más, y con mucha alegría y convicción, como la
tuya, hemos llegado a esto, por resumir: a Manuela Carmena (y todo lo
demás, claro). Y más alegría y convicción y ganas y voluntad de trabajo,
y ayuda para que salga bien. Los que no creían que esto llegaría a algo
se han visto desbordados por los acontecimientos, muchos de ellos tienen
el dinero, las armas, el control y, además, "Dios está con ellos", pero
nosotros tenemos la alegría de la gente que os ha elegido, y sus votos,
su voto para que salga bien. Yo os he elegido porque me he elegido “a mí
y a mis compañeros y por mí el primero”, que decíamos cuando éramos
niños. Y no van a ser los que no creen en nosotros, los que desconfían o
los que nos temen, los que nos van a decir quién sí y quién no sirve
para nuestro proyecto. Tú sirves, tienes la convicción, fuerza, ganas y
alegría para hacerlo, y si les sirviera de algo a los que quieren que te
vayas saber que sólo eres un bocazas natural y simple, te temerían más.
Por eso quieren que te vayas, por eso quieren que nos vayamos todos. No
te vayas, Guillermo, no le invites a irse, Manuela. Te queremos, te
queremos ahí Guillermo, porque si estás tú estaremos todos.