MUNICIPALIA: PROYECTO o PROGRAMA

 

Texto e ilustración de O COLIS para Zonaizquierda.org


Este pasado fin de junio asistí en Madrid a dos convocatorias diferentes, una en la plaza de Las Descalzas, y otra en Medialab-Prado.

 

Ambas trataron a grandes rasgos de la confluencia de intereses políticos y de la manera de llevarla a cabo eficazmente para arrebatar el poder a la derecha rampante en los ayuntamientos de la Comunidad de Madrid y, por extensión, a la derecha española en todo el Estado.


Hace ahora un año (17/06/2013) publiqué en Crónica Popular un artículo que titulé 15M: fluir o confluir, que trataba de esta cuestión que creía yo era ya básica en la forma de entender y trabajar en y para el movimiento quincemayista en ese momento, y que hoy es ya evidentemente una cuestión principal que, más que dividir el movimiento, lo ha hecho metabolizarse en formas diversas. Porque todo cambia constantemente, por supuesto, es inevitable, y, sin duda alguna, el cambiante 15M ha influido y sigue influyendo en la sociedad española con sus modos y propuestas y, algunos, muchos de sus miembros, también han confluido individualmente en plataformas o influido respectivamente en sus grupos o partidos políticos a los que, por otra parte, no han dejado de pertenecer, porque el movimiento nunca ha sido incompatible con la militancia y pertenencia a otros grupos y partidos. De hecho, una de las características más definitoria es que, además de asambleario y de consenso, es inclusivo. Esta cuestión que creo esencial es entendida por otros como conflicto de fondo. Sin embargo, este conflicto esencial, porque tiene características centrífugas y centrípetas, ha dinamizado y sigue removiendo y haciendo avanzar al movimiento 15M.


En la reunión de Las Descalzas estábamos unas veintitantas personas, algunas pocas en actitud de oyentes, entre ellas yo; otras se representaban aparentemente sólo a sí mismas y el resto se declaraban pertenecientes a grupos, movimientos, plataformas o partidos. Por esto, las exposiciones y propuestas sobre la forma en que debiera confluirse para obtener en las próximas elecciones municipales el resultado pretendido, y así fue declarado por todos los que acudimos la convocatoria, eran muy diferentes. Esta reunión, ya marcada por el fracaso dada la escasa asistencia de gente, fue posteriormente rematada por la insistencia argumental de algunos que creen que la “confluencia necesaria” consiste en seguir su programa, evidenciando no tener la más mínima intención de confluir puramente en proyectos comunes sino en atraer o hegemonizar la propuesta general hacia la suya, de su grupo o partido. En general, este tipo de filo confluyentes o neoconvergentes, cuando hablan del 15M lo dan por muerto, incluso hacen todos ellos un gesto característico colocando una mano plana, con todos los dedos juntos, alejándola del cuerpo y dirigiéndola hacia abajo, como cuando se quiere indicar que algo, un submarino, por ejemplo, se ha hundido hasta el fondo de las procelosas aguas que se lo han tragado. De hecho, recuerdo que estas mismas personas daban ya por muerto en Madrid el movimiento a las pocas semanas de haber comenzado a disgregarse en diferentes asambleas, plataformas y proyectos ciudadanos.

 

También la derecha y la izquierda sectaria pensaron que el movimiento había desaparecido, o se había ido a casa, cuando dejaron de verlos acampando y dando bulla, porque lo entendían o como un folclorismo de los tiempos, o como expresión pasajera e inane del descontento social en general, aunque lo consideraban apolítico. Ahora ya no lo ven así, claro, les ha sorprendido la aceptación y apuesta de los votantes por Podemos. Y la derecha más arrogante lamenta ahora haber dejado que los medios que controlan hicieran gratuitamente la propaganda de esta plataforma política y de sus líderes y representantes -que hubiera sido impagable de haberlo pretendido estos-, y la izquierda sectaria ha medio entendido que también es necesaria la autocrítica y el saneamiento político entre ellos mismos si quieren atraer nuevos votantes y resultar creíbles. Aunque ya digo que lo han entendido a medias, porque siguen insistiendo en que les sigamos ciegamente, a sus líderes y a sus programas.


En la convocatoria por un municipalismo democrático, Municipalia, sin embargo, todo parecía más organizado, incluidos los objetivos, partiendo del proyecto de democracia territorial del 15M. De hecho, ya el 24 de mayo, unas 60 personas pasaron el día discutiendo “la posibilidad de afrontar el objetivo de la reapropiación democrática de las instituciones municipales”. Todas estas personas, que asistieron de forma individual, provenían de distintas asambleas: Tetuán, Malasaña, Lavapiés, Móstoles, Alcorcón y Cienpozuelos; colectivos: feministas, ecologistas, de economía social, vivienda, Alternativas desde Abajo, En Red y Movimiento por la Democracia, Traficantes de Sueños, Observatorio Metropolitano, Oficina Precaria, Auditoría Ciudadana de la Deuda, Tabacalera, Patio Maravillas, algunos Círculos de Podemos; y candidaturas municipales y ciudadanas ya constituidas, como Aúpa Acorcón y Unión Vecinal Asamblearia de Móstoles.


En Municipalia se nos invitó a los asistentes, cerca de cuatrocientas personas, a debatir varios temas, tratándolos por separado en grupos de trabajo y diferentes espacios de este Mediolab Prado, de once de la mañana a dos de la tarde, quedando a partir de esa hora para que los relatores de cada grupo informaran a todos de cómo había discurrido cada reunión, y si se había llegado a conclusiones y consensos en los siguientes temas: ¿Cómo continuar este proceso? ¿Qué protocolos tendrían que caracterizar a unas posibles candidaturas? ¿Cómo se federarían estos proyectos en la región de Madrid? ¿Cómo articular un proyecto municipalista para una ciudad de más de tres millones de habitantes? Por la tarde volvimos a reunirnos en tres grupos de trabajo, fundamentalmente para tratar el tema de las candidaturas, proyectos y herramientas de trabajo en las próximas 40 semanas que faltan, tiempo que para algunos resultaba francamente escaso, y a otros parecía suficiente. Cada grupo de trabajo fijó fechas para próximas reuniones en las que seguir profundizando en el proyecto.


De la misma forma que el conflicto de fondo en el movimiento 15M parecía residir en la alternativa: influir o confluir, ahora parece que el conflicto está en la forma de compatibilizar el interés que tenemos algunos por los proyectos concretos, con el que demuestran otros por un programa específico. Es tan evidente que se puede acometer el proyecto municipalista sin necesidad de que los movimientos sociales hagan bulto en el censo de votantes de los partidos, como lo es la posibilidad de acoger a miembros de partidos a título individual para llevar a cabo el proyecto que surja de Municipalia. Porque entre las características singulares que podría incorporar el proyecto cabría una nueva forma de alternancia en la responsabilidad representativa, entre otras muchas particularidades posibles cuyos objetivos residieran en el saneamiento político, asunto este urgente, la transparencia en la ejecutoria de los objetivos consensuados, y la participación plena de la ciudadanía. Precisamente por todo esto que debiera constituir la columna vertebradora del proyecto, no sería necesario el criterio de unidad programática ni de identidad ideológica, teniendo en cuenta que el movimiento 15M sigue tratando de conseguir que las instituciones tengan un funcionamiento democrático real, es decir que responda a las demandas concretas en los temas concretos que la ciudadanía exige se atiendan.


Parece ser que hoy, los partidarios de que el movimiento 15M siga influyendo, sin necesidad de convergencia alguna con los partidos que suponen afines, también creen más en los proyectos que en los programas. En la temporalidad de los compromisos que en la lealtad a los programas generalistas. Pero, en cualquier caso, habrá que encontrar consensos para armonizar las convicciones de todos los que estamos por lo que los promotores de este Municipalia, que se reunieron el 24 de mayo pasado, definieron como: “la posibilidad de afrontar el objetivo de la reapropiación democrática de las instituciones municipales”.
 

  

 

 

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