¿Qué es lo que inspira el movimiento de protesta de Turquía?

 

ALJAZEERA
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda

Durante el mandato del actual gobierno se ha producido un importante crecimiento económico pero los activistas creen que el primer ministro Erdogan tiene un plan oculto que desea poner en práctica.

 

Nadie pudo predecir que una simple sentada de protesta para evitar la tala de árboles de un parque en el corazón de Estambul y la subsiguiente construcción de un centro comercial en su lugar, provocaría rápidamente una ola de manifestaciones sin precedentes por todo el país.

El uso de la fuerza por parte de la policía contra unas manifestaciones inicialmente pacíficas en el parque Gazi de la plaza Taksim, junto con la escalada de declaraciones del primer ministro turco Recep Tyyip Erdogan sobre los incidentes, han colmado la paciencia de los frustrados turcos con una política legislativa restrictiva y conservadora diseñada y desarrollada por el AKP.

 

Nueve días después de la primera sentada, las protestas se han extendido al menos a 48 ciudades de Turquía con tres muertos y cientos, si no miles, de manifestantes y policías heridos.

Cómo empezó

El 28 de mayo era un día soleado y primaveral en Estambul, cuando unos 100 activistas iniciaron una sentada de protesta en el parque Gezi. El objetivo era impedir que el gobierno arrasara una de las escasas zonas verdes del corazón de la ciudad en aras de un proyecto urbanístico.

En la mañana del 30 de mayo la policía asaltó el parque utilizando cañones de agua y gases lacrimógenos para obligar a los pacíficos activistas a desalojar la zona, pasando la policía a continuación a quemar las tiendas y pertenencias de los activistas acampados. Los activistas, la mayoría de los cuales eran estudiantes, pidieron ayuda a través de Internet. Cientos de seguidores acudieron a la zona y ayudaron a recuperar el control del parque por parte de los activistas. En la redada policial que tuvo lugar al día siguiente, la policía dispersó a los miles de manifestantes por las calles adyacentes, donde se encontraron con barricadas de la policía que les impedían seguir o volver a entrar en la plaza.

Tras las manifestaciones básicamente pacíficas, se produjeron enfrentamientos en los que la policía hizo uso de gran cantidad de gases lacrimógenos durante toda la noche, no permitiendo que los manifestantes regresaran a la plaza de Taksim hasta la tarde del sábado. Entre los manifestantes había algunos miembros de grupos de izquierda y nacionalistas, pero la mayoría eran personas de clase media, turcos laicos. Algunos llegaron a la zona de protestas pertrechados con cascos y gafas de buceo y provistos de fármacos para paliar los efectos de los gases lacrimógenos.

“La policía ha superado todos los niveles de violencia, declaró a Al Jazeera Emma Sinclair de Human Rights Watch de Turquía, añadiendo que las autoridades habían hecho un uso de la fuerza excesivo y desproporcionado.

“Debilidad” de la oposición

El gobierno, por su parte, se disculpó por las repetidas cargas de la policía en la acampada, reconociendo que esta había hecho uso de una fuerza excesiva.

En los 12 años de gobierno del AKP, Turquía ha logrado logros económicos sin precedentes, al pasar de una economía afectada por la crisis, a un rápido crecimiento de la misma impulsado por el comercio y la inversión extranjera.

El Dr. Hatem Ete, de la Fundación para la Investigación Política, Económica y Social, un think-tank cercano al gobierno, relaciona los disturbios con la debilidad de los partidos políticos de la oposición en Turquía. Según el Dr. Ete, algunos grupos de la sociedad turca se consideran negativamente afectados por los acontecimientos de los últimos 10 años, como puede ser el caso de algunos militares, miembros de la judicatura, medios de comunicación y los círculos empresariales que han perdido terreno.

“Ellos perciben también algunas políticas del AKP como una amenaza a su estilo de vida, lo cual puede crear una identidad opositora”, manifestó el Dr. Ete a Al Jazeera. “Teniendo en cuenta que los partidos de la oposición están lejos de desplazar estas preocupaciones a la arena política y lejos de poder luchar en igualdad de condiciones contra el partido AK, las preocupaciones de este sector de la sociedad siguen creciendo”.

Jóvenes en las calles

Los jóvenes turcos, que han sido a menudo considerados como apolíticos después del golpe militar de 1980 y la posterior restauración de 1983, han salido a la calle y se han enfrentado a la policía en todo el país.

“Es la primera vez que me sumo a una manifestación y no estoy afiliado a ningún grupo político”, manifiesta a Al Jazeera un trabajador especialista en marketing de 28 años de edad. Al igual que muchos manifestantes, destaca que se unió a las protestas a título individual. “Vine aquí el viernes tras la represión policial de los manifestantes que se resistían pasivamente a la transformación del parque Gezi en un solar. Estoy contento porque mantenerlo tal como está es lo adecuado. No deseo que el gobierno trate de interferir en el estilo de vida de las personas”

Otro manifestante, de 26 años de edad, el publicista Nihan Dinc, nos dijo que estaba preocupado por el rumbo del país en el marco del gobernante partido AK. “Estamos aquí luchando por nuestra libertad, por un espacio para respirar. Estamos aquí para poder besarnos en público, beber alcohol, leer sin ningún tipo de censura. Estamos aquí por una vida sin censuras, sin ningún tipo de represión por parte del Estado”, nos confesó Dinc.

Otros dicen que el primer ministro, democráticamente elegido por amplia mayoría, actúa de forma autoritaria.”El primer ministro Erdogan cree que es un sultán, no escucha a nadie, no consulta con nadie”, nos dice Yesim Polat, un estudiante de 22 años de edad. “Él cree que tiene derecho a hacer todo lo que quiera”.

Estas opiniones son compartidas por la mayoría de los manifestantes. Un sondeo reciente realizado por investigadores de la Universidad Bilgi de Estambul, que entrevistaron a 3.000 activistas, revela que la ira de los manifestantes se dirige estrictamente contra Erdogan, no contra sus colaboradores ni contra su partido. El 92,4 de los participantes en las entrevistas manifestó que han salido a las calles a causa de la “actitud autoritaria” de Erdogan.

Fuat Keyman, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Sabanci de Estambul, dijo a Al Jazeera que “la reacción social que se ha producido está dirigida específicamente contra el primer ministro” y agregó que los disturbios han estallado porque no hubo respuesta a la acción democrática y que los medios tienen una gran responsabilidad en el desenlace.

¿Cómo se llegó a este punto?

Antes de que estallaran las protestas, los acontecimientos recientes habían preocupado y frustrado a muchos turcos laicos. Erdogan ha criticado públicamente el contenido de algunos programas de televisión, hizo varias declaraciones contrarias al consumo de alcohol y se había pronunciado en contra de las manifestaciones públicas de afecto.

Recientemente ha llamado “alcohólicas” a todas las personas que consumen alcohol, aunque luego cambió su definición por la frase “los que beben de forma regular”. El primer ministro también apoyó un anuncio pidiendo a las parejas jóvenes que actuaran “de acuerdo con los valores morales” y que no se besaran en la estación del metro de Ankara.

Tras las últimas restricciones sobre el alcohol, las tiendas que tienen autorización para vender bebidas alcohólicas deben cerrar a las diez de la noche. La nueva ley también prohíbe la publicidad de bebidas alcohólicas y no concede licencia para su venta a locales situadas a menos de 100 metros de lugares de culto o centros educativos. En el pasado, el gobierno también propuso prohibir el adulterio y el aborto, pero dio un paso atrás después de registrarse desórdenes públicos contra esta decisión.

Erdogan ha hecho caso omiso a los manifestantes, llamándolos “saqueadores” y calificándolos de grupos “ideologizados” o “marginales”. Nadie tiene derecho a aumentar las tensiones con la excusa de la tala de árboles”, dijo Erdogan en un reciente discurso público.

En sus diatribas contra la revuelta, suele intercalar referencias al éxito económico y ambiental del gobierno, que se hace llamar “el siervo de la nación”.

“El mensaje ha sido recibido”

Mientras tanto, otras voces del gobierno, así como el presidente Abdullah Gul trataron de aliviar tensiones, Gul pidió a los manifestantes que regresaran a casa, diciendo: “El mensaje ha sido recibido. La democracia no está sólo alrededor de las urnas.”

El viceprimer ministro Bulen Arinc se disculpó por las acciones de la policía en la represión de las protestas iniciales del parque Gezi, aunque agregó que el gobierno no “debe nada a los que causan daños”.

Erdogan hace con frecuencia comentarios acerca de la legitimidad de su partido y al hecho de que sacó el 50% de los votos en las elecciones de 2011.

A pesar de los comentarios conciliadores del presidente y del viceprimer ministro, Erdogan se ha mantenido firme, y las manifestaciones no han mostrados signos de que vayan a disminuir. La crisis social de Turquía parece que va a continuar.

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Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/features/2013/06/20136513414495277.html
 

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