Alemania está destruyendo el euro.

 

Por: Mike Gold para Blog Occupy London
Traducción: Enrique Prudencio para
Zonaizquierda.org

Es una amarga ironía que este año sea el septuagésimo aniversario de la conferencia para el Acuerdo sobre las Deudas de Londres, y que Alexis Tsipras, líder del partido griego Syriza, esté sugiriendo que es necesaria una conferencia similar otra vez. En 1953 la deuda de Alemania Occidental fue rebajada a un 60% y se le concedió un plazo de 30 años para pagarla; hoy son Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, España y posiblemente Francia las que necesitan rebajar la deuda, pero la que representa el mayor obstáculo ¡es Alemania!

A veces, conocer el pasado facilita la comprensión del presente. La historia de la Europa de post-guerra es la historia de las soluciones económicas a problemas políticos, y la creación del Euro no es una excepción.

El problema político inicial era la preocupación y el temor de Estados Unidos a que una gran parte de Europa Occidental pudiera inclinarse del lado del comunismo al terminar la Segunda Guerra Mundial. Y no era porque los soviéticos fuesen a lanzar una guerra relámpago a través del telón de acero, sino porque la gente estaba hambrienta en Alemania Occidental donde los cigarrillos Lucky Strike eran una moneda más estable que ¡el marco alemán! Estas eran las malas noticias que el Presidente Harry Truman oyó de labios del Secretario de Estado, el General Georges Marshall después del viaje de inspección de este por Europa en 1947.

El resultado fue el Programa de Recuperación Europea , más conocido como Plan Marshall, compuesto en parte de préstamos y en parte de donaciones. Uno de los objetivos económicos de la ayuda del Plan Marshall era la reducción de barreras al comercio en Europa, que fue también uno de los objetivos del Mercado Común, que siguió al Plan Marshal casi sin solución de continuidad.

El mercado Común fue una unión económica, y una vez más, era una solución económica a un problema político. A mediados de la década de 1950 la ingeniería y la industria pesada de Alemania habían sido reconstruidas con la ayuda del Plan Marshall y ya estaban de nuevo en auge. Sin embargo, el legado de la guerra significaba que Alemania Occidental era un Estado paria en la escena política internacional.

Francia, como una de las potencias victoriosas, era justo lo opuesto y tenía un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Todavía retenía la mayorías de sus colonias pero, al contrario que Alemania, tenía un alto presupuesto de defensa, e incluso después de recibir la ayuda del Plan Marshall, seguía teniendo una economía en crisis plagada de pequeñas explotaciones poco rentables. Con el Mercado Común se pretendía dotar a Alemania de voz política en la escena mundial y la Política Agrícola Común (CAP en sus siglas en inglés) facilitaba la transferencia de dinero de los contribuyentes alemanes a esas explotaciones económicamente inviables.

Francia y Alemania fueron los principales protagonistas del Mercado Común original de 6 países y cuando cayó el muro de Berlín en 1989 contaba con 12 miembros, incluyendo a Gran Bretaña. Ahora la Unión Europea cuenta con 27 miembros, muchos procedentes del antiguo Bloque del Este. En la década de 1990, las prioridades de los políticos y del “establishment” europeo era forjar de una Europa federal (una Europa integrada en la que ninguno de sus miembros entrara en guerra con otro ni fuese dividida por un Telón de Acero). Por desgracia para sus propulsores, los ciudadanos europeos no deseaban una Europa Federal, y la solución a este problema político fue el Euro, una solución económica condenada al fracaso. No es ningún secreto que Grecia estaba deseando entrar en el Euro. Pero este no es el predicamento actual de Grecia, sino que es más bien la realidad mostrada por la práctica de que los países dispares que formaron el Euro no tenían en común todo lo necesario para que la moneda común funcionara. Los países estaban en diferentes fases del ciclo económico, y los impuestos, los tipos de interés, los salarios y las tasas de inflación, eran diferentes. Para que un solo tipo de cambio hubiese funcionado en los 17 países, hubiese sido necesario un milagro.

Países como Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España prosperaron inicialmente cuando los bancos de Alemania y de otros países ofrecían cuantiosos préstamos a lo que para ellos eran tipos de interés históricamente bajos. Los bancos habían decidido que no era necesario tener en cuenta el factor riesgo puesto que estos países estaban en la zona Euro. Parte del dinero fue invertido en proyectos de infraestructuras pero una gran cantidad fue despilfarrada, especialmente en la creación de burbujas inmobiliarias en España e Irlanda.

En 2008, la temeraria concesión de préstamos empezó a mostrar que el Euro era una buena moneda solo para los buenos tiempos. El mayor fallo consistía en que para países como Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, el Euro estaba muy sobrevalorado, por lo que tenían que devaluar para que sus economías fuesen competitivas, con el fin de tener alguna posibilidad de sobrevivir en una recesión mundial. Pero la pertenencia al Euro prohíbe que cualquier país pueda devaluar de forma individual, por lo que la única opción era una devaluación interna, llamada “recortes” y “austeridad”.

Justo cuando el Euro está sobrevaluado para algunos países está infravalorado para otros, especialmente para Alemania. Como consecuencia, sus exportaciones son ultra-competitivas, tanto dentro de la Eurozona como fuera y especialmente el equipo industrial y los coches de lujo para vender a China. ¿De qué magnitud es la infravaloración del Euro para Alemania? No hay forma de contestar con precisión a esta pregunta, pero podría ser de un 20% o 30%. Resulta interesante observar que las tasas de paro en Alemania se han reducido a la mitad desde que se unió al Euro. De hecho, si no hubiese sido por el Euro, el último milagro económico alemán podría no haberse producido nunca.

Keynes señaló que si un país tiene superávit, otros países tendrán déficit y si el país que tiene superávit no gasta este superávit en un período de aproximadamente un año, el superávit se debería devolver a los países con déficit. Cuando escribió esto en la década de 1930, el país que tenía superávit, por supuesto, era Estados Unidos. Actualmente son China (172.5 billion* de dólares norteamericanos) y Alemania (188.4 billion)2*.

La pregunta que cabría hacerse en la Eurozona es ¿cómo se propone Alemania devolver este superávit? ¿Debería hacerse por el Gobierno, por los ciudadanos individuales, o por una combinación de Gobierno y ciudadanos?

Si los alemanes hubiesen utilizado su superávit para comprar mercancías y servicios a los países pobres del Euro, aunque la actual crisis del Euro no hubiese sido advertida, habría sido menos severa con toda seguridad. Si los bancos alemanes no hubiesen prestado con tanto entusiasmo el dinero a tan bajo interés a todos y cada uno, hubiera habido menos burbujas inmobiliarias y de todo tipo. Ahora, probablemente, ya es demasiado tarde para que los alemanes enmienden el entuerto, saquen sus ahorros y empiecen a gastárselos, preferentemente ¡yendo todos de vacaciones lujosas a Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España¡

Otra forma de devolver el superávit es que Alemania reconozca que el beneficio real que ha obtenido gracias al Euro alcanzaría de sobra para condonar las deudas de Grecia, Portugal, Irlanda, España y posiblemente Francia.

Hay una gran cantidad de capital político amarrado al Euro, pero salvar la reputación de las naciones y los individuos no resolverá las crisis del Euro. Si Alemania no devuelve el superávit y desea realmente que el Euro sobreviva, otra solución posible sería que la propia Alemania abandonara el Euro. Con ello se produciría automáticamente la devaluación que necesitan urgentemente los demás países. Si el gobierno alemán permanece en el Ero y no escucha a personas como Alexis Tsipras renegociando las deudas pendientes y frenando en seco la austeridad que asola Europa, se producirá un gran incremento del malestar social y una muerta lenta y muy dolorosa del Euro.

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Fuente: http://occupylondon.org.uk/archives/25787


 

 

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