La presión de EEUU para derrocar al gobierno de Venezuela es un error

La fuerte presión ejercida por EEUU para derrocar al gobierno venezolano de Nicolás Maduro enfrenta una vez más a Washington con toda América Latina


Por Mark Weisbrot, The Guardian
Ilustra
O COLIS
Traducción de Enrique Prudencio para Zonaizquierda.org


¿Cuándo se considera legítimo derrocar a un gobierno elegido democráticamente? La respuesta de Washington siempre ha sido muy sencilla: cuando el gobierno de EEUU lo ordena. No es de extrañar que esa no sea la manera en que lo ven los gobiernos latinoamericanos en general.

El domingo, los gobiernos del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela) emitieron un comunicado sobre las manifestaciones de la semana pasada en el que se calificaban "los recientes actos de violencia" en Venezuela como "un intento de desestabilizar el orden democrático". Los dirigentes de los países de Mercosur dejaron muy claro de qué lado estaban.

Los mandatarios reunidos declararon su firme compromiso con la plena vigencia de las instituciones democráticas y, en este contexto, rechazaron las acciones criminales de los grupos violentos que propagan la intolerancia y el odio en la República Bolivariana de Venezuela como herramienta política para derrocar al gobierno legítimo y democráticamente elegido por el pueblo.

Recordemos que cuando manifestaciones mucho más grandes sacudieron Brasil el año pasado, no hubo declaraciones de Mercosur o de los gobiernos vecinos. Pero no fue porque no quisieran a la presidenta Dilma Rousseff, sino porque esas manifestaciones no trataban de derrocar al gobierno democráticamente electo de Brasil.

El gobierno de Obama fue un poco más sutil, pero también dejó bastante claro cuál era su posición. Cuando el secretario de Estado John Kerry declaró: “Estamos particularmente alarmados por las informaciones sobre la detención de decenas de manifestantes antigubernamentales por el gobierno venezolano”, estaba tomando una clara posición política, porque muchos manifestantes cometieron actos delictivos: atacaron e hirieron a policías con trozos de hormigón y cócteles molotov, quemaron vehículos, destrozaron y prendieron fuego a edificios gubernamentales, y cometieron otros actos de violencia y vandalismo.

Un portavoz del Departamento de Estado cuyo nombre no se dio a conocer, fue aún más claro la semana pasada, cuando se refirió a las protestas expresando preocupación por “el debilitamiento de las instituciones democráticas bajo el actual gobierno de Venezuela” y dijo que las “instituciones tenían la obligación de dar una respuesta eficaz a la necesidades económicas y sociales legítimas de sus ciudadanos”. Estaban claramente apoyando las acciones de la oposición al deslegitimar al gobierno, táctica crucial de cualquier estrategia de “cambio de régimen”.

Por supuesto que todos sabemos a quien apoya en Venezuela el gobierno de EEUU en realidad, no trata de ocultarlo: hay 5 millones de dólares en el presupuesto federal de EEUU de este año para la financiación de las actividades de la oposición dentro de Venezuela, y esto es solo la punta del iceberg, que se suma a los millones de dólares de ayuda declarada de los últimos 15 años. Pero la desfachatez con que EEUU declara que está apoyando a la oposición para derrocar al gobierno de Venezuela, indigna a los gobiernos de la región, al ver que Washington está una vez más apoyando el derrocamiento de un gobierno en América Latina. Kerry hizo lo mismo en abril del año pasado, cuando Maduro fue elegido presidente y el candidato opositor a la presidencia Henrique Capriles afirmó que le había sido robada la presidencia. Kerry se negó a reconocer los resultados de las elecciones. La postura agresiva y antidemocrática de Kerry provocó una fuerte reacción de los gobiernos de América Latina que le obligó a cambiar de posición y a reconocer a regañadientes al gobierno de Maduro, (para aquellos que no siguieran estos acontecimientos, recordamos que no había ninguna duda sobre los resultados de las elecciones).

El reconocimiento de los resultados de las elecciones por parte de Kerry puso fin al intento de la oposición para deslegitimar al gobierno electo. Después de que el partido de Maduro ganara las elecciones municipales por un amplio margen en diciembre, la oposición quedó claramente derrotada. La inflación estaba en torno al 56% y había gran escasez de bienes de consumo pero a pesar de ello, una sólida mayoría siguió votando al gobierno. Su elección no podía ser atribuida al carisma personal de Hugo Chávez, que murió hacía casi un año, ni tampoco se podía argüir que fuese un acto irracional. Aunque el último año ha sido duro, en los últimos 11 años ‒desde que el gobierno tiene el control sobre la industria del petróleo‒ se han producido grandes avances en el nivel de vida de la mayoría de los venezolanos, que habían estado marginados y excluidos hasta entonces.

La gente tenía un montón de quejas sobre la economía, pero los ricos, los políticos de derecha que están en la oposición, no encarnan sus valores ni les inspiran confianza.

El líder opositor Leopoldo López ‒compitiendo con Capriles por el liderazgo‒ ha considerado que las manifestaciones actuales podrían obligar a Maduro a abandonar su cargo. Era obvio que no sería así, y lo sigue siendo, y la oposición ha decidido que si no se va por las buenas tendrá que hacerlo por las malas. El profesor de la Universidad de Georgia David Smilde opina que el gobierno lleva todas las de perder si la oposición le empuja a un escenario de violencia en las calles, mientras que la oposición podría tener algo que ganar.

Durante el fin de semana pasado, Capriles, que desconfiaba inicialmente de una estrategia potencialmente violenta para el “cambio de régimen”, pareció haber cambiado de opinión. Según Bloomberg News, acusó al gobierno de “manipular las protestas pacíficas para convertirlas en actos de violencia y represión”. Mientras tanto, López se burla de Maduro en Twitter después de que el gobierno cometiera el error de amenazar con arrestarlo: “No tienes agallas para arrestarme”, escribió el 14 de febrero:

@Nicolasmaduro: ¿Tienes agallas o no para meterme en la cárcel? ¿O estás esperando órdenes de La Habana? Te lo digo: La verdad está de nuestra parte
- Leopoldo López (@ leopoldolopez), 14 de febrero 2014

Esperemos que el gobierno no muerda el anzuelo. El apoyo Norteamericano a un cambio violento de gobierno, sin duda atiza el fuego, ya que Washington tiene total influencia en la oposición y, por supuesto, en los medios de comunicación del hemisferio.

La oposición tardó mucho en aceptar los resultados de las elecciones democráticas en Venezuela, que favorecían cada vez más a la Revolución Bolivariana. Intentaron derrocar al gobierno mediante un golpe militar, apoyado por EEUU en 2002, y al fallar, lo intentaron de nuevo mediante una huelga general en la industria petrolera. Perdieron en su intento de recuperar la presidencia en 2004 y pusieron el grito en el cielo, pero al año siguiente volvieron a perder las elecciones a la Asamblea Nacional sin ninguna razón para protestar. El fallido intento de deslegitimar las elecciones presidenciales del pasado mes de abril fue un retorno a ese pasado oscuro, pero no tan distante. Queda por ver hasta qué punto van a llegar esta vez para ganar por otros medios lo que no han sido capaces de ganar en las urnas, y durante cuánto tiempo contarán con el apoyo de Washington para derrocar al gobierno de Venezuela, aunque EEUU no cejará en su sabotaje económico y mediático.

 

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Fuente: http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/feb/18/venezuela-protests-us-support-regime-change-mistake
 

  

 

 

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