En el
origen de la corrupción están las malas prácticas…
Pasan inadvertidas pues suelen consistir en conductas que facilitan o
conceden beneficios escasos pero legales (licencias, crédito,
calificaciones, contratos); o ilegales (exenciones, condonaciones,
permisos, ocultaciones, omisiones, hostigamientos, investigaciones) [1],
que involucran a agentes privados, empleados de entidades financieras,
cargos públicos y funcionarios no siempre de un nivel alto de la
administración (p. ej. casos Fórum y Afinsa). En muchos casos se trata
de actantes o partícipes corruptos con mediana autoridad a la hora de
distribuir un beneficio escaso, que utilizan (para elegir beneficiarios)
procedimientos diferentes a los regulados, bien sean lícitos o ilícitos
(p. ej. caso Ático). A menudo estos partícipes despliegan métodos que
los refuerzan recíprocamente y que subsisten a lo largo del tiempo (p.
ej. caso Malaya). Métodos que no consisten exclusivamente en los medios
efectivos para esconder los pagos y lograr la colocación o regulación o
blanqueo de fondos ilícitos, también pueden ser desplegados para alterar
servicios y contratos de carácter público o privado en procesos de
gestión y externalización, o de privatización cuando se trata de
servicios y contratos públicos (p. ej. caso Estepona).
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22 de
marzo de
2017
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Fuente: http://ctxt.es/es/20170322/Firmas/11744/