
La psicopatía, la política y el nuevo orden mundial
Estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma no es síntoma
de buena salud
P or Colin Todhunter
Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda
Cuando se intenta analizar lo que está pasando en el mundo, es
importante comprender el anterior proceso económico, social y político
que nos llevó a donde ahora nos encontramos. Resulta esencial la
comprensión de las placas tectónicas de la historia que llevaron a
ciertos países al fascismo, al comunismo o la democracia liberal
capitalista, por ejemplo (1) (2).
Al mismo tiempo, no obstante, puede llegar a ser fácil para nosotros
dejar de lado al individuo mientras enfocamos la perspectiva teórica en
lo referente a la “lógica subyacente al capitalismo” o a alguna otra
noción que se base en fundamentalmente en la teoría. Se puede llegar
hasta el punto en que el motivo o el intento (la mediación) individual
sea retocada en la narrativa porque la acción humana se considere que ha
sido conformada por el peso muerto de la historia u otras fuerzas
situadas más allá de nuestro control.
Aunque no se desee subestimar el rol que tales restricciones ejercen
sobre la acción humana, me gustaría llamar la atención sobre el
investigador Stefan Verstappen, que nos proporciona valiosa información
sobre cómo han conformado la acción individual y continúan moldeando la
sociedad (3)
Mientras que el maquiavelismo ha sido asociado siempre con la política y
la conducta pública, Verstappen cambia de alguna manera el enfoque,
argumentando que los individuos con personalidades psicopáticas hace ya
miles de años que tendían a tomar el poder y a imponer sus puntos de
vista y su voluntad sobre todos los demás. Con el fin de conseguir el
poder, afirma, las personas engañan, matan y mienten, mientras van
ascendiendo hasta la cumbre. Ya fuese por las matanzas que perpetraban o
por las mentiras de la realeza, las jerarquías religiosas, la casta
política y los oligarcas empresariales llegaban arriba, mientras los
buenos chicos han tendido siempre a ser los últimos.
¿Qué le induce a llegar a esta conclusión?
La psicopatía es un trastorno de la personalidad que se identifica por
características tales como la falta de empatía y remordimiento, la
criminalidad, la conducta antisocial, el egocentrismo, el encanto
superficial, la manipulación, la irresponsabilidad, la impulsividad y un
estilo de vida parasitario (4).
Con esta definición en mente, mire a su alrededor: observará las
actividades delictivas, parasitarias de los banqueros que han sumido a
millones de personas en la pobreza; observará la destrucción, la guerra
y la muerte que llevaron a las naciones a fin de que las empresas se
lucraran con el robo de los recursos naturales; observarán el
lanzamiento de bombas atómicas sobre civiles inocentes en 1945, o el uso
de uranio empobrecido que también afecta a los civiles inocentes; y
observará otros actos, desde el uso de escuadrones de la muerte las
guerras bajo la falsa bandera del terrorismo, que han llevado la muerte
y la miseria a un incontable número de seres humanos. Y todo porque
quienes tenían el poder querían mantenerse en él o querían conseguir aún
más poder, o porque los ricos querían mantener toda su inmensa riqueza y
aumentarla aún más.
Tomando como base estos terribles hechos, es fácil llegar a la
conclusión de que, en última instancia, las personas responsables de los
mismos, no se rigen por los mismos valores que la gente común. Resulta
fácil ver que no es la crema la que sube a la superficie, sino la
escoria en la mayoría de los casos.
Ahora bien, tal escenario puede parecer horrible, pero las personas que
tienden a controlar el mundo, los responsables de estos actos, son los
que tratan de imponer su visión deformada del mundo y sus perversos
“valores” a todos los demás. Las películas de Hollywood, la publicidad
comercial y la propaganda ideológica están transmitiendo machaconamente
el mensaje de que el hombre es lobo para el hombre, que la guerra y la
violencia infligida a otros países son necesarias, que lo que cuenta es
la competencia en vez de la cooperación, que la agresión y no el
pacifismo son la clave del “éxito”, y que el éxito equivale a amasar
cantidades de riqueza persona descomunales y hacer públicamente el mayor
alarde de lujo y derroche.
Según el diccionario.com, “son rasgos de una personalidad psicopática la
amoralidad, el comportamiento antisocial, la falta de capacidad de amar
o de establecer relaciones personales, el egocentrismo extremo, la
incapacidad de aprender de la propia experiencia, etc.”
Una vez más, teniendo también en cuenta esta definición, los actos antes
mencionados no se corresponden con el comportamiento de seres sociales
con consciencia de pertenecer a una comunidad, solidarios, altruistas,
con valores éticos y morales, sino exactamente todo lo contrario.
Y sin embargo, esta es la clase de basura que nos tenemos que tragar,
como parte de la normalidad cotidiana. Ya se trate del concurso de
televisión “Gran Hermano” o del espectáculo “El Aprendiz”, estos
“valores” son promocionados día y noche. El ganador de “Gran Hermano” es
la o el que es capaz de sobrevivir y superar a todos los competidores
que se encuentra en el camino en cuanto a doblez y puñaladas por la
espalda. El ganador de “El Aprendiz” debe ser el más agresivo, más
hipócrita, artero, astuto y dispuesto a pisotear a todos los demás. Y
quien decide cuál es el concursante más dotado de todas esas
“cualidades”, es un multimillonario que fue lo suficientemente astuto y
despiadado para llegar al extremo superior de la pirámide, habiendo
amasado cantidades inmensas de riqueza solo para su uso personal. ¡Estos
son los modelos a seguir para ser imitado y admirado!
Estas son las medidas del éxito, de la cordura, de “lo que es lo normal
y de sentido común”.
“Estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma no es un
síntoma de buena salud.” – Jiddu Crishnamurti.
Los competidores de “El Aprendiz” son individuos altamente motivados.
Pero no motivados por la necesidad de ayudar a la humanidad, al
sufriente prójimo, sino por el egocentrismo y la avaricia. Y, en última
instancia, estos son los valores que adoran muchos líderes de opinión,
altos cargos políticos y sus amos financieros.
Estos valores de egocentrismo, agresividad, competitividad, doblez y
codicia no se limitan a algún programa de televisión. No, son parte de
un proceso mucho más siniestro. Están inextricablemente vinculados y son
los que respaldaron acciones como la que causó la muerte de medio millón
de niños iraquíes por una cuestión geopolítica (5), o el envío de
fuerzas militares a las selvas de India para maltratar, violar y
controlar a la población más pobre de la tierra porque se interponía en
su camino hacia el lucro y la avaricia (6). Desde el Congo y Libia hasta
Siria y más allá, estamos siendo testigos del resultado de una
mentalidad terrible a la que nutre y ensalza la propia sociedad.
Demasiadas personas “se encuentran bien adaptadas a los valores de una
sociedad profundamente enferma”, tanto si residen en el centro de
Inglaterra, de Alemania o de Estados Unidos como si residen en las
urbanizaciones privadas del sur de Nueva Delhi o de Bombay. La humanidad
está siendo degradada hasta ser convertida en neurótica, perversa, cruel
y llegar a considerar esos rasgos como constituyentes de un
comportamiento normal, de sentido común. Y gracias a los medios de
comunicación, esto arraiga en las personas desde la más temprana edad
siendo entendido como “de sentido común” y comportamiento normal,
mientras a quienes lo cuestionan se les considera ridículos y son objeto
de burla por parte de un sistema que genera una mentalidad de masas
inmune a sus propias mentiras.
Si todo esto se debe a la psicopatía, al narcisismo o a una
“personalidad maquiavélica”, es algo abierto al debate. Por otra parte,
como se deduce en primer lugar, los factores históricos y sociológicos
suelen obligar moralmente a las personas, por lo general decentes, a
actuar de maneras terribles. El debate dentro de la sociología académica
entre estructura y acción humana es a la postre un debate muy largo (7).
Cualquiera que sea la causa de fondo, como comunidad global estamos
sometidos, mediante alimentación forzada, a una dieta de valores
perversos y acciones destructivas, todo falsamente justificado sobre la
base de que “no hay alternativa” y la necesidad obliga.
El capitalismo corporativo, el consumismo, el nuevo orden mundial, la
guerra contra el terror (o contra las drogas, o la guerra humanitaria,
cualquier opción es válida), el neoliberalismo, llámalo como quieras,
pero todo se basa en la sucia mentira de que quienes lo controlan lo
hacen de corazón y por el bien de la humanidad. Es mentira. Por todos
los medios posibles (la guerra, el asesinato, la tortura o la
propaganda, tratan de convencer a la gente de lo contrario). ¿Qué precio
tiene la vida humana? Ninguno en absoluto para tales personas.
Notas
1) Robert Brenner (1976) “Agrarian Class Structure and Economic
Development in Pre-industrial Europe”. Past and Present 70
2) Barrington Moore (1993) (Primera publicación en 1966) Social origins
of dictatorship and democracy: lord an peasant in the making of the
modern world
3) Defense Agaisnt the Psychopath (2013) http://www.youtube.com/watch?v=HQkDv03hz
l w
4) Polaschek, D. L. L. Patric, C.J., Lilienfeld, S. O. (15 december
2011) Po lic“Psychopathic Personality: Bridging the Gap Between
Scientific Evidence and Public. Psychological Science in the Public
Interest 12
5) Reuter Report (2000) UN Says Sanctions Have Killed Some 500.000 Iraqi
Children http://commondreams.org/headlines/072100htm
6) BBC Newsnight interview with Arundhati Roy (2011): http://www.youtube.com/watch?
7) Coli Hay (2001), What Place for Ideas in the Structure-Agency Debate?
Globalisation as a “Process Without a Subject”:http://.criticalrealism.com/archive/cshay
wpisad.htm
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Fuente:
https://www.theinnoplex.com/news/newssub/psychopathy-politics-and-the-new-world-order
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