Desarrollo por la élite y para la élite

 

Por Benjamin Selwyn, Le Monde Diplomatique, Edición en inglés

Ilustración de O COLIS
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org

 

La clase trabajadora hace el trabajo. Paguen a los trabajadores del mundo lo que vale su trabajo y los países podrán desarrollarse sin necesidad de aplicar los planes para el desarrollo de la “comunidad internacional”.


Jim O'Neill, de nuevo. Más conocido por haber inventado el acrónimo BRIC (ahora BRICS), para los grupos de países - Brasil, Rusia, India, China y luego Sudáfrica - que, según él, habrían de dominar la economía mundial en el siglo XXI. Ahora está sugiriendo que los MINTs (México, Indonesia, Nigeria y Turquía) tendrán el mismo crecimiento económico que China, si continúan con sus políticas económicas orientadas al mercado.

O'Neill, economista británico que trabajaba para el "calamar vampiro" banco de inversión Goldman Sachs, persigue un doble objetivo. La identificación de las economías emergentes adecuadas para servir de presa a la voraz inversión de la banda de banksters mundial y por decir que los BRICS y MINTs están llamando a la puerta del desarrollo y que si aplican las políticas económicas correctas, se abrirá de par en par a los beneficios del crecimiento económico. Su punto de vista es el del sistema mundial, que considera la avaricia de los bancos de inversión como la mejor contribución al desarrollo de los países pobres. Él y otros economistas neoliberales disfrazan las dinámicas centrales del desarrollo económico bajo el manto del capitalismo.

El mundo contemporáneo acumula una riqueza sin precedentes, junto a la pobreza masiva. La riqueza mundial total fue de $241000000000000 en 2013 y se espera que aumente a $334000000000000 en 2018. Sin embargo, la gran mayoría de la gente vive en la pobreza. Sugerir que el aumento de la riqueza y la pobreza mundiales están relacionados entre sí, y que la primera tiene es consecuencia de la segunda, es algo que no acepta la mayoría de quienes juegan al desarrollo internacional, porque revelaría la sórdida fundamentación de su visión del desarrollo.

La teoría más desarrollada - de libre mercado o estatista - explica la relación entre el capitalismo y la pobreza, sobre la base de la dicotomía entre la inclusión en el capitalismo frente a exclusión del capitalismo. El sistema capitalista global se describe como una fuente de oportunidades para los países menos desarrollados. Desde esta perspectiva, los países pobres lo son porque eligen serlo, no a causa de la naturaleza del capitalismo global, sino a causa de su exclusión efectiva del mismo. Políticas tales como la liberalización del comercio y la desregulación del mercado están diseñados para permitir a los países pobres aprovechar el dinamismo del capitalismo. El mercado mundial suele describirse como una escalera de oportunidades y riqueza. Una vez que los países pobres ponen el pie en el primer peldaño, pueden subir y acelerar el desarrollo humano de sus poblaciones indefinidamente.

El Director del Proyecto del Milenio de la ONU Jeffrey Sachs defiende el modo de trabajo extenuante bajo el máximo nivel de explotación que se practica en todo el Sur global, diciendo que los "talleres o fábricas de explotación son el primer peldaño de la escalera para salir de la extrema pobreza".

La idea del capitalismo como una esfera benigna de la actividad humana firmemente unida a otro axioma, como que la política del desarrollo en condiciones infrahumanas ha iluminado a los protagonistas económicos (estados, empresarios, instituciones internacionales y ONG) para la realización de acciones a favor de los pobres. El discurso del Desarrollo dice que los pobres "dispoderados" necesitan ser "empoderados" por la ayuda caritativa venida de lo alto. Los teóricos del desarrollo, como Paul Collier, argumentan en un estilo neo-colonialista, que los pobres del mundo en desarrollo deben ser liberados por la fuerza, de los gobernantes del estado de opresión mediante la acción militar occidental, como se hizo con la intervención británica en Sierra Leona en 2000.

Bajos salarios y largas jornadas


En esta concepción elitista del desarrollo, los empresarios innovadores, con el apoyo de los estados benignos, generan riqueza a través de la participación en los mercados capitalistas, riqueza que, acumulada por la élite que conforma la cúspide de la pirámide de población, escurre lentamente hacia abajo, por lo que el grueso de la población que forma el tronco de la pirámide, deberá estar agradecidos por la mejora de sus condiciones de vidas. Este punto de vista se basa en una paradoja. El proceso de creación de riqueza, ya sea a través de la incorporación a los mercados "libres", o mediante el proceso de generación y asignación de recursos dirigido por el Estado, exige la subordinación de las masas trabajadoras a los objetivos de la élite ( bajos salarios, largas jornadas laborales y sometimiento a la disciplina estricta de gestión, negación de los derechos sindicales y supresión de la acción política de los trabajadores).

El primer experimento a gran escala de desarrollo neoliberal se realizó en Chile bajo la dictadura del general Pinochet. Uno de los padres fundadores del neoliberalismo, Friedrich Hayek, escribió: "No he sido capaz de encontrar una sola persona, incluso en la tan denostada situación de Chile, que no estuviese de acuerdo en que la libertad personal era mucho mayor ahora con Pinochet de lo que lo había sido bajo [el ex presidente asesinado] Allende".

Tal vez el ejemplo más impresionante de desarrollo estatista contra reloj es Corea del Sur, que entre los años 1960 y 1980, se transformó de una economía agraria a una industrial muy dinámica. Esto se basó en el trabajo de masas, la represión y la explotación: los sindicalistas activos fueron enviados a campos de concentración, los trabajadores sufrieron las más largas semanas de trabajo del mundo, y las mujeres fueron sometidas a una estricta jerarquía de género.

Durante las últimas cuatro décadas, la clase obrera mundial se ha triplicado, pasando de 1000 millones a más de 3000 millones. En muchos países "en desarrollo" integrados en las redes de producción globalizadas, los trabajadores son empleados por empresas nacionales y transnacionales con salarios de pobreza. Deberán tener varios puestos de trabajo o trabajar muchas horas extraordinarias, por lo que su salud se resiente. La Agencia Católica para el Desarrollo (CAFOD) informa que en la industria de la electrónica en China, los trabajadores tienen que hacer horas extras ilegales (un día de trabajo, 15 a 16 horas) para ganar el salario mínimo, y en Tailandia los trabajadores subcontratados ganan un salario mínimo que no cubre la comida y los gastos del hogar. En Bangladesh 1.130 personas murieron cuando una fábrica de productos para Primark Matalan se derrumbó en abril de 2013. Muchos más han muerto en los incendios de las fábricas de prendas de vestir en todo el país.

Alejados de la escalera de las oportunidades, los trabajadores de las redes de producción globalizadas se incorporan a los sistemas económicos que reproducen la pobreza para sostener y aumentar las ganancias corporativas. Los argumentos de liberales y estatistas a favor de una mayor integración mundial se basan en la expectativa (y necesidad) de subordinación continuada de las clases trabajadoras a los objetivos de acumulación del capital.

El Banco Mundial y sus defensores argumentan que la pobreza mundial ha disminuido bajo el neoliberalismo. El Banco Mundial puede argumentar de esta forma, porque define la línea de pobreza como $ 1,25 por día, por debajo del cual no es posible llevar una vida digna. Si se aplica a Gran Bretaña, esto sería equivalente a 37 personas viviendo con un solo salario mínimo para todos, y sin otros beneficios. Lant Pritchett, un economista crítico del Banco Mundial, sugiere que sería más humano fijar la línea de la pobreza por debajo de $ 10 diarios. Aplicando este calculo, el 88% de la población mundial vive en la pobreza.

Si no le das a la gente la reforma social ...


¿Hay una manera de cambiar la relación entre el abismo de la pobreza y el aumento escandaloso de la riqueza mundial? Un concepto de desarrollo centrado en el trabajo llevaría a reconocer que la riqueza mundial se basa en el esfuerzo inhumano a veces de las clases trabajadoras. Se tendría en cuenta que las mejoras en los medios de vida de los trabajadores no se producen trabajando para el capital global, sino gracias a sus propias luchas por mejores salarios y condiciones de trabajo, igualdad de género, acceso a la tierra, y a la democracia política y económica. Los importantes beneficios para el desarrollo humano de las clases trabajadoras de Europa después de la segunda guerra mundial se debieron no a la generosidad de los capitalistas y los estados, sino a la amenaza de acciones revolucionarias de masas desde abajo: "Si no le das a la gente la reforma social, la gente te dará la revolución social”, como han hecho los bolcheviques, dijo Quintin Hogg, un referente del partido Tory (conservador), ante el parlamento británico en 1943.

En China, los aumentos salariales recientes y las pequeñas, pero significativas mejoras de los derechos de los trabajadores, se produjeron tras un fuerte incremento en lo que el Estado chino define como "incidentes de masas". En Brasil, el acceso a la tierra se ha ganado, no a través de un crecimiento económico o a las políticas benignas, sino a través del activismo de cientos de miles de trabajadores sin tierra. En la Argentina, abrumada por la crisis económica de la década de 2000, los trabajadores respondieron al desempleo haciéndose con el control de las fábricas. En muchas de estas fábricas, la productividad, el empleo y los salarios fueron aumentando a medida que los trabajadores disfrutaban de un grado sin precedentes de democracia en el trabajo y, por primera vez, de un incentivo real para colaborar y mejorar el fruto de su trabajo trabajo, al igual que mejoraron sus beneficiarios directos.

El desarrollo centrado en el trabajo trata del incremento del tiempo libre de los trabajadores, del control democrático de la producción y distribución de la riqueza, base real del desarrollo humano, en lugar de la obsesión psicopática de la acumulación infinita de capital. Esa visión concibe las clases trabajadoras del mundo en desarrollo como artífices de su propio desarrollo.

El discurso de los medios gubernamental-corporativos descarta las maneras alternativas en que las clases trabajadoras pueden ser agentes de su propio desarrollo, y piensan en ellos como dependientes de las elites para su salvación. Es el momento de pensar en cómo la mayoría puede lograr el desarrollo por sí misma.


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* Benjamin Selwyn es profesor titular de desarrollo internacional en la Escuela de Estudios Globales de la Universidad de Sussex y autor de La Crisis Global de Desarrollo, Polity, Cambridge, 2014

 

Fuente: http://mondediplo.com/2014/03/13development
 

  

 

 

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